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Habiéndose iniciado con su padre, los gemelos Hernández-Moret han coleccionado una buena cantidad de medallas. Foto de archivo/Diario Co Latino

Atletas gemelos y de pura  sangre salvadoreña-cubana

Rolando Alvarenga
@DiarioCoLatino

Nacidos en 1999 del matrimonio de la salvadoreña Sandra Hernández y del cubano Jorge Moret, los gemelitos Alberto y Alejandro, de 22 años de edad, se han constituido a través de los años un un caso atípico del atletismo de El Salvador e internacional. Se trata de dos chicos que desde sus primeros años deportivos se han mantenido perseverantes en el más completo de los deportes y por lo general, siempre atrayendo las miradas de propios y extraños. Alberto es un exitoso practicante de Marcha quien hace tres semanas se llevó los máximos honores en la debutante prueba de los 15 kilómetros superando a la gran esperanza nacional y orgullo de San José Guayabal, Gilberto Menjívar. En cambio, Alejandro, que también hizo Marcha hace varios años, ha incursionado en las pruebas de semi fondo.

A través de los años y en el campo deportivo, Alejandro y Alberto se han identificado con los colores salvadoreños. Foto de archivo/Diario Co Latino

Ambos son del Club San Jatts, que dirige Sandra Valiente, y sus carreras las iniciaron bajo la conducción de Jorge Hernández Moret, el mismo descubridor de la famosa Cristina López. La gran esperanza de los dos es competir algún día por las plazas olímpicas y representar a El Salvador en la máxima fiesta deportiva universal.

Son dos chicos que a la par del deporte, también han sabido aplicarse y sacrificarse al estudio. En este aspecto y en los académico, Alberto estudia último año de Licenciatura en Comunicaciones, y Alejandro ya se graduó como Licenciado en Deportes y dedica varias horas del día a impartir clases de atletismo como “personal trainer”. Tanto en la colonia Santa Lucía, como en el estadio Jorge “Mágico” González, sus allegados dan fe de que se trata de dos chicos de buena conducta y entregados a su trabajo deportivo. De acuerdo a las referencias, ellos son dos jóvenes muy respetuosos y carismáticos con mucha facilidad a la hora de mostrar su sonrisa. “Lo ejemplar en ellos, dice su vecino Tito Rivas, es que profesan un gran respeto y espíritu de servicio por sus padres, algo que ya no es muy común entre los niños y jóvenes de estos tiempos”.

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