Por Jamal Al-Jabiri
Saná/AFP
Barcos iraníes, viagra que Washington acusó de llevar armas para los rebeldes chiitas de Yemen, dieron media vuelta el viernes cerca de las costas yemenitas, mientras la coalición liderada por Riad seguía bombardeando a las fuerzas antigubernamentales.
El gobierno yemenita en el exilio acusa al Irán chiita de apoyar militarmente a los rebeldes, aunque Teherán lo desmiente y asegura que sólo les proporciona ayuda humanitaria.
Doce buques estadounidenses, incluido el portaviones Roosevelt, patrullan cerca de las costas yemenitas, bajo bloqueo marítimo, para que se respete la prohibición de entregar armas a los hutíes, que decidió el Consejo de Seguridad de la ONU, hace 10 días.
Responsables estadounidenses indicaron que «vigilan muy de cerca» un convoy de nueve barcos iraníes, dos de ellos armados, que se dirigía rumbo a Yemen antes de dar media vuelta.
Los hutíes tomaron la capital Saná (norte) en enero y avanzaron luego hacia el sur del país hasta entrar en Adén, la gran ciudad del sur, donde el presidente Abd Rabo Mansur Hadi se había refugiado, antes de huir a Arabia Saudita como el resto del gobierno.
Una coalición árabe encabezada por Riad lanzó una campaña de bombardeos el 26 de marzo para apoyar a los partidarios de Hadi y detener a los hutíes, que amenazan con apoderarse de ese país pobre de la península arábiga.
El conflicto entre los rebeldes y las fuerzas gubernamentales ha dejado 1.080 muertos y 4.352 desde el pasado 19 de marzo, según el último balance de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El fondo de la ONU para la infancia, Unicef, indicó, por su parte, este viernes que «al menos 115 (niños) murieron y 172 (quedaron) mutilados», entre el inicio del conflicto y el 20 de abril. Más de la mitad murieron como consecuencia de los bombardeos, añadió la agencia.
El balance real podría ser más alto, aseguró Unicef, que explicó que un centenar de niños había sido reclutado por grupos armados.
Nuevo mediador
«El precio que pagan los civiles es inmenso», denunciaba el jueves desde Ginebra el coordinador humanitario de la ONU en Yemen, que esperaba el regreso «en los próximos días» del personal extranjero evacuado al principio del conflicto.
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas confía en ayudar a 2,5 millones de personas en el país entre mayo y julio, aunque la escasez de carburante podría dificultar esas operaciones.
Tres días después de que Riad anunciara el final de la campaña aérea, su aviación volvió a atacar posiciones hutíes entre la noche del jueves y la madrugada del viernes, en las ciudades de Taez (suroeste), Adén y Marib (norte).
En la primera, los ataques se dirigieron a un campamento militar de las fuerzas antigubernamentales, según varios habitantes. Mientras que Adén y Marib vivieron otra noche de bombardeos y enfrentamientos.
Este viernes se desconocía el número de víctimas en esos combates.
Aunque la violencia parece alejar una solución política al conflicto, la ONU designó el jueves un nuevo mediador para suceder a Jamal Benomar, que dimitió.
El nombramiento del diplomático mauritano, Ismail Uld Sheij Ahmed, se hará efectivo el lunes si no se opone ningún país miembro del Consejo de Seguridad.
Los rebeldes exigieron la suspensión total de los ataques aéreos antes de reanudar conversaciones políticas bajo los auspicios de las Naciones Unidas.