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Argentina elevó sus niveles de pobreza desde el 32% hasta el 35,4% de la población en el primer semestre del 2019, según el último informe del Índice Nacional de Estadística y Censos (INDEC), publicado el lunes. Asimismo, la tasa de indigencia se ubicó en el 7,7%, mostrando un aumento del 1% con respecto a los últimos seis meses del año pasado.
De esta forma, se trata del relevamiento sobre pobres e indigentes más alarmante de la actual Administración.
Por la mañana, el mandatario argentino, Mauricio Macri, ya había adelantado que las cifras publicadas por el organismo serían negativas.
«En unas horas, el INDEC va a dar a conocer el último índice de pobreza que, lamentablemente, va a reflejar la difícil situación por la que atravesamos», reconoció durante un acto de campaña en la Provincia de Buenos Aires.
En su primer año de mandato, el dirigente le había planteado a la ciudadanía que analizara su gestión según los índices de pobreza.
«A partir de aquí, quiero y acepto ser evaluado como presidente», expresó en septiembre del 2016, tras comentar que uno de cada tres argentinos eran pobres.
Sin embargo, durante su Gobierno se empeoraron aquellos registros: en el segundo semestre del 2016 había 30,3% de pobres, cuyo número se logró bajar hasta el 25,7% el siguiente año, pero luego volvió a subir abruptamente con los números actuales. Así, el reciente informe refleja el resultado de la fuerte crisis económica que atraviesa la sociedad argentina, con disminución del empleo, inflación elevada y caída del consumo.
Los cambios económicos más recientes no figuran en la estadística
Sin embargo, el documento estatal no incluye datos del segundo semestre, cuando se produjeron los principales desbarajustes económicos: tras las elecciones primarias del 11 de agosto, en pocas horas aumentó la cotización del dólar de modo exponencial, que se tradujo en una devaluación del peso argentino que giró en torno al 30%.
En ese país sudamericano, cuando sube el valor de la divisa estadounidense, suelen crecer los precios para el consumo general, incluso en alimentos. En otras palabras, si los salarios no suben de modo proporcional, la capacidad de compra de muchas familias se reduce. De hecho, por aquellos días el director del Banco Central, Guido Sandleris, ya había advertido: «La volatilidad cambiaria genera más inflación y más pobreza».
Panorama complicado, a semanas de las elecciones
Con este contexto de mayor vulnerabilidad social, y una clase media con más complicaciones económicas, el 27 de octubre serán los comicios presidenciales. Así, luego del contundente triunfo del opositor Alberto Fernández en las primarias, con el 47,78 % de los votos, dejando a Macri en segundo lugar, con 31,79 %, el socio de Cristina Fernández de Kirchner se perfila como el favorito para ganar la Presidencia.
Por otro lado, el próximo mandatario deberá asumir el compromiso de pagar la deuda externa contraída por el actual Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 57.000 millones de dólares, una cifra que Argentina afronta con pocas reservas en el Banco Central.
Asimismo, mientras resuena el peligro del ‘default’, es decir, la incapacidad de pagar deudas, el riesgo paísargentino, medido por JP Morgan, se ubicó el 30 de septiembre en los 2.149 puntos. La cifra negativa es muy alta, e indica que el país sudamericano tiene poca solvencia financiera, situación que puede perjudicar la llegada de inversiones.