Barcelona/España/AFP
Barcelona y Real Madrid no pasaron del empate 0-0 en un clásico liguero español, marcado por los incidentes violentos protagonizados por independentistas catalanes.
El miedo a la movilización convocada por la misteriosa plataforma Tsunamni Democratic había llevado a la aplicación de un fuerte dispositivo de seguridad, que finalmente tuvo que actuar contra radicales violentos fuera del estadio durante el partido.
Empezó el encuentro nervioso con los dos equipos presionando arriba en busca del error del contrario, pero con el paso de los minutos empezó a mostrarse más dominador el equipo merengue.
Los blancos se hicieron con el centro del campo, donde el joven uruguayo Federico Valverde se desvivía para ayudar en ataque y defensa.
Al cuarto de hora, Casemiro remataba de cabeza un balón en el área, que sacó sobre la línea Gerard Piqué (16).
El central azulgrana junto al meta Marc André Ter Stegen fueron los baluartes del Barcelona, en sus momentos de mayores apuros.
El Barça empezó a reaccionar liderado por su capitán Leo Messi, que se echó el equipo a la espalda y antes de la media hora tuvo su gran ocasión.
El argentino cazó un mal rechace de Thibaut Courtois, pero su disparo a gol lo sacó cayéndose Sergio Ramos (26), que se convirtió en el jugador que más veces ha jugado el clásico con 43 encuentros entre los dos grandes del fútbol español.
El Barça se había ido sacudiendo el dominio blanco, pero antes del descanso Fede Valverde congeló al Camp Nou con un disparo raso que blocó Ter Stegen (43).
Tras la pausa, el partido volvió a seguir el mismo guión del inicio, con los dos equipos presionando la salida del contrario y un Barcelona que no lograba hacerse con el control del balón.
Buscando meter más músculo en el centro del campo, entró Arturo Vidal por Sergi Roberto (55), momento en que empezaron a caer pelotas amarillas al campo parando durante un minuto el partido mientras los operarios retiraban los balones.
Bale vería después el videoarbitraje le negaba un gol por un fuera de juego previo de Mendy, que le había asistido (72).
En el último cuarto de hora, los dos equipos acusaron la tensión del encuentro y el partido se rompió sin que pudiera discernirse un dominador claro.
En medio de un juego trabado, ninguno de los dos equipos sería capaz de perforar la puerta contraria para acabar dejando el partido en tablas y con el liderato compartido con 36 puntos.