Luis Armando González
“La derecha defiende los intereses de los privilegiados, en tanto la izquierda se preocupa por los desamparados”.
Mario Bunge
Ante todo, estoy seguro de que la ecuación que hace de título para estas líneas me va a granjear reclamos por parte de varias personas que conozco –no necesariamente amigas—, pero la propongo, con los comentarios que añadiré más adelante, como una fórmula que –por lo menos en mi intención— nos ayude a ordenar un poco la discusión sobre la actual coyuntura política. Antepongo esa ecuación a esa otra que se puso en circulación hace un tiempo –la que dice “ARENA = FMLN”— que estimo vacía de contenido informativo, por más que haya quienes la consideren una obra maestra de la creatividad política. Es tan vacía que demolerla no cuesta nada. Así, desde las matemáticas, dos objetos matemáticos son considerados iguales si poseen el mismo valor, lo cual quiere decir, por el criterio de identidad, que dos objetos matemáticos iguales son uno y el mismo.
Aplicado a la ecuación citada, lo que se nos quiere decir es que ARENA y el FMLN son una y la misma cosa, lo cual es un absurdo de enormes proporciones1. Por lo mismo, sería absurdo plantear cosas como “ARENA = GANA = PCN = PDC”. Las diferencias de distinto carácter entre cada uno de esos partidos –que permiten ubicarlos ideológicamente como de extrema de derecha y derecha moderada— impiden esa asimilación.
Esas diferencias son salvaguardadas por la relación aditiva entre ellos, pero la misma da lugar a un conjunto mayor (un bloque partidario de derecha) que se deriva del rasgo común que comparten: ser partidos de derecha. No lo son de la misma manera, por supuesto, pero tienen ese rasgo de identidad en común. En lo ideológico, su apuesta por la libertad (individual, de empresa y de propiedad) los hermana. Así, entre otras cosas, la misión de GANA es impulsar “la libre iniciativa dentro de un Estado de derecho que fomente y defienda el bien común… Creemos en la libre iniciativa como motor del desarrollo económico, pero con responsabilidad social y tributaria para hacer de El Salvador un Estado fuerte, soberano y subsidiario con las necesidades de las familias más desposeídas”2.
En los principios de ARENA se dice que “el sistema Democrático, Republicano y Representativo, que garantice la libertad de acción y consecución de fines pacíficos del individuo, es la vía más rápida y estable para lograr el desarrollo integral de la nación… Se reconoce al individuo como la base fundamental del pueblo y la familia como el núcleo fundamental de la sociedad”3.
En el caso del PCN –redefinido actualmente como “Concertación Nacional”— sus estatutos originales (cuando fue creado como “Conciliación Nacional”) son tramposos, pues son casi los de un partido de centro-izquierda –dicen cosas como estas, por ejemplo: “el PCN afirma que una transformación constante de las estructuras económico-sociales del país, bajo los principios de justicia social, representa la única forma de cumplir eficazmente con los requerimientos imperiosos de nuestra difícil viabilidad social”4—, pero su vinculación con el autoritarismo militar reveló lo vacío de tal formulación.
Mientras que del PDC se dice en el Artículo 1º de sus estatutos reformados que es “una institución política… cuya ideología e inspiración se fundamentan en los principios del humanismo cristiano…; en el ejercicio irrestricto de las libertades como fundamento de la democracia; en la solidaridad y la subsidiariedad como fundamento del mercado; y en el respeto al ser humano, hecho a imagen y semejanza de Dios”.5
Para salir al paso de quienes se sientan agraviados por esa caracterización se les debe hacer ver que la misma no tiene, en sí misma, nada de peyorativo; más aún, tal identificación es motivo de orgullo para aquellos que se adhieren, desde lo más profundo de su ser, a los valores, creencias y opciones de derecha. Eso sí, quienes no profesan esos valores, creencias y opciones, es seguro que se sentirán ofendidos si se les califica de derechistas.
Ahora bien, para que una institución partidaria sea caracterizada como derecha hay tres requisitos básicos que deben cumplirse: el primero, que sus “padres fundadores”6 hayan buscado otorgar ese carácter al partido en su fundación; segundo, en consonancia con lo anterior, unos contenidos ideológicos, doctrinarios y normativos (que dotan de realidad al partido como institución) en los que se plasman el credo de derecha; y tercero, afinidades y decisiones que vinculan a ese partido con otros sectores de derecha (política, empresarial y mediática). No se trata, en este último aspecto, de afinidades y decisiones coyunturales o pragmáticas, sino de decisiones en las que se pone en juego el ideario y los intereses defendidos por el partido.
Con esos criterios, es claro que ARENA, GANA, PCN y PDC son partidos de derecha en tanto que instituciones políticas. No quiere decirse con eso que todas lo sean de la misma manera o que entre ellas no puedan darse tensiones o diferencias importantes, pero lo más probable es que estas últimas obedezcan a razones pragmáticas y no tanto a razones de principio: tal como sucede entre ARENA y GANA, ambos son partidos de derecha –los “padres fundadores” de GANA proceden de ARENA y el ideario del partido es un ideario de derecha— pero intereses prácticos (que involucran a su actual dirigencia) han tensionado, desde su origen, sus relaciones con ARENA. No podía ser de otro modo, si GANA surgió con el propósito de disputarle a ARENA su primacía como expresión política de la derecha económica.
Al no lograrlo, en GANA se impuso el pragmatismo como guía de su quehacer institucional. Sus orígenes, vocación e ideario de derecha está siempre ahí –no solo en su perfil institucional, sino en las creencias de sus cuadros más calificados—, pero “ocultado” por el extremo pragmatismo de su actual dirigencia. En el PDC y el PCN hay también una dosis inocultable de pragmatismo, pero ARENA ha logrado sumarlos con facilidad a su feudo. Por eso, el bloque legislativo de derecha suele articularse de manera bastante fácil con ARENA, PCN y PDC, en tanto que la incorporación de GANA a ese bloque no siempre ha sido fácil, por las razones arriba apuntadas.
