Valencia/España/dpa
El Real Madrid conquistó la Copa del rey al ganar por 2-1 al Barcelona en una final apasionante que se resolvió con una genialidad del galés Gareth Bale en los instantes finales.
Apareció Bale con uno de los goles de la temporada, troche que además vale un título, rx el primero de Carlo Ancelotti como entrenador del Real Madrid. A cambio, el Barcelona quedó llorando después de una aciaga semana en la que fue entregando títulos. Primero, se despidió de la Liga de Campeones; luego, quedó relegado en la Liga española; y ahora cayó en la Copa del rey ante su «archienemigo». Enorme dolor para sus hinchas.
Ancelotti prometió en la víspera que el Real Madrid saldría a disputarle la posesión al Barcelona y cumplió esa parte del acuerdo. Con Cristiano Ronaldo fuera del equipo, Ángel Di María ocupó su puesto. Pero no lo hizo como delantero, sino que se incorporó a la medular. Es decir, el equipo blanco jugó con 4-4-2, lo que favoreció las coberturas defensivas al tiempo que cuidó el balón.
El Barcelona también jugó con un 4-4-2, dejando a Alexis Sánchez en el banco para situar a Cesc Fábregas. Pero a diferencia de los blancos, su juego fue enormemente previsible. A ello contribuyó Lionel Messi, tan ausente como en las últimas semanas.
Y continuando con los defectos visibles del último Barcelona, en el primer gol blanco aparecieron dos «sospechosos habituales»: Dani Alves y José Manuel Pinto. El brasileño perdió el balón, Isco lo recuperó y cedió a Benzema para que el francés tocara hacia Di María. El argentino tiró cruzado y Pinto puso una mano muy blanda. Lo siguiente que hizo el arquero fue sacar el balón de las redes.
El tanto afianzó la propuesta del Real Madrid, que encontró dos actores principales en las figuras de Isco y Benzema. Mientras el volante ofreció una nítida salida del balón, el francés supo descargar y asistir. Si el Real Madrid no engordó su cuenta fue por su falta de puntería. Y si se quiere, se podría añadir el recuerdo de Cristiano Ronaldo.
El Barcelona tardó 22 minutos en probar a Iker Casillas, quien atajó sin problemas un remate blando de Jordi Alba. No hubo más noticias de los azulgranas en ataque durante la primera parte, cuyos centros desde las bandas fueron regalos para la defensa blanca. El Real Madrid se fue al descanso con una ventaja acorde a su superioridad.
La segunda mitad comenzó con la salida de Alba por lesión y la entrada de Adriano. Y por esa banda izquierda llegó una galopada de Bale que finalizó con un disparo fuera. El galés repitió poco después con un disparo que se fue alto.
El Barcelona comenzaba a vivir en el alambre demasiado pronto. Cualquier robo del Real Madrid era ocasión. Y Gerardo Martino arriesgó sacando a Pedro. Es decir, más huecos con cada pérdida de balón. Además, a los blancos no les quemaba el balón y combinaban bien.
Pero en este tipo de partidos, las finales, suele aparecer un actor inesperado y esta vez el nombre correspondió a Bartra. En un saque de esquina, Pepe le dio más distancia de lo aconsejable y el joven central conectó un espectacular cabezazo que salvó el vuelo de Casillas. De la forma más insólita para el Barcelona, un córner, llegó su momentánea salvación.
El gol conectó al equipo azulgrana a la final y de paso agigantó el tamaño de la emoción. El título iba a depender de cualquier detalle, cualquier error, cualquier genialidad. Ocurrió ésto último y llevó la firma de Bale.
A cinco minutos del final, Coentrao le envió un balón larguísimo en el centro del campo, Bartra intentó sacar al galés del campo pero éste enseñó su perfil de velocista. Fue un rayo, un látigo, un expreso, un cohete. Y marcó ante la tímida salida de Pinto. Un gol que inmediatamente dio la vuelta al mundo.
La otra cara de la moneda la propuso Neymar, el otro fichaje multimillonario de la temporada, quien en el último minuto estrelló el balón en el palo. Ahí se le fue al Barcelona el título. Por no tener, ni siquiera, la fortuna.
El Real Madrid pagó más de 90 millones de euros por Bale y en esta noche comenzó a rentabilizar su fichaje. Fue un gol que le dio a los blancos su decimonovena Copa del rey y, de paso, dejó al Barcelona sin nada importante que celebrar esta temporada, salvo milagro en la Liga española. La Copa se la bebió Bale.