Naciones Unidas / AFP / PL
Laura Bonilla
La expresidenta chilena Michelle Bachelet deberá enfrentar como nueva Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU el aumento del «odio y la desigualdad» en el mundo, alertó el viernes el jefe de la organización.
La socialista Bachelet, de 66 años, la primera mujer presidenta de Chile, torturada por la dictadura pinochetista en los años 70 y enérgica defensora de los derechos de las mujeres, fue ratificada en el cargo este viernes por parte de la Asamblea General de la ONU.
La dos veces presidenta de Chile reemplazará desde el 1 de septiembre al príncipe jordano Zeid Ra’ad Al Hussein, un vigoroso crítico de los abusos de derechos humanos en varios países, incluido en Estados Unidos bajo el gobierno de Donald Trump, en Rusia y China.
«No puedo pensar en nadie mejor calificado para el cargo», dijo a periodistas el secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, que la presentó como «una pionera» y «una sobreviviente de la brutalidad de las autoridades (…) que ha vivido bajo la oscuridad de la dictadura».
Pero alertó que Bachelet enfrenta un tremendo desafío al asumir el mandato en momentos en que «el odio y la desigualdad aumentan, el respeto por las leyes humanitarias y de derechos humanos declina, el espacio para la sociedad civil se reduce, la libertad de prensa está bajo presión».
«Me siento muy honrada», reaccionó Bachelet desde Santiago, en un video publicado en su cuenta Twitter.
«Cumpliré con toda mi fuerza, con toda mi energía y mis convicciones con esa gran tarea que lo que busca es darle dignidad y bienestar a todas las personas», aseguró.
– De víctima a defensora de los DDHH –
Hija de un militar que se opuso al derrocamiento del presidente socialista Salvador Allende y murió tras ser torturado bajo la dictadura de Augusto Pinochet, Bachelet fue detenida y torturada en 1975, antes de partir al exilio, primero en Australia y luego en Alemania oriental.
Pediatra de profesión y experta en salud pública, tras el regreso de la democracia a Chile en 1990, Bachelet fue ministra de Salud, luego de Defensa y finalmente dos veces presidenta, hasta marzo pasado, cuando por segunda vez pasó el gobierno al conservador Sebastián Piñera.
Bachelet fue también la primera directora de ONU Mujeres de 2010 a 2013, la agencia de la organización que promueve la igualdad de género.
Zeid, que dejará el cargo el 31 de agosto, se declaró por su lado «verdaderamente encantado» por la designación de Bachelet.
«Tiene todos los atributos para tornarse una exitosa alta comisionada: coraje, perseverancia, pasión y un profundo compromiso con los derechos humanos», señaló Zeid en un comunicado.
Zeid decidió que no se postularía a un segundo mandato de cuatro años tras perder el apoyo de países poderosos.
Recientemente dijo que permanecer en su puesto «en el actual contexto geopolítico (…) implicaría arrodillarse en súplica».
Estados Unidos, que se retiró del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en junio, cruzó duras declaraciones con Cuba y Venezuela durante la Asamblea General.
EEUU sin la mínima autoridad moral
Después de una intervención de Estados Unidos en la Asamblea General en que señaló a Cuba y Venezuela como países donde se violan los derechos humanos, la representante permanente alterna de la isla, Ana Silvia Rodríguez, destacó la ‘tendencia patológica de esa delegación a tergiversar la realidad’.
La diplomática felicitó a Bachelet y dijo que confía en su probada experiencia y conocimiento para que realice un excelente desempeño en el cargo, alejada de dobles raseros, de politización y selectividad.
Pero lamentamos profundamente que Estados Unidos haya empleado el nombramiento de Bachelet para cuestionar a mi país, subrayó la embajadora y rechazó la manipulación de Washington.
Cuba es parte de 44 instrumentos internacionales de los derechos humanos, Estados Unidos lo es solo de 18, Cuba tiene mucho que opinar, mostrar y defender en ese sentido, recalcó.
Qué puede defender el Gobierno de Estados Unidos, un país donde se cometen flagrantes violaciones: no tienen la mínima autoridad moral para juzgar a mi país, aseveró Rodríguez.
La diplomática recordó el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a la isla, y los numerosos asesinatos, expresiones de brutalidad y abuso policial en la nación norteña, especialmente contra la población afroamericana.
Mientras tanto, agregó, el Gobierno estadounidense amenaza con imponer mayores restricciones a los servicios locales de salud, lo cual puede dejar a 23 millones de personas sin seguro médico.
En Estados Unidos se marginan migrantes y refugiados, se pretenden levantar muros que denigran a los países vecinos y se abandonan compromisos internacionales para preservar el medio ambiente, expresó la embajadora.
También continúa la cruel e inhumana política de separar a los niños de sus padres cuando intentan entrar de manera ilegal por la frontera con México, se mantiene la ocupación ilegal en la base naval de Guantánamo en Cuba y siguen desatando guerras contra diversos, sustentadas en argumentos fallidos, agregó.
Asimismo, consideró que cualquier estrategia para cambiar el sistema político en Cuba está condenada al fracaso, y los cambios que sean necesarios lo seguirá decidiendo soberanamente el pueblo.
Estados Unidos parece mostrar una ‘amnesia patológica’ cuando niega estas violaciones y señala a otros, pero allí están las imágenes de torturas y de niños enjaulados para mostrar la realidad, aseguró Rodríguez.
Por su parte, el representante permanente de Venezuela ante la ONU, Samuel Moncada, indicó que Estados Unidos debería hablar de derechos humanos el día en que decida acabar con la práctica de separar a niños migrantes de sus familias y encerrarlos en jaulas, que deje de usar drones para asesinatos selectivos, o que acabe con la tortura y las detenciones arbitrarias.
La nación norteña juzga y critica a otros, cuando discrimina y deja abandonado a su suerte a los habitantes de Puerto Rico tras los huracanes, observó.
El presidente estadounidense, Donald Trump, califica con expresiones denigrantes a muchos países y amenaza públicamente con hacer uso de la fuerza militar contra naciones soberanas como Venezuela, de qué tipo de respeto a los derechos humanos habla, cuestionó Moncada.