Por Alina Dieste
Bogotá/AFP
Emboscadas mortales, viagra click atentados contra infraestructura energética, check contaminación por hidrocarburos: la guerrilla de las FARC recrudeció su ofensiva en el suroeste de Colombia, tras poner fin a la tregua unilateral que había adoptado en medio de negociaciones con el gobierno para terminar cinco décadas de conflicto.
Tres policías murieron el jueves en el departamento de Cauca en un asalto con explosivos y ráfagas de fusil de las FARC, según las fuerzas militares, que también les atribuyeron el derribamiento de una torre eléctrica en el departamento del Caquetá que dejó sin luz a unas 470.000 personas.
Acciones similares de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que sostienen desde noviembre de 2012 en Cuba diálogos de paz sin un alto al fuego en el terreno, se han registrado en los últimos días en las ciudades portuarias de Buenavenutura y Tumaco, en la costa del Pacífico.
Las autoridades también informaron el jueves de un atentado de las FARC contra un oleoducto en el departamento de Nariño, que ha contaminado ríos de la zona y amenaza con llegar al Océano Pacífico.
El lunes, guerrilleros forzaron a conductores de 19 camiones a derramar unos 200.000 galones de crudo en el departamento de Putumayo, un daño que según el gobierno llevará 15 años superar y que puede propagarse a Ecuador y Perú.
Tras un consejo de seguridad en Florencia, capital de Caquetá, el comandante de las Fuerzas Militares, Juan Pablo Rodríguez, dijo este jueves que cinco carrotanques fueron interceptados nuevamente en Putumayo por guerrilleros vestidos de civil, pero no especificó cuánto crudo fue vertido antes de que los uniformados lograran detenerlo.
Rodríguez anunció recompensas de hasta 50 millones de pesos (unos 20.000 dólares) «para quien dé información que permita neutralizar cualquier acto terrorista».
De gira por Europa, donde busca fondos para el posconflicto, el presidente Juan Manuel Santos, impulsor de las conversaciones en La Habana, repudió la escalada de violencia.
«Son actos irracionales, como los actos terroristas que están cometiendo volando las torres para dejar a poblaciones enteras sin luz», dijo Santos en Bruselas al finalizar la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) y la Unión Europea (UE).
«Si esa es la forma de buscar apoyo para ese proceso de paz, se equivocan de cabo a rabo, porque lo que están generando es exactamente lo contrario», agregó.
«Error de cálculo»
El ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, anunció un refuerzo de las medidas de seguridad para atender la arremetida guerrillera, que se produce luego de que las FARC, nacidas en 1964 de una insurrección campesina, suspendieran el 22 de mayo el cese al fuego unilateral que mantenían desde diciembre para mostrar su compromiso con las negociaciones.
Para el politólogo colombiano Jaime Zuluaga, «estas acciones no son novedosas, lo que parece novedoso es que vuelvan a producirse después del fin de su tregua».
«Las FARC esperan poner presión sobre las negociaciones de paz para obtener un alto el fuego bilateral, es un error de cálculo en un contexto donde el escepticismo no deja de crecer», dijo a la AFP este profesor de la Universidad Externado, especialista en la guerrilla.
Sergio Jaramillo, Alto Comisionado para la Paz y delegado en las negociaciones en La Habana, consideró que todo esto «sólo sirve para alejar a los colombianos de la paz».
«Es muy difícil explicarle al país los acuerdos, llenarlo de entusiasmo, cuando las FARC están cometiendo actos de terrorismo», apuntó.
Los recientes atentados de las FARC arriesgan también las inversiones privadas en el país. Un análisis de la consultora británica Verisk Maplecroft, al que accedió la AFP, señaló que de 56 ataques de esa guerrilla desde el fin de su tregua, 21 fueron contra la infraestructura energética.
Además del proceso con las FARC, que busca terminar con una conflagración que ha dejado más de 220.000 muertos, el gobierno avanza diálogos exploratorios con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), segundo grupo insurgente en el país.
Pero estos acercamientos no han dado lugar aún a negociaciones de paz formales, algo que los países de la Celac y la UE reclamaron «cuanto antes» en su declaración final el jueves.