Por Marina Koreneva
San Petersburgo/AFP
Los investigadores rusos identificaron este martes al autor del atentado suicida perpetrado la víspera en el metro de San Petersburgo como un hombre de 22 años oriundo de Kirguistán quien también colocó una segunda bomba, desactivada a tiempo, en otra estación.
Según el último balance anunciado por la ministra de Sanidad rusa, Veronika Skvortsova, 14 personas murieron en la explosión o posteriormente en el hospital y 49 habían resultado heridas en la antigua capital imperial, que ha decretado tres días de luto.
Los investigadores «establecieron que la bomba artesanal pudo haber sido activada por un hombre cuyos restos fueron encontrados en el tercer vagón» del tren, sin precisar si el autor del atentado estaba incluido en el recuento de fallecidos.
Se trata de Akbarjon Djalilov, nacido en 1995, según el comunicado, que precisa que también colocó una bomba en otra estación del centro de la ciudad, Ploshad Vosstaniya.
Esta segunda bomba fue «fue detectada a tiempo (por un trabajador) y neutralizada», según el Comité antiterrorista (NAK).
Previamente, los servicios de seguridad de Kirguistán, exrepública soviética de Asia Central habían indicado a la AFP que el kamikaze era un ciudadano kirguiso de la región de Och, una zona que ha provisto al grupo Estado Islámico (EI) de un importante contingente de yihadistas.
Es «probable» que el kamikaze hubiera adquirido la nacionalidad rusa, según dijo a la AFP el portavoz de los servicios de seguridad kirguisos, Rajat Saulaimanov.
El ataque, que no fue reivindicado, se produce después de que la organización yihadista Estado Islámico llamara a atacar Rusia a raíz de su intervención en apoyo a las fuerzas de Bashar al Asad en Siria, desde septiembre de 2015.
Se trata de «un desafío lanzado a todos los rusos, incluido al jefe del Estado, incluido a nuestro presidente», afirmó durante una rueda de prensa el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
El martes, tras una noche de conmoción y de recogimiento, el barrio donde ocurrió el atentado parecía haber vuelto a la vida. Tres días de luto fueron decretados en San Petersburgo.
«Eso ocurrió en un segundo (…) La explosión se produjo a mi derecha. Tuve un traumatismo, mis dos tímpanos explotaron», contó a los periodistas un sobreviviente del ataque, Vladimir Zajarchenko, un estudiante de 22 años.
Según el FSB, la explosión tuvo lugar al principio de la tarde en un convoy del metro cuando circulaba entre dos estaciones de una frecuentada línea que atraviesa el centro de la ciudad, Instituto Tecnológico y Sennaya.
Las víctimas eran de Rusia, Bielorrusia, Kazajistán y Uzbekistán, según las autoridades locales.
Las imágenes difundidas en las redes sociales y cadenas de televisión rusas muestran un vagón del metro con las puertas abiertas hacia el exterior, efecto de la explosión, y numerosos viajeros que tratan de sacar a las víctimas de entre los restos del vagón siniestrado.
«Amenaza común»
Rusia no había sufrido un ataque de tal magnitud desde la explosión en octubre de 2015 de un avión que cubría un trayecto entre Egipto y Rusia con 224 personas a bordo, un atentado reivindicado por el EI.
Desde entonces, las inestables repúblicas rusas del Cáucaso han sido escenario de varios atentados y los servicios de seguridad rusos habían anunciado en varias ocasiones el desmantelamiento de células yihadistas dispuestas a atentar en Moscú y San Petersburgo.
Las autoridades anunciaron el refuerzo de las medidas de seguridad en el metro de Moscú y en los aeropuertos. Tras varias horas de cierre completo, la red metropolitana de San Petersburgo comenzó de nuevo a funcionar parcialmente durante la noche.
Para la prensa rusa, el atentado es un acto de represalia del EI en respuesta a la intervención de Moscú en Siria. El objetivo sería «cambiar la mirada de la opinión pública (rusa) sobre la campaña siria», estimó el diario Nezavissimaia Gazeta.
El Consejo de Seguridad de la ONU condenó el «bárbaro y cobarde ataque terrorista» y la Unión Europea (UE) se solidarizó con el pueblo ruso.
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, recalcaron este martes la «importancia de reforzar la cooperación para luchar contra la amenaza terrorista común para todos los Estados», durante una conversación telefónica con Vladimir Putin, según un comunicado del Kremlin.
El presidente estadounidense, Donald Trump, transmitió, tras hablar con Putin el lunes, el «apoyo total» de Washington a las acciones que adopte Moscú tras el ataque, informó la Casa Blanca.