Por Sophie Deviller/Pauline Talagrand
Magnanville/AFP
Francia sufrió un nuevo ataque terrorista, reivindicado por el grupo Estado islámico (EI), con el asesinato de un policía y su compañera por un joven radicalizado que amenazó convertir a la Eurocopa de fútbol en «un cementerio».
El agresor, Larossi Abballa, un francés de 25 años, mató a puñaladas a un policía en civil ante el domicilio de éste en Magnaville, al oeste de París, el lunes hacia las 19h00 GMT, antes de atrincherarse en el interior de la vivienda.
Abballa fue abatido cuando las fuerzas de élite dieron el asalto. Previamente había degollado a la compañera del policía ante el hijo de ambos, de tres años, que fue hallado «sano y salvo pero en estado de conmoción» según el procurador de París, François Molins.
Este ataque se produce dos días después de la matanza de Orlando (sudeste de Estados Unidos), reivindicada por el EI, que causó 49 muertos en un club gay, y en plena Eurocopa de fútbol organizada en Francia siete meses después de los atentados de noviembre en París (130 muertos), igualmente cometidos por este grupo yihadista.
«Se ha superado un nuevo nivel de horror» comentó el primer ministro francés, Manuel Valls, al expresar su compasión por el hijo de las víctimas.
Antes de ser abatido, Larossi Abballa había reivindicado su pertenencia al EI, al comunicarse con la policía. Asimismo, en un mensaje publicado en Facebook prometió convertir la Eurocopa en un «cementerio».
«Vamos a convertir la Eurocopa en un cementerio», dijo Larossi Abballa en un vídeo que pudo ver David Thomson, un periodista de la radio RFI, antes de que fuera retirado.
Según Thomson, el hombre publicó el vídeo en directo en Facebook pocos minutos después de los asesinatos en el que aparentemente lee un mensaje que había redactado previamente.
Tras su intervención, los policías encontraron «una lista de objetivos con los nombres de personalidades, profesionales -raperos, periodistas y policías- y de personajes públicos» según François Molins.
Tres personas presuntamente vinculadas con Abballa fueron detenidas este martes, según fuentes policiales.
El ataque fue condenado firmemente por la instancia representativa de los musulmanes de Francia, así como por Alemania y Estados Unidos, donde el atentado de Orlando fue cometido igualmente por un individuo aislado, según el modo operativo del «lobo solitario».
Sed de sangre
Abballa, nacido en la localidad popular de Mantes-la-Jolie, al oeste de París, había sido condenado en 2013 a tres años de prisión por integrar una red yihadista con vistas «a preparar actos terroristas».
La red, con vínculos en Pakistán, favorecía el reclutamiento, la formación y el envío de jóvenes voluntarios para la yihad armada.
«Tengo sed de sangre, Alá es testigo de ello» había declarado Abballa a un amigo, por teléfono, en una conversación bajo escucha.
A principios de 2016, Abballa estuvo también implicado en una investigación sobre una red yihadista siria.
Por ello, se llevaron a cabo «escuchas telefónicas y geolocalizaciones», precisó el procurador Molins. Pero estas medidas «no permitieron hasta el día de hoy descubrir el menor elemento» sobre «la preparación o la ejecución de un acto violento», subrayó.
La oposición de derecha y extrema derecha aludieron de inmediato al pasado del agresor para exigir cuentas al gobierno socialista.
El expresidente conservador Nicolas Sarkozy exigió al ejecutivo que adapte «sin esperar el nivel de vigilancia». Un miembro del equipo de Sarkozy pidió la implementación de «centros de retención» para personas radicalizadas.
Hay que «rechazar cualquier tentación de recurrir a aventuras extrajudiciales», replicó el primer ministro Valls.
Amenaza terrorista
El presidente francés François Hollande admitió este martes que «Francia se enfrenta a una amenaza terrorista de gran importancia».
El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, se reunió con los colegas «traumatizados» de las dos víctimas, Jean-Baptiste Salvaing, de 42 años, y su compañera Jessica Schneider, de 36, secretaria administrativa en una comisaría.
Siete policías han perdido la vida en los últimos cuatro años en Francia en atentados islamistas, pero es la primera vez que uno de ellos es atacado en su domicilio, con un miembro de su familia.
Desde los atentados de noviembre en París, Francia vive en un clima de amenaza terrorista y ha adoptado importantes dispositivos de seguridad militar y policial.