Rosmeri Alfaro
@RosmeriAlfaro
La independencia centroamericana del dominio español, las luchas internas entre las provincias centroamericanas, la fundación de la República del Salvador, en 1841y el estallido de la guerra civil a partir 1980, son solo algunos de los acontecimientos que el autor del libro “El Salvador: resumen histórico ilustrado 1501-2001”, Carlos Colindres, compartió este mes de la independencia con Diario Co Latino.
Colindres también comentó a qué se debe que los salvadoreños tengan un nivel de patriotismo bajo, algo que según el escritor “puede deberse al alto nivel de pesimismo que se vive en el país, por ello aunque la gente de El Salvador es luchadora, muchos piensan que hay muy poco de que sentirse orgulloso”.
El profesional salvadoreño tiene una licenciatura en computación (Canadá) y una Maestría en Ciencias de Información (EEUU). Se ha desempeñado como Director del Sistema Bibliotecario de la UES y posteriormente como Director del Centro de Recursos de Información de la Embajada Americana en El Salvador.
¿Cuáles considera que son los principales sucesos acontecidos en El Salvador desde 1501 hasta 2017?
-En estos primeros 500 años de historia destacan principalmente el descubrimiento, conquista y sometimiento de los pueblos indígenas, lo que dio origen a una nueva sociedad de clases, la independencia centroamericana del dominio español, qaue debería producir una nueva república, libre, soberana, autosuficiente; y las luchas internas entre las provincias centroamericanas que terminarían pariendo a cinco pequeñas y débiles repúblicas, en lugar de la nación federal que buscaba integrar a las provincias.
Además, la fundación de la República del Salvador, en 1841, sentando las bases de lo que es hoy la nación salvadoreña; el surgimiento del Estado cafetalero, consolidando a un grupo de poderosas familias criollas en detrimento de las grandes mayorías campesinas; y la consolidación de una dictadura militar a partir de 1931, con el visto bueno de las poderosas familias terratenientes del país.
Pienso que también el estallido de la guerra civil a partir 1980, luego de largos años de represión y explotación de campesinos y obreros y el actual periodo de post-guerra, tras la firma de los Acuerdos de paz de 1992, donde el gobierno ha estado sometido al control de los líderes de los partidos políticos.
¿Cree que la independencia cumplió con las finalidades por las que fue firmada? ¿Por qué?
-En cuanto a liberarse del control español, sí. En cuando a crear un gobierno único, de carácter federal, para todas las provincias firmantes del Acta de Independencia, la respuesta es no.
De acuerdo con la Asamblea Nacional Constituyente de 1823, el artículo primero de las llamadas Bases para la nueva Constitución de la República expresaba que la Constitución se dirige a asegurar la felicidad del Pueblo, sosteniéndole en el mayor goce (sic) posible de sus facultades: establece la independencia y soberanía nacional: determina con exactitud la división de los poderes: y afianza los derechos del hombre y del ciudadano, sobre los principios eternos de libertad, igualdad, seguridad y propiedad.
Sin embargo, estos objetivos no pudieron cumplirse a cabalidad. Hubo desde un principio demasiadas intrigas y desconfianzas entre los líderes de las provincias que no permitieron la integración en una sola República. Prácticamente desde el nombramiento del salvadoreño Manuel José Arce, como primer presidente de la República Federal de Centroamérica, en 1825, hasta la decisiva derrota del hondureño Francisco Morazán, en 1939, a manos del guatemalteco Rafael Carrera, Centroamérica se mantuvo en un estado de guerras internas. Las cinco repúblicas que surgieron de esta etapa, pequeñas y debilitadas por las guerras, quedaron a merced de las grandes potencias.
¿Opina que la historia salvadoreña ha sido convulsa? ¿Por qué?
-Si entendemos por historia convulsa una historia violenta, intermitente y sofocante, ciertamente la historia salvadoreña ha sido extremadamente convulsa.
