Por Laura Bonilla
Nueva York/AFP
¿Si me echan de Estados Unidos, mi hijo de 18 años puede cuidar al más pequeño? ¿Qué hago si un agente migratorio golpea a mi puerta en medio de la noche? ¿Tengo derecho a un abogado que hable español?
Estas son algunas de las preguntas que surgieron el lunes de noche en un centro comunitario de Staten Island, el distrito más suburbano y conservador de Nueva York y el único de esta ciudad donde el republicano Donald Trump, que ha prometido deportar a entre dos y tres millones de inmigrantes indocumentados, ganó las elecciones.
Unos 40 inmigrantes sin papeles, casi todos mexicanos, han venido a prepararse para una eventual deportación, convocados por el centro comunitario La Colmena.
«Nos quedan dos meses para organizarnos. Vamos a tener un presidente que no es muy amigo nuestro. No queremos dar miedo, pero tenemos que prepararnos para lo peor porque no sabemos qué va a pasar. Vamos a protegernos, a unirnos y a luchar», dijo a los inmigrantes el mexicano Gonzalo Mercado, director de La Colmena y organizador del encuentro.
Los pedidos de citas para intentar regularizar el estatus migratorio han explotado en el consulado mexicano de Nueva York y en la alcaldía de la ciudad, donde ya están dando hora para dentro de cuatro o cinco meses.
Trump ha señalado directamente a los mexicanos, acusándoles en su campaña de «violadores» y «narcotraficantes». Promete construir un muro a lo largo de toda la frontera con México y deportar primero que nada a los que tengan antecedentes penales.
Un plan de emergencia
Con la ayuda de César Vargas, un joven abogado indocumentado de Nueva York, La Colmena distribuyó el lunes a los inmigrantes un plan de emergencia de ocho páginas que deben llenar y esconder en un lugar secreto, y que será sumamente útil si son detenidos.
El plan aconseja no abrir la puerta de la casa a agentes migratorios sin una orden de arresto, permanecer en silencio, averiguar quién pide la detención, no firmar nada sin hablar con un abogado y solicitar una fianza.
En el plan, los inmigrantes deben anotar información sobre sus pasaportes y los de sus familiares, su seguro médico, información bancaria, datos sobre su vehículo y su hogar, y un poder notarial que designe un guardián para los hijos si los padres son deportados, para evitar que caigan en manos del gobierno.
Jovita Mendoza, una madre soltera de 40 años, originaria de Oaxaca, México, vino a la reunión para saber cómo puede defenderse si es detenida.
Hace 17 años que Mendoza vive en Estados Unidos y no tiene los papeles, aunque paga los impuestos de sus dos trabajos como limpiadora y en la cocina de un restaurante. Sus dos hijos, de 15 y 10 años, son estadounidenses.
«Cuando ese señor ganó, me puse a llorar al platicar con mis hijos. Les dije que si me botan de aquí ellos tienen que estudiar mucho, que no tienen que preocuparse por mí. Pero mi hijo mayor, que es quien me da ánimos, me dijo que si ese señor cumple su palabra, vamos a estar juntos», contó.
Más que palabras bonitas
El abogado César Vargas explicó que trabajan en la creación de una lista de defensores migratorios que puedan representar sin costo a los indocumentados en caso de emergencia.
Nueva York, símbolo de la diversidad, es una de las ciudades de Estados Unidos que se ha declarado como «santuario» de inmigrantes sin papeles. Su alcalde demócrata, Bill de Blasio, ha prometido que hará «todo lo posible» para defender a los indocumentados, estimados en medio millón de personas.
«Por ahora el alcalde y el gobernador hablan bonito, 2017 es año de elección. Queremos que pongan acciones atrás de sus palabras», reclamó Vargas, que llegó a Estados Unidos desde México cuando niño, y consiguió graduarse como abogado y ejercer su profesión en Nueva York sin tener los papeles.
«Desde el 20 de enero», cuando Trump asuma la presidencia, «vamos a ver cómo tener una estrategia ofensiva para atacar lo que venga», prometió.
Vargas también pidió a los inmigrantes denunciar los casos de racismo en la calle, en comercios y en la escuela, que parecen haber crecido tras la elección, y les aconsejó que recurran a una nueva línea telefónica gratuita de salud mental de la alcaldía si están muy deprimidos o ansiosos.
Los indocumentados denunciaron especialmente el caso de un anciano estadounidense que persigue adolescentes y a adultos en su coche a los gritos de «¡regresa a tu país!» y «¡los inmigrantes no tienen nada que hacer aquí!».