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Madrid/dpa
El Atlético de Madrid buscará mañana refugio en la Liga de Campeones del fútbol europeo cuando se enfrente al PSV Eindhoven, una cita que el conjunto madrileño asume como un posible bálsamo para curar recientes heridas.
Son tiempos difíciles para el equipo de Diego Simeone, que vive su peor arranque de temporada desde que dirige al equipo y acaba de caer por 3-0 en casa ante el Real Madrid. Sexto en la Liga española, y ya a nueve puntos de los blancos, sumó tres derrotas en los últimos cuatro partidos del torneo nacional para alimentar algo parecido a una crisis, aunque todavía con solución.
En ese contexto, la Liga de Campeones le propone un excelente cobijo contra la tormenta, a juzgar por sus satisfactorios resultados cosechados hasta la fecha. Lleva cuatro triunfos en otros tantos partidos del torneo, ya está clasificado para los octavos de final y ahora sólo le falta dirimir el primer puesto del Grupo D. Ahora cuenta con tres puntos más que el Bayern Múnich, su único rival por ese objetivo máximo y enemigo en la última jornada.
El PSV Eindhoven, con un solo punto, está ya eliminado del torneo y sólo le queda pelear con el Rostov ruso, igualado con el conjunto holandés, por ser tercero del grupo y de esta forma entrar en la Liga Europa. Así pues, el Atlético dispone de una excelente oportunidad de recuperar la autoestima perdida y reengancharse a los buenos resultados a la espera de redefinir una filosofía que de momento parece dispersa. “Debemos recuperar el estilo”, reclamó esta semana el delantero Fernando Torres.
Según lo ensayado hoy por Simeone, Koke permanecería como eje del centro del campo y al equipo se sumarían cuatro novedades, como podrían ser Nicolás Gaitán, José María Giménez, Sime Vrsaljko y Kevin Gameiro. En la suplencia quedarían Saúl, Juanfran, Stefan Savic y Torres.
Lo siguiente que debe recuperar el Atlético es la armonía, tanto dentro como fuera del campo. Contrariamente a lo ocurrido en los últimos años, los jugadores sembraron dudas con sus declaraciones públicas y en el campo aparecieron muy nerviosos, constatando con sus gestos que no son un equipo seguro y satisfecho con el trabajo.
El PSV parece un rival deseable. El empate sin goles ante el Willem II, antepenúltimo de la Liga holandesa, fue la constatación de su mal momento. Sólo ganó uno de los últimos cinco partidos jugados y llueven críticas sobre Philip Cocu, su entrenador.
El PSV no conoce la victoria en la actual edición de la Liga de Campeones y está en serio riesgo de hacer su peor campaña en una fase de grupos de esta competición, recordando 2008, cuando acabó con tres puntos, y 1992, con uno. Nada que ver con el equipo que la pasada temporada apretó al Atlético en los octavos de final, cuando los rojiblancos lograron su clasificación en una dramática tanda de penales.
