Rodrigo Colorado,
Estudiante egresado de Antropología in fieri
El autismo es una paradoja en nuestras sociedades latinoamericanas, debido a que nuestros pueblos han vivido una cultura autoritaria, excluyente y marginadora, a estas sociedades les han borrado de su mentalidad las identidades culturales originarias, las personas con autismo no escapan de esas relaciones socioculturales y económicas, El Salvador no es la excepción, por esta razón espacios de socialización como la familia, los centros educativos, el trabajo y la iglesia, suelen ser espacios en donde no se garantiza que la persona con autismo se realice como ser humano, con derechos y libertades, pero tampoco esta es la historia oficial que viven las personas con autismo y su familia, no siempre se pasa desapercibido del esfuerzo que hacen los especialistas de la salud, docentes y padres de familia, quienes construyen desde los laureles de la ciudadanía una cultura de inclusión educativa y social.
Por esta razón hablar del tema de inclusión educativa de las personas con autismo como de otras Necesidades Educativas Especiales es un tema primordial para las Ciencias Sociales, en este caso la Antropología y la Arqueología, porque estas mismas ciencias han estudiado en El Salvador las historias y las culturas salvadoreñas de los sectores subalternos, tanto la familia y la persona con autismo forman parte de los sectores subalternos, están invisibilizados por el Estado y la sociedad salvadoreña.
La moral colaborativa: La estrategia de la humanización de la evolución.
En los artículos anteriores se ha establecido a través de hallazgos científicos de la Arqueología, Antropología, ya que se considera que existe la posibilidad de la presencia de personas con autismo funcional en la Prehistoria. Para ello se considera que la posibilidad de la participación de nuestros sujetos de estudio (personas con autismo), se dio a cabo en los grupos Cazadores-recolectores por medio de la construcción de relaciones sociales-culturales solidarias, la doctora Penny Spikins de la Universidad de York-Inglaterra, la llama: Moral Colaborativa.
La Moral Colaborativa forma una pieza importante en los cambios sociales y culturales de nuestros antepasados prehistóricos. La Moral Colaborativa es el comportamiento sociocultural que les garantizaba establecer redes sociales en donde los seres humanos intercambiaban herramientas, tecnologías, alimentos, en estas relaciones sociales, también incluían a personas discapacitadas, ancianos, mujeres embarazadas, a estas personas se les protegía, en esta red social está incluida la persona con autismo. Por ejemplo, existen hallazgos arqueológicos que garantizan que el ser humano del Periodo Paleolítico incluyó el cuido a personas discapacitadas, por ejemplo: El sitio de Sima de los Huesos, Atapuerca, en el norte de España, que data de hace unos 450.000 años. La cacería y la recolección en la vida cotidiana del Periodo Paleolítico Superior eran evidentemente un riesgo para estas poblaciones con Necesidades Especiales Educativas. Sin embargo, la solidaridad de los primeros humanos claramente mantuvo a los individuos heridos o vulnerables dentro del grupo.
El sitio de los Huesos, Atapuerca-España, se han encontrado cuerpos de 28 personas en una fosa común, este hallazgo arqueológico nos garantiza observar una de las primeras actividades rituales en los funerarios del periodo Paleolítico Superior Europeo. De los cuerpos encontrados, varios sufrían de condiciones que requerían apoyo y protección. Dentro de los hallazgos arqueológicos, se encuentra un cuerpo de un niño de alrededor de las edades entre cinco a ocho años de edad, sufría de craneosintosis y una torsión del cráneo que pudo haber llevado a la discapacidad mental al niño, pero se evidencia que fue cuidado por el grupo Cazador-recolector (Igualitario) como cualquier otro niño.
Capacidad intelectual de las personas con autismo.
Los Cazadores-recolectores tuvieron la capacidad de colaborar entre sí y cada vez era más importante, tanto que entre las personas que inspiraban la confianza en el grupo, eran reconocidas por su habilidad de colaborar en el trabajo por generar confianza. En el caso de las personas con autismo, pues la misma Antropología nos garantiza que dicha condición es una condición social diferente, estas personas están dentro de la sociedad y participan dentro de la cultura material, utilizan la tecnología para comunicarse en las relaciones socioculturales y muchas veces son los conceptos matemáticos la pieza clave para entrar en contacto con el mundo, según las antropólogas Elinor Ochs, Olga Solomon de la Universidad de Los Ángeles California-USA, y el antropólogo Roy Grinker de la Universidad George Washington-USA padre de una niña con autismo.
El científico en psicopatología Simon Baron Cohen de la Universidad de Cambridge, sostiene que: Los individuos con autismo perciben el mundo natural y social en términos analíticos, como sistemas, reglas y patrones para analizar, en lugar de confiar en medios de interpretación empáticos o intuitivos, es decir, en cierta medida no les interesa interpretar ciertos sentimientos, sin embargo, hay excepciones como el caso de la científica Temple Grandin y la antropóloga Dawn Prince Hughes quienes han logrado expresar sus sentimientos y han entablado comunicación con ciertos animales como: Las vacas y los gorilas. En el primer caso ha aportado al mundo de la producción del ganado lechero, en el segundo, pues la antropóloga Prince Hughes, considera que las personas con autismo funcional tienen que ser escuchadas e incluidas en las Universidades, ya que tienen una capacidad intelectual para aportar a la sociedad.
Desde la Psicología Social se describen las aspiraciones de las personas con autismo, los investigadores tales como Daniel Batson, Tricia Klein, Lori Highberger y Laura Shaw, consideran lo siguiente: Su mayor adhesión a las normas sociales y morales puede desempeñar un papel importante en el establecimiento de controles sobre la inestabilidad social, ya que los niveles más bajos de empatía también están asociados con mayores grados de equidad y preocupación por la justicia. En este caso son atraídos por carreras como las licenciaturas en derecho, etc.
Bajo estos parámetros de las Ciencias humanas y de la salud, podemos dar una respuesta a la pregunta: ¿Hay un hallazgo científico más profundo detrás de las MGR de la Edad de Hielo en Europa?, y no solo participaron como constructores de tecnología, sino también en el establecimiento de normas sociales en los grupos de Cazadores-recolectores (Igualitarios). Una posible participación de personas con autismo funcional, nos lleva a pensar en la actualidad, para aquellas personas que no han convivido con personas con autismo, pero si han logrado conocer a través de la industria cultural, la película: Mi Nombre es Khan, el personaje tiene autismo funcional y tiene que luchar contra la intolerancia, la exclusión, marginación y autoritarismo de las sociedades de Medio Oriente y Occidente. Khan es muy inteligente, pero también tiene sentimientos y se enamora, así como también representa el activismo ciudadano de una persona con autismo y de su cultura musulmana que es estigmatizada y odiada por el racismo norteamericano, lucha contra esa cultura de exclusión, al grado que llega a expresarse en un mitin político del entonces presidente George W. Bush, en el mitin, Khan grita «Mi nombre es Khan y no soy terrorista».
No quiero establecer un parámetro en donde se idealice y estereotipe a la persona con autismo, con el ejemplo de la película «Mi nombre es Khan» pero en la mayoría de casos las personas con autismo son honestas y obedientes, siempre y cuando hayan recibido una atención adecuada a través de las terapias, siempre y cuando los espacios de socialización le garanticen el respeto a su dignidad humana, en este caso: La Familia, Centro Educativo, Salud, Iglesia y Asociación Comunal.
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