No hay dolo, pues, cuando se dice que ARENA, GANA, PDC y PCN son partidos de derecha. Como instituciones políticas tienen una identidad propia, normada jurídica y políticamente. Cualquier persona que se integre formalmente a uno de esos partidos lo hace a una institución política de derecha, independientemente de su trayectoria previa o sus convicciones íntimas.
Es lo mismo que cuando alguien se integra formalmente a una iglesia determinada: su pertenencia es a una iglesia con una identidad propia, al margen de si esa persona procede de una iglesia con otra identidad o si incluso, en su fuero interno, no tiene creencias religiosas. Al integrarse a su nueva iglesia, hace suyas las creencias y normas que la definen. Eso mismo aplica si se trata de la incorporación de alguien a un partido político determinado: asume la identidad institucional de ese partido, aunque en el fondo de su ser no se sienta identificado con la misma.
¿Puede una persona (o un grupo de personas) cambiar la identidad institucional de un partido (o una iglesia)? Por supuesto que sí, pero eso no sucede sin conflictos y sin que efectivamente se imponga una nueva identidad. No se trata, pues, de deseos o buenas intenciones, sino de cambios institucionales reales. Mientras esos cambios no se den, quien se integra a una institución la acepta como es.
Otra cosa que es secundaria (e incluso irrelevante) tiene que ver con las razones por las cuales una persona se puede incorporar a una determinada institución política. Esas razones muchas veces se esgrimen no tanto como una justificación de alguien que, habiendo denigrado a una determinada institución partidaria, luego termina vinculado a ella, sino con la finalidad de diluir o borrar la identidad institucional del partido al que esa persona se integra. Sean legítimas o no esas razones, eso no diluye o borra esa identidad. Lo mismo que explicar las razones que tuvo un delincuente para robar o asesinar no diluyen o borran el robo o el asesinato cometidos.
Así las cosas, en El Salvador tenemos un bloque de partidos de derecha que, con sus diferencias, dan diversas opciones a quienes se identifican con los valores, las creencias y los intereses representados por esos partidos.
¿Y qué decir de la izquierda política? Pues bien, guste o no, el único partido de izquierda existente en el país es el FMLN. Esta afirmación no constituye un juicio de valor a cerca de esta institución partidaria ni a cerca de su desempeño político, sino una constatación que se deriva de su historia y de su identidad ideológica. Hasta su reciente cancelación, Cambio Democrático (CD) era el otro partido de izquierda, más allá de su peso efectivo en la dinámica política o el desempeño de sus diputados.
¿Y GANA podría convertirse en un partido de izquierda? Partiendo de que actualmente es un partido de derecha, su conversión hacia un partido de izquierda no es imposible, pero eso supondría una transformación institucional de envergadura, en la cual, entre otras cosas, se daría no solo un cambio en los estatutos, sino un relevo de su actual dirigencia. Los conflictos no se harían esperar –el PCN y el PDC ya vivieron los suyos—, pues la actual dirigencia no se quedaría de brazos cruzados ante un viraje institucional de esa naturaleza.
¿Y Nuevas Ideas? Por ahora, no se puede anticipar nada a cerca del rumbo de ese nuevo partido. Inicialmente quiso ser respecto del FMLN (disputándole a este su lugar como principal partido de izquierda7) lo que GANA a ARENA, pero con la incorporación de su principal líder (Nayib Bukele) a GANA, no se ve claro cómo se perfilará el partido; para el caso, si se asimilará a GANA, o viceversa, o si, independientemente de la vinculación de Bukele con GANA, Nuevas Ideas seguirá su propio recorrido partidario. En este último caso, habría que esperar su consolidación institucional, lo cual pasa por la definición de su identidad ideológica, sus principios y objetivos.
De momento, ante el espectro de partidos de derecha, formado por ARENA, GANA, PCN y PDC, el único partido que desde la izquierda les hace contrapeso es el FMLN. Esta conclusión no debería molestar a nadie, sino simplemente ser entendida como una descripción del panorama partidario vigente en El Salvador.
1. Decir ARENA = FMLN, sería equivalente a decir ARENA = ARENA, o FMLN = FMLN: absurdo total.
2. http://transparencia.ganaelsalvador.com/Estatutos%20VF%20Public%20Ref%20del%2011%20Sep%20y%20DO%2013%20de%20Oct%202016.pdf.
3. http://arena.org.sv/partido/principios/
4.http://americo.usal.es/oir/opal/Documentos/ElSalvador/Partido%20de%20Conciliación%20Nacional/Historia%20y%20principios.pdf. Fuente: http://www.asamblea.gob.sv/diputados/pcn.htm (Consulta:09/25/06).
5. https://es.slideshare.net/DavidGarciaGuevara/el-salvador-estatutos-nuevos-pdc.
6. O los “padrastros” refundadores, es decir, líderes de una generación posterior que redefinen los ideales partidarios de los padres fundadores.
7. De hecho, la ecuación “ARENA = FMLN” fue puesta en circulación por voceros de Nuevas Ideas, con lo cual se pretendía remarcar que este último partido no sólo estaría más a la izquierda del FMLN, sino que sería de izquierda auténtica. Recientemente, ante el giro en el comportamiento de su principal figura, voceros de este partido aceptan que éste se ha vinculado a un partido de derecha, pero restan importancia al asunto ya que en El Salvador “todos son partidos de derecha”.