Barcelona/dpa
Dirigido por un fabuloso Andrés Iniesta, inspirado por un genial Lionel Messi y con Luis Suárez como ejecutor, el Barcelona despidió el año en la Liga española con una victoria 4-1 frente al Espanyol.
El día en el que el Real Madrid se proclamó campeón del Mundial de Clubes en Japón, los azulgrana respondieron al éxito blanco con un triunfo inapelable que también presionó a los entrenados por Zinedine Zidane.
En la decimosexta fecha, la última de la Liga antes de las vacaciones navideñas, los goles de Luis Suárez (18’ y 67’), Jordi Alba (68’) y Messi (90’) situaron a los de Luis Enrique con 34 puntos, tres menos de los que suma el Real Madrid, que cuenta, eso sí, con un partido menos.
“Siempre se necesita acabar con buenas sensaciones; ya llevamos varios partidos en esta buena línea, con frescura y finura, y nos espera un 2017 apasionante en el que queremos conquistar la Liga, que está más difícil que otros años, pero es nuestro reto y lo que nos motiva”, señaló un satisfecho Luis Enrique, el técnico del Barcelona.
Tras encadenar seis partidos sin perder fuera de casa, el mejor Espanyol de los últimos años nada pudo hacer por evitar la goleada en el Camp Nou cuando Messi, ya en la segunda parte, se cansó del 1-0 que lucía en el marcador y, con dos jugadas brillantes, decidió.
Messi, efectivamente, cambió el derby en la segunda parte, después de que Luis Suárez lo abriera en la primera con un tanto que evidenció algunas de sus virtudes: su capacidad para leer y ejecutar un contraataque perfecto.
La jugada partió de un robo de Javier Mascherano en cancha azulgrana, prosiguió con un pase milimétricamente medido de Iniesta y concluyó con un control y una definición impecables del delantero uruguayo: por bajo y al palo contrario de Diego López.
La combinación entre Iniesta y Suárez, de hecho, fue una constante durante el duelo, que fue generoso en ritmo e intensidad.
En parte porque, valiente, Sánchez Flores apostó de entrada por un planteo más ofensivo de lo habitual. Y aunque la apuesta apenas le dio réditos en ataque -los blanquiazules no inquietaron a Marc André Ter Stegen en la primera parte-, sí sirvió para incomodar a los centrales azulgrana, más presionados que de costumbre.
En contrapartida, el Barcelona se desplegó a partir de los interiores -Luis Enrique prefirió a Denis Suárez en el habitual lugar del croata Ivan Rakitic- y lanzó el contraataque con peligro y asiduidad. Iniesta estuvo en el inicio de casi todas la jugadas. Y el tridente, en la continuación y la culminación.
La escasa ventaja azulgrana a la media parte, no obstante, mantuvo vivas las esperanzas del Espanyol de prolongar su excelente racha fuera de casa: tres victorias y tres empates en las seis últimas fechas.
Y el tiempo, obligó a los de Luis Enrique a insistir para anotar el gol de la tranquilidad. Lo encontraron cuando Roberto Jiménez ya defendía el arco blanquiazul, en sustitución de Diego López (52’). La lesión del arquero marcó, según Sánchez Flores, el choque.
El arquero suplente del Espanyol resolvió mal una extraordinaria jugada de Messi, que dribló a cuatro rivales antes de disparar. Roberto no blocó el balón y el depredador Suárez no perdonó.
Sin tiempo a asimilar la jugada, el astro argentino casi la repitió en el tercer gol azulgrana, que firmó Alba, después de que Messi driblara a otro par de contrarios para colarse en el área y asistir al internacional español.
El Espanyol marcó el gol del honor por medio de David López (79’), antes de que Messi cerrara la noche y el año en la Liga con un remate fabuloso a pase de Luis Suárez.
En los otros partidos dominicales de la decimosexta fecha, Leganés y Eibar empataron 1-1 y el Deportivo de La Coruña se impuso 2-0 al colista Osasuna. Athletic de Bilbao y Celta pondrán el cierre por vacaciones a la Liga este lunes.