Luis Armando González
Una de las noticias del momento –que pudiera dar la pauta para una coyuntura ficticia— es la invitación al diálogo hecha por el máximo dirigente del COENA, Mauricio Interiano, al Presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén. “Interiano dice que buscará acuerdos con el Ejecutivo”, se puede leer en una nota de prensa. Y en otra: “Interiano y Sánchez Cerén acuerdan iniciar diálogo”. En efecto, a la petición de Interiano, el Presidente Sánchez Cerén respondió positivamente de forma inmediata, añadiendo en su respuesta que ese diálogo debía estar animado por una “visión de país”.
Naturalmente que la iniciativa de Interiano constituye una novedad en el posicionamiento político de ARENA, caracterizado –hasta el reciente nombramiento de sus nuevas autoridades— por el rechazo, el sabotaje y la descalificación del quehacer del gobierno en sus diferentes esferas de actividad.
Desde las fuerzas de derecha, en su conjunto, se tejió una estrategia de desestabilización política que, entre otras cosas, entorpeció los llamados a buscar acuerdos de país que Sánchez Cerén ha venido realizando desde su toma de posesión, en junio 2014, como Presidente Constitucional de la República. Una de sus iniciativas más firmes fue la creación una Mesa Interpartidaria para abordar y buscar solución a los graves problemas del país; precisamente, esta iniciativa presidencial se fue por la borda debido al retiro de ARENA, pese los reiterativos llamados del Presidente de la República para que el partido se reintegrara a la Mesa.
Así pues, es claro que desde el lado del gobierno la disposición a buscar acuerdos con ARENA, pero también con el conjunto de actores nacionales, ha sido permanente, tal como lo pone de manifiesto la constancia del tema en los discursos e intervenciones públicas del Presidente de la República. En este sentido, pareciera que, desde ARENA, ahora se le toma la palabra al Sánchez Cerén, lo cual de, estar expresando una voluntad política clara y honesta en las filas areneras, abriría un importante espacio de acercamientos políticos en vistas a concretar acuerdos de país, en la línea propuesta por el Presidente Sánchez Cerén.
El supuesto es, claro está, que Interiano no sólo esté hablando en serio al invitar al Presidente de la República a un diálogo, sino que también haya en ARENA –y también en sus socios y aliados— una corriente de opinión con suficiente poder e influencia para que en ese partido –y en un segmento de la derecha empresarial y mediática— se opere un giro que lleve a un realismo pragmático que es clave para resolver los problemas del país de manera concertada.
O sea: es importante considerar la seriedad (o no) de la iniciativa de Interiano que, de serlo, estaría anunciando un nuevo liderazgo en ARENA, más decidido a ver El Salvador como un país cuyos problemas van más allá de los intereses particulares de un sector o de las anteojeras ideológicas heredadas de la guerra fría. Pero también hay que considerar la capacidad de la nueva dirigencia del COENA para lograr, en el seno de la derecha empresarial y mediática, los consensos necesarios para poder hacer planteamientos serios al gobierno, buscando el bienestar colectivo, y no la defensa acérrima de los intereses de los ricos más ricos del país.
Si lo de Interiano es un juego de espejos –lo cual es ciertamente posible— estaríamos ante una estratagema propagandística que, además de prestarse a la creación de una coyuntura ficticia de las más puras –porque no habría nada de realidad en la misma— podría estar sirviendo para ocultar nuevas arremetidas desestablizadoras, que se estarían preparando a la sombra de un discurso dialogante y conciliador. Sin duda, habrá quienes lean –y con razón— la invitación al diálogo realizada por Mauricio Interiano en este sentido, temiendo lo peor de una derecha que, al fin y al cabo, está acostumbrada a las artimañas, los golpes bajos y la trampa.
Con todo, es Interiano, la nueva cúpula del COENA y sus socios más realistas y pragmáticos en el mundo empresarial y mediático quienes irán dando pruebas de la seriedad (o no) de sus intenciones y voluntad para buscar acuerdos con visión de país. Y a esto no se le puede dar largas: las próximas semanas serán la prueba de fuego para medir esas intenciones y esa voluntad que, de ser firmes, serán una pieza importante para el gran acuerdo nacional, al que ha llamado el Presidente Sánchez Cerén, en el marco de las celebraciones del XXV Aniversario de los Acuerdos de Paz en enero de 2017.