SANTIAGO/Xinhua
La ex presidenta chilena y actual alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, expuso este jueves su punto de vista sobre la nueva Carta Magna que redacta la Convención Constitucional.
«Lo más relevante, a mi juicio, es entregar al país un marco de entendimiento consistente en permitir el desarrollo de nuestros principios comunes, del cual se desprenda una interpretación clara y compartida», señaló Bachelet sobre la nueva Constitución, cuyo texto final se presentará a mediados de 2022 y se someterá a un plebiscito de voto obligatorio.
Añadió que «la enumeración exhaustiva de derechos y deberes puede terminar siendo letra muerta», por lo que instó al grupo de convencionales constituyentes a priorizar las temáticas y dar flexibilidad a los artículos ante diversos escenarios.
Bachelet, de visita en Chile, se presentó por la mañana en la Comisión de Sistema Político de la Asamblea Constituyente, una instancia en la que participó anteriormente el anterior presidente chileno Ricardo Lagos.
Ella abordó este jueves temas como el actual régimen presidencial y las distintas formas de gobierno, la autonomía de las regiones, la posibilidad de un Estado plurinacional y la crisis de los partidos políticos, entre otros asuntos.
Durante su intervención, afirmó que la actual discusión sobre instalar un régimen presidencial o semipresidencial se debe situar en el contexto histórico chileno, al tiempo que debe ocuparse de mejorar la representatividad y la rigidez, fortalecer la cultura democrática y reconstituir el lazo entre representantes y representados.
Se mostró también a favor de distribuir el poder y otorgar mayor autonomía a las regiones en materia de administración financiera, leyes y servicios públicos, bajo la idea de legitimar la democracia y construir un nuevo pacto de convivencia en el país.
Asimismo, llamó a «no tener temor» de declarar a Chile como Estado plurinacionalidad en la nueva Carta Fundamental, con el objetivo de reconocer constitucionalmente a los pueblos originarios que habitan el territorio.
Aseguró además que se deben hacer esfuerzos por retomar la confianza ciudadana en los partidos políticos y su rol en la democracia, frente a la crisis de legitimidad que los afecta desde hace años. Para esto, se deben promover estándares modernos para su funcionamiento, precisó.
Bachelet, quien condujo Chile entre 2006 y 2010, y luego entre 2014 y 2018, instaló durante su último mandato el debate sobre renovar la actual Constitución heredada del régimen de Augusto Pinochet (1973-1990), con la participación de la ciudadanía en cabildos abiertos.
Durante el actual gobierno de Sebastián Piñera, el paso a un nuevo texto surgió como parte de un acuerdo político para dar salida a la revuelta que estalló en 2019, con protestas en contra de la desigualdad, el encarecimiento de la vida y el modelo económico neoliberal.
El movimiento social confluyó en un plebiscito celebrado el 25 de octubre de 2020, el cual obtuvo una votación histórica, con un 51 por ciento de adhesión y más de 7,5 millones de sufragios emitidos, en plena pandemia.
Posteriormente, se resolvió en 2021 por votación popular la conformación de una Convención Constituyente integrada por 155 ciudadanos, la mayoría sin militancia política, paritaria en género y con representación de pueblos originarios. La diversidad del grupo fue valorada por Bachelet.