Por Michael Mathes
Baltimore/AFP
La presencia de la Guardia Nacional no intimidó a los manifestantes en la ciudad estadounidense de Baltimore, rx algunos de los cuales desafiaron el toque de queda decretado tras la violencia y saqueos del lunes, viagra que el presidente Barack Obama admitió generan “preguntas preocupantes”.
Tras el comienzo de la primera noche bajo toque de queda a las 22H00 (02H00) algunos grupos de manifestantes, principalmente jóvenes negros, se podían ver en las calles y la policía lanzó bombas de humo y gas pimienta para dispersarlos.
El toque de queda, que regirá durante cinco noches, y el despliegue de miles de efectivos de la Guardia Nacional y refuerzos de la policía, fueron adoptados para prevenir nuevos incidentes en esta ciudad portuaria de 620.000 habitantes en la costa este, después de los disturbios que el lunes dejaron más de 140 vehículos quemados, 20 policías heridos, 235 sospechosos arrestados y cientos de comercios saqueados.
Los disturbios que paralizaron a Baltimore comenzaron tras el funeral de Freddie Gray, un negro de 25 años que murió por severas lesiones en la columna vertebral ocho días después de haber sido detenido por la policía.
Obama dijo a la prensa que “hemos visto demasiados casos de agentes teniendo contactos con personas, especialmente negros y casi siempre pobres, en formas que generan preguntas preocupantes”.
La policía de Baltimore tendrá que hacer “una reflexión”, dijo Obama, así como las comunidades que protagonizaron los disturbios. “Pienso que todos como país debemos hacer una reflexión. Esto no es nuevo. Ha sido así durante décadas”, expresó.
No volverá a ocurrir
El gobernador de Maryland, Larry Hogan, recorrió las calles de la ciudad en la madrugada y visitó una barricada de la Guardia Nacional, donde dijo a la prensa que las autoridades asegurarían “que aquello que ocurrió anoche en Baltimore no vuelva a ocurrir”.
“Esta violencia no será tolerada”, dijo Hogan frente a la barricada, donde montaban guardia hombres armados con fusiles de asalto, al tiempo que prometió presencia “masiva” de fuerzas del orden.
Líderes locales y nacionales formularon un llamado a la calma después de un nuevo capítulo de incidentes provocados por tensiones raciales.
“Fue horroroso al punto que mis hijos estaban llorando cuando tratábamos de retornar a casa”, dijo a la AFP Latania Graham, al evocar la noche del lunes.
“Yo siento que mis ancestros lucharon para que todo sea más calmo que esto. Pasar por esto 50 años más tarde es increíble para mí”, añadió Graham, aludiendo a las luchas por los derechos civiles de los negros estadounidenses.
Muchos condenaron a los alborotadores, pero también hablaron de su desconfianza hacia la policía.
Aretha Williams (45 años), empleada de una tienda, dijo frente a una línea de policías antidisturbios, en su mayoría blancos: “Creo que muchos de los policías son racistas … que obtienen una licencia para matar al convertirse en un oficial de policía.”
Una jubilada de 68 años, quien se identificó apenas como Clarence, dijo que no había visto a Baltimore tan tensa desde los disturbios de 1968, cuando seis personas murieron, 700 resultaron heridas y gran parte del centro de la ciudad fue arrasado.
Este martes, las escuelas de Baltimore estaban cerradas como medida de seguridad, aunque muchas voces comentaban que eso podría tener un efecto contrario, dejando a muchos jóvenes y adolescentes en las calles.
El Superintendente de Policía de Maryland, el coronel William Pallozzi, informó que movilizó 500 agentes hacia la ciudad y solicitó otros 5.000 hombres de ciudades de la región.
Por su parte, la Guardia Nacional informó tener disponibles 5.000 hombres y que desplegará una “enorme fuerza” para proteger personas y propiedades.