Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino
Sus pasos, firmes y seguros, se registran en la huella que deja en la humedad de la arena Laydi Orbelicia Díaz Rivera, quien nació en el municipio de Concepción Batres, pero emigró a la isla La Pirraya hace treinta años. Ahora reside en la playa de El Espino, lugar donde trabaja junto a otras mujeres pescadoras con quienes organizó la cooperativa “Las Vencedoras”.
“Soy presidenta de Las Vencedoras y últimamente hemos integrado a hombres. Ejercemos la labor de la pesca en la bahía de Jiquilisco, pero ahora, con el apoyo de FIAES, hemos aprendido a pescar con red de altura y con cordel y anzuelo, no usamos bombas para pescar, con el fin de proteger las especies marinas que anidan en los arrecifes artificiales en nuestra zona de pesca”, manifestó.
La pesca de altura, explicó Laydi, es en lancha más grande, con motor de 45 o 60 (caballos de fuerza), y utilizan una malla 4, 5 o 6 (tejido de red) para pescar el pez que comercializan y camarones. Y la pesca del cordel y anzuelo que se hace en el área determinada de pesca.
“No pescamos con redes endosadas que sacan a todas las especies sean pequeñas o adultas y eso es ilegal, como cooperativa respetamos la ley, solo ponemos un malla, esta práctica nos ha permitido, primero, apegar nuestro trabajo a la ley del medioambiente y, segundo, a ser más responsables con el manejo del producto al tomar solo a los adultos, ya que conservamos las especies, damos el cuido a los manglares y así tenemos una zona de pesca permanente.
Son más de 200 personas que trabajamos con esta modalidad y queremos mantener el apoyo de FIAES, que nos enseñó el cuido de los recursos naturales, esta es nuestra pesca responsable”, sostuvo.
Los arrecifes artificiales, facilitados por FIAES, son un grupo de bloques de concreto con especificaciones determinadas que permite a los peces contar con un refugio y lugar de anidación en la zona.
Fueron alrededor de 60 piezas de concreto que semejan un “dado”, con un metro de alto por un metro de longitud, por cada uno de sus cuatros lados, los fueron en secciones de tres cubos por grupo, antes de ser hundidos en el fondo de la bahía, en donde las corrientes marinas no son tan intensas.
Aguas adentro de la bahía se divisan casetas sobre pilares sumergidos, son frágiles cobertizos de palma que sirven de descanso y resguardo cuando las lluvias son fuertes, para los pescadores que vigilan el área del arrecife artificial, y que cuatro bidones vacíos a manera de boyas marcan acompasadamente el movimiento de las mareas. Los turnos son de 24 horas, para cuidar esta zona de anidamiento, reproducción y alimento de alta biodiversidad marina que vive en ese varadero.
Jorge Oviedo, director ejecutivo del Fondo de la Iniciativa de las Américas (FIAES), señaló que el trabajo que llevan a cabo junto a las comunidades, socios estratégicos e instituciones que se involucran en la protección de bienes nacionales y personas tiene la finalidad de generar cambios de vida de pescadores artesanales y la protección inmediata del hábitat marino.
Y no es para menos, la bahía de Jiquilisco ha sido declarada “Reserva de Biósfera y Sitio Ramsar”, denominado xiriualtique, que en lengua potón significa “bahía de estrellas”, por el efecto que se forma en el reflejo del cielo en el espejo de agua en noches de verano.
Xiriualtique cuenta además con su “Plan de Desarrollo Local Sostenible”.
“Aquí lo que estamos haciendo es concienciando a todas las cooperativas y grupos de pescadores individuales que viven en la bahía de Jiquilisco, a cuidar el hábitat de las especies marinas y es con la introducción de arrecifes artificiales, práctica a nivel mundial, estamos fomentando la pesca y disminuyendo la presión que tienen estos recursos en la zona al aumentar el hábitat para reproducción. Hemos presenciado cómo se ha vuelto más fácil la pesca responsable y con menos faena para el pescador”, argumentó.
Asimismo, indicó el director del FIAES que el efecto del cambio climático está generando una migración de peces importante, lo que genera que pescadores se aventuren a mar abierto, aumentando las situaciones de riego que pueden llegar hasta la pérdida de vidas.
“Trabajar en este esquema de la organización de comunidades y fortaleciendo las acciones que se tienen con la Policía Nacional Civil, la Marina, el MARN, FIAES, y Fiscalía Ambiental para perseguir a los infractores por el uso de los explosivos, estamos evitando que algunos pescadores erradiquen hábitats naturales, pero también la protección de vida de las personas, muchas de ellas se distinguen porque solo cuentan con una mano por el accidente de una bomba en sus manos”, señaló.
El Plan de Desarrollo Local contiene la protección del bosque del manglar, el bosque dulce, la protección del estero de la bahía de Jiquilisco, la conservación de las tortugas marinas, el desarrollo coordinado de la pesca artesanal y los sistemas agroforestales, de manera que puedan integrarse estos bienes naturales a los habitantes de la zona.
“Es una inversión de 46 mil dólares del FIAES, y las comunidades con una contrapartida igual, en cuanto a trabajo, organización y capacitaciones, queremos ampliar esta práctica a otras zonas de la bahía y fomentar la conservación del manglar, porque sabemos que los manglares son las salas cunas de los peces y esto debemos comprender que no podemos depredar el bosque salado o bosque dulce y no esperar que haya efectos sobre la pesca o contaminar el agua. Por ahora, trabajamos con las comunidades en la isla Pirrayita, La Pirraya, El Remanso y de las nueve cooperativas de la zona estamos hablando de más de 200 personas, pero esperamos extendernos más”, puntualizó.
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