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Asamblea cierra el ciclo de la inconstitucionalidad de la candidatura de Bukele

Lo hecho por la Asamblea Legislativa, la noche del jueves 30 de noviembre, no es más que el cierre del círculo del proceso inconstitucional iniciado por el presidente de la República, Nayib Bukele, el 15 de septiembre pasado, en el marco de la celebración de la independencia patria, cuando anunció que “tras consultarlo con su familia, había decidido lanzar su candidatura presidencial para 20024”.

Desde entonces, Bukele inició su campaña electoral, bajo la cobertura de los debates que provocó, en el marco de la constitución. Desde esa fecha ha corrido mucha tinta para demostrarle a los salvadoreños y salvadoreños, las graves violaciones a la Constitución cometida por el presidente al correr por una candidatura, dado que el artículo más claro de la Constitución, además del artículo 152, prostituido por dos salas de lo constitucional, pero la actual de la forma más “chabacana”, al dar pie para que el vicepresidente de la República dijera que “se había encontrado un artículo escondido en la Constitución”.

Este artículo es el 88, que se refiere a la alternabilidad:  «La alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República es indispensable para el mantenimiento de la forma de gobierno y sistema político establecidos. La violación de esta norma obliga a la insurrección».

La alternabilidad se refiere justamente a los quinquenios, pero de forma tramposa, Bukele, Ulloa y los de la Sala quieren hacerle creer al pueblo que esta norma constitucional no se viola porque Bukele, al ser reelegido el 4 de febrero próximo, sustituirá a la presidente interina elegida por la Asamblea bukelista la noche del jueves.

Además, la elegida como presidenta interina es la secretaria privada de Bukele, mezclada en una gran cantidad de actividades de gobierno, por lo que no desarrollará la presidencia como tal, y quien realmente estará ejerciendo como presidente “tras bambalinas” será el propio Bukele.

Por eso es que la Asamblea, en su decreto para darle licencia al presidente Bukele para que haga campaña política en los próximos meses, le autoriza todas las “prorrogativas” de un presidente de la República.

La oposición, entre los que se incluye SUMAR, tiene razón, cuando dicen que: “el otorgamiento de la licencia es también fraudulento puesto que la Constitución no contempla licencias ni para fines de campaña electoral y menos para salvar la prohibición constitucional de la reelección consecutiva”.

En efecto el artículo 156 dice: “Los cargos de Presidente y de Vicepresidente de la República y los de Designados solamente son renunciables por causa grave debidamente comprobada, que calificará la Asamblea”. Está claro que la renuncia para participar en una campaña electoral presidencial de forma continua no está establecida en la Constitución.

Desde este espacio hemos dedicado varios editoriales sobre este tema, con la idea de contribuir al debate y orientar a los lectores, en primer lugar, y al pueblo en general.

Y esa lógica de contribuir al debate, agregamos un elemento más: Que el vicepresidente Félix Ulloa ha violado, además, el articulo 152 en su inciso 6. Este inciso dice: “El vicepresidente o Designado que, llamado legalmente a ejercer la Presidencia en el período inmediato anterior, se negare a desempeñarla sin justa causa, entendiéndose que ésta existe cuando el Vicepresidente o Designado manifieste su intención de ser candidato a la Presidencia de la República, dentro de los seis meses anteriores al inicio del período presidencial”.

¿Por qué afirmamos que el vicepresidente Ulloa ha violado este artículo? Porque, si el presidente de la República no puede seguir en la presidencia, será el vicepresidente quien lo asuma hasta terminar el periodo. Es decir, era obligación del señor Ulloa terminar el quinquenio de Bukele, pero, por razones que se desconocen, Bukele prefirió llevarlo de compañero de fórmula para el siguiente quinquenio.

El Salvador, sin lugar a duda, transita por un momento histórico inimaginable desde la razón, la ley y los principios democráticos del republicanismo.

 

Es verdad que al presidente y candidato Bukele le benefician dos aspectos, el primero, porque tiene una gran simpatía desde los sectores populares, y gracias a su narrativa respaldada por una gran inversión en propaganda, y dos, los resultados, más allá de las violaciones de los derechos de los inocentes, de la “guerra contra las pandillas”. Pero también es cierto y eso no debe olvidarlo el pueblo salvadoreño, que la semana pasada se cerró el círculo de la inconstitucionalidad de la reelección de Bukele, y que se abre el nuevo círculo de la consolidación del autoritarismo con tintes dictatoriales.

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