Por Stéphane Barbier
Teherán/AFP
La tensión entre Irán y Estados Unidos, elevada desde la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, volvió a aumentar este jueves, cuando Teherán calificó de «provocadoras» las advertencias estadounidenses sobre su papel «desestabilizador» en Oriente Medio.
El consejero de Seguridad Nacional del nuevo presidente estadounidense, Michael Flynn, había afirmado el miércoles que Estados Unidos «lanzó una advertencia» a Irán, en particular sobre un reciente disparo de misil balístico por Teherán.
Varios medios estadounidenses afirmaron el jueves que la Casa Blanca pensaba anunciar nuevas sanciones contra Teherán.
Según la cadena CNN, estas podrían apuntar contra individuos o entidades vinculadas con el programa iraní de misiles balísticos, sin cuestionar, no obstante, el acuerdo sobre el programa nuclear iraní.
Estas declaraciones «son sin fundamento, repetitivas y provocadoras», respondió este jueves el portavoz del ministerio iraní de Relaciones Exteriores, Bahram Ghasemi, citado por la agencia de prensa oficial Irna.
Según Ghasemi, las observaciones de Flynn caen en el «momento en que los esfuerzos de la República Islámica de Irán en la lucha contra los grupos terroristas en Oriente Medio son conocidos por todos».
«Es lamentable que la administración estadounidense, en lugar de apreciar a la nación iraní por su lucha sin descanso contra el terrorismo, ayude en la práctica a los grupos terroristas repitiendo las mismas observaciones sin fundamento y adoptando medidas inadaptadas», agregó.
Entre esas medidas, citó la prohibición temporal de ingreso a Estados Unidos para los ciudadanos de siete países mayoritariamente musulmanes, entre ellos Irán, que provocó en los últimos días numerosas reacciones negativas en todo el mundo.
Interrogado el jueves en Washington por un periodista que le preguntaba si se había excluido una acción militar contra Irán tras su prueba del misil balístico realizada el domingo, Trump simplemente respondió: «nada está excluido».
Anteriormente, el presidente estadounidense ya había atacado a Irán en sus habituales tuits matinales, reafirmando su oposición al acuerdo nuclear «desastroso» cerrado en 2015 entre Teherán y seis grandes potencias, incluyendo Estados Unidos, que permitió el levantamiento de una gran parte de las sanciones internacionales contra Irán a cambio de una limitación de su programa nuclear.
‘Siniestras intenciones’
El Pentágono prefirió mantenerse discreto y se negó el jueves a precisar la advertencia dirigida a Irán, guardando silencio sobre eventuales consecuencias para el dispositivo militar estadounidense en la región.
La tensión entre Teherán y Washington, que rompieron sus relaciones diplomáticas en 1980 tras la revolución islámica, se acentuó brutalmente tras la investidura del Trump el 20 de enero.
Además de su decreto antiinmigración, los otros temas de desacuerdo giran en torno al futuro del acuerdo nuclear de 2015 y al programa iraní de misiles balísticos.
El último de los test de misiles, reconocido por las autoridades iraníes en el marco de su estrategia «defensiva», molestó particularmente a Washington.
Pero el general Hosein Salami, número dos de los Guardianes de la Revolución, el ejército de élite de Irán, afirmó el jueves que Irán no solo continuará con esta política sino que la incrementará.
«El número de misiles de Irán, de buques de guerra, de lanzadores de misiles de defensa, aumenta cada día», declaró el general Salami, citado por las agencias Tasnim e Isna.
«El cielo, la tierra y el mar están bajo control de esta nación (Irán). No es una tierra a la que un extranjero pueda venir con siniestras intenciones», agregó durante una conferencia en Kashan, en el norte del país.
Al confirmar una nueva prueba de misil, el ministro iraní de Defensa, el general Hosein Dehghan, había asegurado el miércoles que esta no era contraria ni al acuerdo nuclear ni a la resolución 2231 de la ONU que lo ratificó.
Dicha resolución llama a Irán «a no realizar ninguna actividad relacionada con misiles balísticos concebidos para llevar una ojiva nuclear».
Teherán siempre ha afirmado que sus misiles no están concebidos con ese objetivo.