Por ejemplo: el país fue fundado a sangre y espada por los Conquistadores, quienes explotaron hasta el agotamiento a sus “encomendados”, a pesar de las protecciones que la Corona otorgaba a sus nuevos súbditos indígenas.
Cada levantamiento popular en busca de las defensa de los derechos de las personas, todos fueron respondidos con una brutal represión por parte del Estado.
Actualmente, el no haber atendido a partir de la firma de la paz en 1992, la injusticia y la falta de inclusión endémica de siempre, agravadas por las necesidades económicas y sociales de la población empobrecida por doce años de guerra civil, han llevado al país a un nuevo momento caótico que algunos ya han bautizado como de “guerra social”, agudizado por los grupos delincuenciales y las pandillas.
¿Considera que El Salvador ha superado las limitantes políticas y económicas que ocasionaron los levantamientos sociales?
-No. La firma de los Acuerdos de Chapultepec, que prometían tanto, fue una oportunidad desperdiciada. Los gobernantes, a partir de 1992, tuvieron una oportunidad histórica de reconstruir al país de otra forma, más justa y humana. No se han enfrentado males endémicos como la falta de justicia social, de oportunidades, y de inversión en los recursos humanos, entre otros.
En su opinión ¿A qué se debe que la sociedad salvadoreña tenga un nivel bajo de patriotismo?
-Puede deberse al alto nivel de pesimismo que se vive en el país. En el pasado no muy lejano el país era conocido como una dictadura militar que estuvo metido en una cruel guerra civil. Actualmente, lo que la gente en el exterior sabe sobre El Salvador es que es uno de los países más violentos del mundo. Aparte de los altos niveles de violencia que el salvadoreño debe enfrentar cada día desde que sale de su casa, las oportunidades de empleo o de superación son escasas.
Si por ejemplo, todas las iniciativas de la llamada “responsabilidad social empresarial” se hubieran iniciado (con mayor inversión, por supuesto) a mediados de la década de los 1990s, y se hubiera invertido fuertemente en la juventud salvadoreña de entonces, tal vez la situación del país fuera otra.
Simplemente, a pesar de que la gente de El Salvador es trabajadora y luchadora, muchos piensan que hay muy poco de que sentirse orgulloso hoy en día.
¿Considera que a lo largo de la historia de El Salvador, los grupos económicos han querido controlar el sistema político del país? ¿Por qué?
-Esto ha sido casi siempre así. El que controla el sistema político controla la economía y se lucra de sus beneficios. De esta forma operaron las 14 familias cafetaleras a inicios del siglo XX. También fue así con las alianzas entre militares y empresarios, que controlaron el aparato político-económico entre 1931- 1980. Recordemos más recientemente al llamado “Bloque empresarial hegemónico salvadoreño”, donde a partir de 1989 llegan al poder gentes como Alfredo Cristiani y Armando Calderón Sol, miembros de estos poderosos grupos económicos.
¿Cuáles considera que son los principales retos, tanto a nivel político y económico, que enfrenta El Salvador en la actualidad?
-Lo primero, lo más urgente es pacificar al país.
Para continuar, deberían depurarse verdadera y constantemente el sistema judicial, las contralorías (Corte de Cuentas, Transparencia, etc.) para que funcionen como entes independientes y confiables que impartan justicia y control, fuera de la influencia de los políticos.
De suma importancia también es que se invierta fuertemente en la educación de la juventud salvadoreña. Hace falta invertir en escuelas dignas, en bibliotecas y laboratorios bien equipados. Un recurso humano bien capacitado permitiría atraer inversión externa de calidad y ya no estar pensando solo en traer maquilas.
Colindres es autor de varios libros, incluyendo “Las Ciencias de la Información en el siglo XXI” y “Sueños Recursivos: una colección de relatos”.
Actualmente se encuentra trabajando en dos libros: la nueva edición de una obra en ingles sobre El Salvador (llamado “El Salvador Today”, publicado inicialmente en 2013) y en un nuevo libro de relatos (algunos de tipo fantástico- ciencia ficción, otros de tipo costumbrista).