A menudo se ha escuchado decir a diferentes representantes del partido ARENA, incluida su fórmula presidencial, ante los cuestionamientos ciudadanos por su pasado, como los casos de corrupción, que fueron “hechos del pasado y que los cometieron otros”.
Lo anterior es cierto, pero hay acciones que, muy simbólicas por cierto, debería asumirlas la dirigencia de ARENA, y sobre todo, la fórmula presidencial, para desligarse de esos hechos, y demostrar que están en contra de lo ocurrido.
Lamentablemente, hacen todo lo contrario. El domingo pasado, por ejemplo, ARENA lanzó su campaña electoral una vez más en la población de Izalco, lugar escogido por Roberto d’Aubuisson y sus seguidores, hace décadas atrás, para avalar la matanza de la población indígena y campesina, para sellar que “El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán”, como dice un estribillo del himno de ARENA y que se convirtió en el slogan anticomunista que aún enarbola la dirigencia y los financiadores de ARENA.
Seguir avalando la matanza de la población indígena de la zona occidental del país es una aberración histórica y política, sobre todo, porque los pueblos originarios han sido reconocidos por Naciones Unidas, al igual que la Constitución de El Salvador.
Con los gobiernos del FMLN la población indígena tiene un tratamiento distinto, el principal, es reconocerla. De allí que seguir avalando el genocidio indígena en Izalco como lo hace ARENA es un total desatino y un desprecio a nuestros pueblos originarios.
Otro grave error de ARENA es no haber pedido perdón por el magnicidio de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, hoy Santo de la Iglesia Católica y Presbiteriana, entre otras, dado que el fundador de ese partido político, d’Aubuisson, es quien ordenó el asesinato del santo, al igual que los financiadores de ARENA de aquella época, tal como lo señala la causa de canonización del Obispo Mártir.
Otro caso es la corrupción en sus gobiernos, y ante la falta de una disculpa pública y otras acciones, el pueblo mantiene en las redes sociales la campaña de “devuelvan lo robado”.
ARENA necesita acciones simbólicas para desligarse de su pasado.