Rigoberto Palma
En un artículo publicado en el matutino La Prensa Gráfica, sovaldi sale del 25 de junio pasado, el señor Joaquín Samayoa muestra que una de las líneas de ataque de ARENA consiste en mostrar al FMLN, y en particular a su secretario general, Medardo González, como un obstáculo ante los esfuerzos del gobierno por lograr consensos con la cúpula empresarial y la derecha partidaria. Para tratar de vender esa idea, Samayoa se enreda en varios planteamientos. Veamos:
1. Dice que Medardo González considera “irreductibles” las relaciones entre su partido y la ANEP. Samayoa no demuestra que Medardo haya dicho eso, pero si revisara las declaraciones de los directivos de la ANEP, encontraría infinidad de juicios contra el FMLN, Alba Petróleos y todo lo que consideran de izquierda, incluso utilizando datos falsos sobre la realidad nacional. Al parecer son los directivos de la ANEP los que valoran como irreductibles las relaciones con la izquierda, por ejemplo, cuando identifican como el problema fundamental del país la existencia de “dos visiones”, tal como lo hizo ANEP en entrevista con el TCS el 10 de junio de este año.
Tan fuerte es su confrontación que invitaron a su ENADE 2014 al presidente de Honduras, quien no asistió a la toma de posesión de Sánchez Cerén y mantiene una actitud hostil hacia el gobierno salvadoreño. O sea, todo indica que es ANEP la que pone obstáculos a los esfuerzos, y que Samayoa eso no lo quiere ver.
2. Acusa a Medardo de hablar de “lucha de clases”. La acusación es extraña, pues ni aclara dónde Medardo habló de eso, ni se percata de que la lucha de clases es objetiva, pues siempre existirá donde hay clases, le guste o no a Samayoa. Su propio artículo es una expresión de esa lucha, pues intenta afectar a un partido de izquierda y popular para favorecer a ARENA, que representa a la ultraderecha empresarial. De manera que Samayoa hace justamente lo que le parece malo.
3. Dice que Medardo “salió en defensa del derecho de Funes a esconderse en el PARLACEN para no ser alcanzado por el corto brazo de la justicia salvadoreña si alguien quisiera seguir los abundantes indicios de manejo turbio de dinero”. La incorporación de Funes al PARLACEN es constitucional, pues su tratado de creación forma parte de la legislación nacional y establece que un ex presidente puede integrarse al mismo como diputado. Por lo tanto, el respaldo de Medardo a la decisión del ex mandatario es correcto. Sobre la acusación a Funes, si Samayoa tiene pruebas de lo que dice debería poner una demanda, ya que ante pruebas fehacientes cualquier fuero parlamentario puede ser levantado, sea de la Asamblea Legislativa o del PARLACEN. Todo parece indicar, entonces, que Samayoa y otros lanzan rumores para generar el germen de una calumnia.
4. Critica que Medardo considere que la Sala de lo Constitucional le sirve a la derecha. Pero el FMLN tiene años diciendo esa evidencia. Ahí están los fallos inconstitucionales de la Sala, aplaudidos por ARENA y por los directivos de la ANEP, y todos podemos ir a contar, cuántos son de “cal y cuántos de arena”.
5. Dice que “el pensamiento del secretario general del FMLN es esquemático y rígido”. Y aprovecha para “aclararle” que “el marxismo pretende articular una visión científica de la historia”. El enredo de Samayoa no puede ser mayor. Llama “rígido” al principal dirigente de un partido exitoso, que en 5 años ha derrotado en dos elecciones presidenciales al partido de la oligarquía y que tiene una membresía enorme y la mejor estructura organizativa de todos los partidos del país y quien supo construir lo que más temen las derechas: la unidad en el FMLN y alrededor de su programa de Gobierno. Medardo ha sido el secretario general más victorioso del FMLN que supo fomentar de manera creativa esa unidad necesaria en el partido para conducir con audacia y nada dogmático, en dos ocasiones la selección de dos fórmulas presidenciales ganadoras, cada una distinta en si, pero siempre necesarias y justo adecuadas al momento. Y eso solo ha sido posible por su visión estratégica y su flexibilidad táctica, que sabía romper esquemas rígidos cuando era necesario. Samayoa también se enreda cuando pretende aparentar ser un conocedor del marxismo, pues no se percata de que antes lo había condenado al rechazar el concepto “lucha de clases”, piedra angular de esa doctrina. No hay dudas de que fue él quien leyó manuales deficientes cuando trataba de armar su argumentación.
6. Afirma que el FMLN “sigue siendo incapaz de modificar su pensamiento”. ¿Y por qué debe cambiarlo? Una cosa es modificar ciertas visiones de la realidad, en tanto la realidad es cambiante, y otra es modificar el pensamiento de izquierda, al que solo renuncia quien se va a la derecha, como hicieron varios amigos de Samayoa, algunos de los cuales militan junto a él para ARENA.
7. Al final de su artículo, Joaquín Samayoa vuelve hablar de la lucha de clases, tema que parece preocuparle mucho. Dice que los “más prominentes dirigentes del FMLN (…) solo creen en la lucha de clases como motor de la historia”. Lo cierto es que los dirigentes del FMLN no suelen hablar de ese tema, ya que su mayor empeño está en que su partido gobierne bien y fortalezca sus vínculos con el pueblo. Además, Samayoa no entiende que la lucha de clases no la determinan las dirigencia políticas, sino la realidad objetiva, y que él es parte de esa lucha, solo que la hace a favor de la oligarquía y de su instrumento, ARENA, de quienes recibe la línea política que ha revelado en su escrito.