Por Fabien Zamora
París/AFP
Argentina llegó el jueves a un acuerdo para saldar una deuda de 9.700 millones de dólares con sus acreedores del Club de París, dando un nuevo paso hacia la normalización de sus relaciones con los mercados financieros.
«Los representantes (…) del Club de París y del gobierno de la República Argentina (…) llegaron a un acuerdo para la cancelación en cinco años de los impagos» adeudados al Club de París, afirma la entidad en un comunicado, y precisa que los atrasos totalizan 9.700 millones de dólares.
«Los acreedores del Club de París se felicitan por los progresos realizados por Argentina hacia una normalización de sus relaciones con sus acreedores, la comunidad y las instituciones financieras internacionales tras la crisis de 2001», cuando el país se declaró en ‘default’, según el comunicado.
Según el acuerdo, Argentina pagará un mínimo de 1.150 millones de dólares antes de 2015 y el pago siguiente no se exigirá hasta mayo de 2016.
El gobierno argentino confirmó por su lado que se pagará la deuda a cinco años, extendible a siete, con una tasa del 3% y un pago inicial de 650 millones de dólares en julio.
El Club de París es un grupo informal de acreedores -integrado por 19 países industrializados como miembros permanentes- cuyo objetivo es hallar soluciones a las dificultades de pago de las naciones endeudadas.
Argentina estuvo representada en las negociaciones por el ministro de Economía, Axel Kiciloff, uno de los pilares del gobierno de centroizquierda argentino.
El ejecutivo de la presidenta Cristina Kirchner, que llegó al poder en 2007, anunció en 2008 su intención de pagar la deuda acumulada desde 2001, cuando el país declaró el mayor ‘default’ de la historia contemporánea, por casi 100.000 millones de dólares.
En los últimos diez años, el gobierno argentino consiguió renegociar con sus acreedores privados un 93% de esa suma, con quitas superiores al 70% del valor adeudado. El 7% restante está en manos de fondos de riesgo, denunciados en Argentina como «fondos buitre», que rechazan la reestructuración y litigan ante la Corte Suprema de Estados Unidos -que debe emitir su fallo el 12 de junio- por el pago de la totalidad del valor nominal inicial de las emisiones
de deuda.
La otra negociación pendiente de esa colosal moratoria era precisamente la que concluyó el jueves con los grandes acreedores públicos, cerrando «un capítulo más de la triste historia del sobreendeudamiento» del país, según destacó el gobierno argentino.
«Estabilidad y previsibilidad»
El acuerdo con el Club de París refuerza la estrategia de Argentina para recuperar una imagen de «estabilidad y previsibilidad», dos elementos muy importantes para los mercados financieros, comentó a la AFP Laurence Allan, jefe de la división de análisis de riesgos América Latina en el gabinete británico IHS.
Ahora, los inversores y observadores «esperan pruebas», es decir un pago efectivo, añade el analista. «Hay elección presidencial en octubre, por lo que (el gobierno argentino) estará motivado para honrar el pago algunos meses antes» de los comicios, añadió Allan.
Para los analistas de Capital Economics, el acuerdo supone un «paso positivo del gobierno, desde que en enero las autoridades implementaron una política más ortodoxa para hacer frente al rápido descenso de sus reservas de cambio».
Otra señal positiva» fue la resolución del litigio con el grupo petrolero español Repsol. Buenos Aires pagó a principios de mayo más de 5.000 millones de dólares en bonos del Tesoro para saldar la nacionalización de su filial YPF.
«Es una señal positiva muy importante» opinó Allan, que insiste en la importancia que tiene para Argentina atraer inversores para financiar la explotación de sus grandes reservas de hidrocarburos.
Un punto que resaltó este jueves en Buenos Aires el propio ministerio de Economía, al apuntar que «el acuerdo constituye un paso importante para promover la inversión en Argentina».
Sin supervisión del FMI
Según la prensa argentina, el país sudamericano ha logrado que el acuerdo anunciado este jueves excluyera un monitoreo del Fondo Monetario Internacional (FMI), como lo exigían algunos países del Club de Paris -entre ellos Japón y Alemania- para aprobar la refinanciación.
Argentina mantiene relaciones distantes con el FMI, a la que responsabiliza en parte de la quiebra de 2001, y rehúsa que responsables del Fondo evalúen su política económica.
El Palacio de Hacienda argentino destacó que el acuerdo con el Club de París «es compatible con el perfil de vencimientos (…) y no implica condicionalidad alguna para llevar adelante sus políticas económicas».
Otro tema pendiente es el de los citados «fondos buitres», con implicaciones que van más allá de las partes porque podrían condicionar futuras reestructuraciones.
En caso de decisión judicial desfavorable para Buenos Aires, «ello podría impulsar a Argentina hacia un ‘default’ técnico», según Capital Economics.
Para Allan, «la decisión de la justicia estadounidense tendrá mucho más impacto que el acuerdo» con el Club de París. Sin embargo este acuerdo «ayudará a Argentina en su alegato» de que tiene un gobierno que honra sus deudas.