Carlos Girón S.
Aesta hora y desde hace ratos, nuestro pueblo debe estar más que arrepentido, una y otra vez, de haberse descuidado y dormido, cuando acudió a las urnas para elegir a los actuales concejos municipales y diputados a la Asamblea Legislativa y darle la mayoría de bancas a los políticos derechistas, enemigos jurados del mismo pueblo. Ese error fatal está pagándolo caro ahora con el robo del agua potable -que es un bien natural dado por Dios para la humanidad- que demuestran tener como un propósito irrenunciable.
Esto de lo irrenunciable, se demuestra con el hecho de que llevan engavetado desde hace más de TRECE AÑOS el proyecto de la Ley General del Agua, propuesto y defendido a capa y espada por los sectores sociales, respaldados por la Iglesia Católica y de otras denominaciones religiosas, así como la mayoría de universidades, encabezadas por la UES (Universidad de El Salvador) y la UCA (Universidad Centroamericana José Simeón Cañas), proyecto que ha sido rechazado una y otra vez; buscando la manera de dejar solo en manos del sector privado ese don preciado, que es un bien natural para uso de la población entera, no privativa de nadie en particular, como se aferran en querer hacerlo los derechistas padrastros de la Patria. Estos y sus antecesores de la misma ala, han tenido el coraje de desechar ese proyecto original, del cual ya se llevaban más de 90 artículos discutidos y aprobados, lo cual era un buen avance en la dirección correcta. Pero no. Pudieron más las voces de los poderosos y potentados, que las del pueblo y sus organizaciones sociales, así como las de la Iglesia y las educativas (universidades), pronunciándose por el respeto y la defensa de ese derecho humano, que es el derecho del agua. En nuestro país -como efecto de los cambios drásticos que se generan con el cambio climático- se están registrado serios daños en las fuentes que abastecen de agua potable a la población. Solo en el área del Gran San Salvador, se han secado en los últimos 8 años un total de más de 45 pozos, pese a que la ANDA se ha preocupado por perforar un buen número en las zonas circundantes. Ríos y lagunas de los cuales muchos poblados se abastecen, igualmente han disminuido sus caudales. Por ser parte esencial y vital en la constitución de los seres humanos, como también de todos los demás seres del reino animal, de árboles y plantas en el reino vegetal, el agua dulce ha sido considerada siempre un elemento valioso y un lujo para quienes, entre los humanos apenas pueden tenerla para consumo y aseo personal.
Esa realidad, la ignoran y menosprecian los actuales integrantes de la dictadura legislativa actuante, a quienes -como a los quelonios- les resbalan los reclamos, las quejas, las protestas de los diferentes sectores sociales. Estos últimos se están viendo obligados a realizar marchas de protesta para expresar su oposición y descontento por la contumacia de los dictadores del Salón Azul, de querer poner en manos de los comerciantes el tesoro del agua potable.
El descontento popular ya ha comenzado a generar actos de violencia y hasta de encuentros furiosos con elementos de la seguridad pública; con los daños que ya se han dado a instalaciones de edificios públicos y de bienes particulares.
Ahora bien, es cierto que en una democracia como la nuestra, hay una independencia completa entre los tres Órganos del Estado, pero en determinadas circunstancias, cuando se avizora que pueden producirse serios problemas graves con estallidos populares, el Poder Judicial perfectamente puede instar, exhortar, recomendar o sugerir al Legislativo, actuar razonable y democráticamente legislando en bien de toda la población y no para favorecer únicamente a grupos particulares y privilegiados, queriendo aumentarles esos privilegios.
Estos padres putativos (que no lo son, ver diccionario), de la Patria a lo mejor quisieran ver y solazarse con un gigantesco incendio, un levantamiento general del pueblo, una sedición, para provocar y obligar una intervención represiva de la autoridad constituida, para poder hablar de que el país está gobernado bajo una dictadura y todo lo demás y entonces correr a pedir la intervención de la OEA, la ONU, el Cartel de Lima y su arrimado, el aguado Guaidó; tal vez, al final no se llegue a esos extremos. Ya algunos de los putativos han dado un paso atrás, pidiendo dejar sin valor el artículo injertado en el tan discutido anteproyecto de Ley del Agua, que se volvió la manzana de la discordia. Sería lo mejor para nuestro pueblo y nuestro país.
Y oigan, el mejor tributo que se haría en las celebraciones del Día Mundial del Agua (y en obsequio de las caravanas y concentraciones de gentes del pueblo buscando el precioso líquido en los ríos que aún quedan, o alrededor de pozos, llenando sus cántaros), sería que en nuestro país la claque derechista del Salón Azul, se dignara dar paso a la aprobación unánime de la Ley General del Agua, cerrando felizmente así un feo récord de 13 años de negativas, escamoneando un derecho natural y humano a nuestro noble pueblo salvadoreño…
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