Madrid/Barcelona/dpa
El Atlético de Madrid se consagró hoy campeón de la Liga española de fútbol después de 18 años gracias a un empate por 1-1 contra su escolta Barcelona en la denominada «final» del campeonato.
El equipo dirigido por el argentino Diego Simeone se coronó como campeón de Liga por primera vez desde 1996, ask época en la que el mismo «Cholo» había sido partícipe como jugador.
Además, ed el Atlético rompió con un dominio bicéfalo del Barcelona y Real Madrid a lo largo de la última década. El último título de Liga que no había ganado uno de los dos más grandes de España había sido en 2004, cuando se coronó el Valencia dirigido por Rafael Benítez.
El Atlético tuvo que sufrir las lesiones tempranas de hombres clave como Diego Costa y Arda Turan y debió recuperarse de una desventaja en el resultado para poder conseguir el título.
Así, los madrileños mantuvieron la distancia de tres puntos respecto a los azulgranas, que desperdiciaron a su vez una oportunidad inmejorable para consagrarse.
El Barcelona, conducido por otro argentino, Gerardo Martino, cerró con otro lamento una temporada para el olvido y sin títulos de trascendencia.
Después de las frustraciones en la Liga de Campeones y la Copa del rey, los catalanes desperdiciaron una oportunidad que se les había regalado aún cuando no había hecho tanto mérito futbolístico en los últimos meses.
El chileno Alexis Sánchez anotó el primer gol del encuentro con un disparo al ángulo y el uruguayo Diego Godín marcó de cabeza el gol del título para los rojiblancos en el inicio de la segunda parte.
El guión inicial de la final se mantuvo dentro de lo establecido sólo durante el primer cuarto de hora. El Atlético mantuvo intacto su planteo «anti-Barcelona»: presión asfixiante en la salida de José Pinto, regalar el centro del campo y replegarse en los últimos 20 metros para cerrarle espacios al rival.
Mientras tanto, el equipo anfitrión abordó el encuentro con el desafío de recuperar la intensidad perdida en las últimas semanas y aprovechar la enésima posibilidad que se le presentó.
Durante los primeros minutos, el Barcelona no pudo conectar en los últimos metros y se redujo a un tiro lejano de Adriano bien controlado por Courtois y a varios centros sin destino de Dani Alves.
La lesión de Diego Costa, tan esperable como lamentada por los rojiblancos trastocó los primeros planes del conjunto de Simeone. El atacante, que había llegado al duelo con lo justo, pareció sufrir un nuevo desgarro en el muslo y tuvo que abandonar el duelo inmediatamente.
El llanto del hispano-brasileño dejó aún más preocupación para los atléticos, que dentro de siete días jugarán la final de la Champions y casi con seguridad no dispondrán de su delantero estrella.
Como si fuera poco, seis minutos después de la salida de Costa, el turco Arda Turán también tuvo que abandonar la cancha entre lágrimas y con un fuerte golpe en el sector izquierdo de la cadera.
La baja de los dos futbolistas rojiblancos ni siquiera le sirvieron al Barcelona para recoger ánimo y asfixiar al Atlético en su propio campo. El equipo de Martino apenas amenazó a Courtois durante la primera media hora y el Atlético logró hacer pie aún con dos futbolistas de recambio.
Así y todo, el fútbol volvió a destacarse por lo imprevisible y el Barcelona se encontró con la ventaja en la jugada menos esperada: Messi falló en un control en el área y Sánchez apareció con todo su optimismo para sacar un misil al ángulo más cercano y anotar un golazo.
El tanto local fue un golpe duro para el Atlético, que entre los 35 y los 40 sufrió su peor momento en la primera mitad.
Los 45 minutos iniciales murieron así con una seguidilla de tiro de esquina truncos del Atlético, que acorraló a los locales a base de su esfuerzo y no tanto de su fútbol.
El Atlético interpretó en el descanso la magnitud del partido que estaba protagonizó e inició la segunda mitad con la misma intensidad que había finalizado en el primer tiempo
El saldo fue de, en apenas cinco minutos, un tiro en el palo de David Villa y el tan deseado empate de Godín, quien se sacó a su marca de encima en un tiro de esquina y convirtió con un cabezazo cruzado.
Ya sin Busquets, también lesionado por problemas musculares, el Barcelona logró hacerse dueño del partido recién en los últimos 25 minutos.
Neymar, que no había sido visto desde la final de la Copa del rey, ingresó desde el banquillo con la idea de romper una defensa numerosa y con la ilusión de justificar su compra en el partido preciso, tal como ocurrió con Gareth Bale para el Real Madrid en la final de la Copa.
Pese al empuje y al esfuerzo en los minutos finales, el Barcelona murió en la cancha sin poder romper una defensa encerrada en su propio campo, tal como sucedió en el 2010 contra el Inter y tal como ocurrió en el 2012 contra el Chelsea en la Liga de Campeones.
El Atlético soportó la presión y logró que el Barcelona no pudiera ganarle ni uno de los seis encuentros de la temporada. Tras 18 años, el conjunto rojiblanco volvió así a ser campeón. Y aún sueña con más…