Santiago, Chile/AFP
El Banco Central de Chile anunció este miércoles la inyección de 4.000 millones de dólares a través de licitaciones a 30 y 90 días, para frenar la caída del peso local que cerró en un mínimo histórico de 794,97 unidades por dólar.
En un comunicado, la entidad emisora informó que había tomado esa decisión para “mitigar eventuales tensiones” en los mercados financieros, “al combinarse los acontecimientos sociales recientes con la menor liquidez que usualmente se observa en la última etapa del año”.
El peso chileno se depreció 1,5% este miércoles hasta las 794,97 unidades por dólar en el mercado cambiario, registrando su mínimo histórico al cierre, en medio de la convulsión social que hace casi un mes afecta al país sudamericano.
La moneda local había terminado la jornada del martes en 783 pesos por dólar, mientras que este miércoles el dólar rozó la barrera de 800 unidades por dólar.
Su valor histórico más bajo antes de la crisis se había registrado en octubre de 2002, cuando cotizó a 761 pesos por dólar.
La inyección en divisas considera un monto de hasta 4.000 millones de dólares, a través de licitaciones de compra de futuras a 30 y 90 días plazo, desde el jueves 14 de noviembre hasta el jueves 9 de enero del próximo año.
Las preocupaciones por la paralización del comercio, que funciona con cuentagotas en Santiago debido a los incidentes generados durante las protestas, y la falta de certezas sobre cómo seguirá la situación política se reflejaron en la debacle protagonizada por la moneda local.
En la misma línea, el Índice de Precios Selectivos de Acciones (IPSA), principal referencia de la Bolsa de Santiago, cayó este miércoles 2,96%.
Con una veintena de muertos y miles de heridos y detenidos, la crisis social desatada el 18 de octubre con convocatorias en redes sociales, en respuesta a la subida de las tarifas del Metro, mantiene en jaque al gobierno del derechista Sebastián Piñera.
El mandatario apuesta por conseguir un pacto social, que incluye la reforma de la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, para aplacar la crisis en el país más estable de la región hasta el estallido de la convulsión social.