Asalto

Luis Arnoldo Colato Hernández

En el transcurso de la mañana del 8 del corriente, en la ciudad de Santa Tecla se desató una batalla campal, derivada del desalojo ordenado desde la alcaldía municipal hacia los vendedores informales que ocupan varias de las arterias de la ciudad.

Cabe subrayar el hecho de que al momento de iniciado el desalojo, la administración municipal no había ofrecido alternativas para reubicarse a los vendedores, quienes, dicho sea de paso, fueron sus colaboradores en las contiendas electorales pasadas, pues su condición de informales los mueve oportunistamente hacia quienes les ofertan la permanencia en estas, por las dinámicas derivadas del tráfico de ilícitos, o la conservación de un estatus de ilegalidad ante el fisco, de lo que además se beneficia la propia alcaldía, negociando conveniencias con este sector, mientras conserva una relación interesada a la que no contribuye a regularizar, para aprovecharla electivamente, fenómeno extendido por toda la república lamentablemente.

Del tal enfrentamiento entonces se derivan de acuerdo al responsable de la UMO -que tuvo que intervenir para recuperar el orden y luego que el CAM simplemente desbandara con sus acciones a los vendedores, y de que estos la emprendieran contra la propiedad privada y hasta con una de las ambulancias de la Cruz Roja que acudió a atender a los lesionados, lanzándoles piedras- con 70 personas derivadas al hospital de la localidad, 50 supuestos vendedores y 20 miembros del CAM, más 12 lesionadas por objetos contundentes y 1 más por munición de goma, lo que eleva la cifra a 83 personas heridas en dicho enfrentamiento.

Cabe subrayar que la situación rápidamente perdió todo control, pues el CAM no negoció con los vendedores, sino que intentó imponer por la fuerza lo dictado por el concejo municipal tecleño, que, hay que señalar, está movido por razones estéticas, por lo que de ello podemos inferir que la intolerancia de las partes se impuso, lo que obligó a la UMO a intervenir.

Pero, ¿por qué las personas defienden tan ferozmente esos puestos malolientes en la calle, donde están expuestos a los elementos, a los abusos de las autoridades locales y, peor aún, a las bandas delictivas que imponen sus desmanes?; pues simplemente porque de estos dependen sus ingresos y sustento, por lo que el fenómeno se corresponde con el modelo económico, agotado, y que sigue concentrando la riqueza en pocas, muy pocas manos, lo que se puede apreciar en el municipio en cuestión donde sencillamente conviven la riqueza en su manifiesto más extremo y la pobreza, también extrema y cruda.

La presencia de maleantes entre los vendedores así lo demuestra.

Es decir, es en el desorden, que no es atacado estructuralmente desde las medidas aplicadas por las autoridades tecleñas, en el que se encuentra la fuente del problema que apreciamos en las escenas que vemos en dicho enfrentamiento.

En ese caos encuentra nicho la desidia, el desinterés por transformar la realidad y, por supuesto, la perpetuación de las condiciones que generan dichos hechos.

Justo lo que en realidad se asegura acá.

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