Romero de Urbiztondo
@aromero0568
El viernes 11 de diciembre se aprobó en la Cámara de Diputados de Argentina, la legalización del aborto hasta la semana 14, a solicitud de la mujer gestante. Tuvo 131 votos a favor, 117 en contra y 6 abstenciones, ahora debe de pasar al Senado para su aprobación definitiva. Como reflejan los resultados, la sociedad argentina está viviendo un proceso lento, pero imparable de secularización, es decir, un importante sector de la ciudadanía, abandona ciertos códigos religiosos de la Iglesia católica, por considerar que ya no responden a las necesidades, avance científico y apropiación de derechos que estas personas asumen como guía de su actuación y toma de decisiones. Y en ese sentido, la juventud parece mostrar que no se identifica con muchas concepciones y normas morales religiosas.
Hay que tener en cuenta que en Argentina la Iglesia católica sigue teniendo un importante control e influencia en las instituciones y en la sociedad. Su Constitución vigente mantiene desde 1853 el Articulo 2 que establece: «El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano». Y este control lo ha estado ejerciendo de forma especial sobre la sexualidad, vinculada y justificado en función de la reproducción, lo que se concreta en su oposición a las relaciones sexuales antes o fuera del matrimonio, el carácter indisoluble de este y la oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo. En muchos casos, logro que estas normas religiosas se convirtieran en leyes, por ejemplo con la indisolubilidad del matrimonio, pues hasta 1987 se aprobó el divorcio, a pesar de que ya era legal el matrimonio civil desde 1888.
El gran trabajo de elaboración teórica, sensibilización, y lucha del feminismo y los movimientos de la diversidad sexual, ha generado importantes cambios en la sociedad argentina. Los derechos sexuales y derechos reproductivos se han instalado como categorías políticas, frente a los cuales hay una reacción de las iglesias, que sin abandonar su presión desde sus posiciones de poder, están actuando ahora, a través de organizaciones civiles, oponiéndose a estas demandas de la ciudadanía, pero como dicen las feministas, más pronto que tarde, “el aborto será ley”.