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Bajo el yugo del FBI, América va a Zúrich a recuperar su estatus

Zúrich/dpa

Poco o nada quedó de la época en la que el argentino Julio Grondona y el triniteño Jack Warner ejercían su poder en FIFA a la sombra del presidente Joseph Blatter. Bajo el yugo del FBI, shop el balompié americano asistirá el viernes con la cabeza gacha y huérfano de referentes a una de las elecciones más cruciales de la historia del ente rector del fútbol mundial.

Golpeadas por el escándalo del «FIFAGate», illness ni la Concacaf (Confederación Norte, case Centroamericana y del Caribe) ni la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol) tienen la fuerza y la influencia de los tiempos en los que el suizo ocupaba el trono del fútbol.

Grondona, el gran caudillo del fútbol argentino, trabó una alianza con Blatter que le dio a su país y a Sudamérica un enorme poder dentro de la FIFA. El vicepresidente primero y jefe de la comisión de finanzas se jactaba de haber sido la clave para el triunfo de Blatter sobre el sueco Lennart Johanson en la elección presidencial de 1998.

«Y a este me lo echás ahora mismo», aseguran periodistas haber escuchado decir a Grondona durante el congreso de la FIFA en Seúl 2002. «Este» era el suizo Michel Zen Ruffinen, que había denunciado corrupción en los manejos de Blatter y Grondona en la FIFA. El argentino dijo eso mientras mantenía abrazado a un Blatter al que acababa de estamparle un beso en cada mejilla. Obviamente, Zen Ruffinen fue despedido.

Warner, presidente durante años de la Concacaf, donde controlaba los 35 votos de la organización, creció también a la vera del suizo hasta que en la elección de 2011 decidió traicionarlo apoyando al qatarí Mohammed bin Hammam.

Warner cayó en desgracia y fue suspendido de por vida, además de implicado como uno de los principales sospechosos de corrupción en la investigación con la que el departamento de Justicia de Estados Unidos puso patas arriba a la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) en mayo de 2015.

Grondona se libró de ser imputado, pero únicamente porque murió en julio de 2014, cuando aún ostentaba todos sus cargos y poder. Aunque sin nombrarlo, las actas del FBI lo señalan como uno de los principales beneficiados de la trama de pago y cobro de sobornos en la venta de los derechos comerciales de las competencias regionales.

Hoy, el vicepresidente de FIFA en representación de Sudamérica, que entre Brasil, Argentina y Uruguay acumulan nueve títulos mundiales, es el paraguayo Alejandro Domínguez, que fue elegido jefe de la Conmebol en enero y que mañana asistirá en Zúrich a su primer comité ejecutivo del ente rector.

La situación no es mucho mejor para Argentina: el presidente de la asociación nacional, Luis Segura, debutará también mañana en la reunión del gobierno de la FIFA, muy lejos aún de la influencia que logró su predecesor, Grondona.

«Es la crisis mas grande y profunda de la historia de la entidad», admitió Domínguez tras su elección. «No puede haber más malas prácticas. No más conductas inaceptables y corruptas. Nuestro compromiso es restaurar la credibilidad para garantizar la apertura y la transparencia de nuestra entidad», añadió.

Los tres últimos presidentes de la Conmebol, Nicolás Leoz, Eugenio Figueredo y Juan Ángel Napout, están detenidos en relación con el «FIFAGate». El caso afectó de igual modo a la Concacaf, que acude a Zúrich descabezada después de que cayeran en el escándalo sus dos últimos jefes: el caribeño Jeffrey Webb y el hondureño Alfredo Hawit.

En total más de 30 dirigentes y empresarios de América están siendo investigados por el FBI, que sacudió los cimientos de la FIFA con la redada realizada en Zúrich en 2015, dos días antes de la reelección de Blatter. El suizo, que actualmente está suspendido por sospechas de corrupción, no pudo soportar la presión y renunció cuatro días después.

Asustada por el poder cada vez mayor de Asia y África, que quieren más lugares en la Copa del Mundo y apoyan mayoritariamente al jeque bahreiní Salman bin Ibrahim al Jalifa, Conmebol anunció que votará al suizo Gianni Infantino, el candidato europeo, en la elección de FIFA. De esa forma, Sudamérica, que solo reúne diez sufragios, quiere salvaguardar sus 4,5 plazas en el Mundial.

La Concacaf está sin control. La entidad decidió retrasar a mayo la elección de un nuevo presidente y acude a Zúrich, donde mantendrá un Congreso extraordinario un día antes de los comicios en FIFA, sin una consigna clara. Veinticinco de sus 35 miembros son caribeños, pero por primera vez no hay claridad sobre el sentido de su voto. Los siete países centroamericanos están con Infantino, mientras que los grandes, México, Estados Unidos y Canadá, aún están indecisos.

Mientras tanto, Suiza sigue investigando las cuentas de los dirigentes y ex dirigentes de FIFA en relación a su investigación sobre la polémica concesión de los Mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022. Y en Estados Unidos, los detenidos por el «FIFAGate» siguen colaborando con la Justicia. Con las 209 delegaciones de los miembros de FIFA reunidas en Zúrich durante tres días, quién sabe si podría haber nuevas sorpresas.

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