Por Liliana Martínez
LOS ÁNGELES/dpa
Los dos protagonistas, Keira Knightley y Mark Ruffalo, son un tanto dispares en trayectoria como en edad, aunque ambos han lidiado con comedias con cierto tinte de drama y algo de romance de por medio, siempre con la expectativa de que al final de la película se terminan por entender.
En este caso, él encarna a un productor musical, Dan, que pasa por un mal momento financiero y personal y que es despedido del sello discográfico para el que estaba trabajando.
En su andadura por Nueva York, vagando por los bares en lo que ni siquiera puede pagar la cuenta, se encuentra con su gran esperanza: una chica que acaba de ser abandonada por su novio, una estrella del rock con más ganas de triunfar que de mantener una relación sentimental estable. Ambos se conocen cuando Knightley acude una noche a un bar a cantar una canción melancólica contando lo que le acaba de suceder, y al productor musical se le ocurre la idea de concebir un disco sin estudios ni dinero de por medio, grabado al aire libre por las calles de la ciudad.
En ese proceso, el director Jon Carney, que además se ha encargado de escribir el guión, se recrea en la belleza y la magia de una urbe como la Gran Manzana, encumbrada ya por tantos directores a lo largo de la historia del cine, desde Woody Allen hasta Ulu Grosbard, por nombrar a algunos. El resultado es una especie de banda sonora grabada con la gran ciudad de fondo, una oda al verano neoyorquino que tanta literatura ha generado. La historia de Carney, con su ritmo y romanticismo, llamó la atención de los hermanos Weinstein, que la hicieron suya tras su paso por varios festivales de cine en Estados Unidos.
Además de los reconocidos actores protagonistas, la cinta cuenta con un reparto interesante como el cantante de Maroon 5 Adam Levine (en el papel del rockero que abandona a su novia y después trata de recuperarla), y la joven Haille Steinfeld, conocida por su papel en “True Grit”, que le sirvió para hacerse con una nominación al Oscar.
Para Levine, la experiencia resultó muy novedosa y emocionante por tratarse de su primera película. “Hizo que me empezara a gustar de verdad”, haciendo un guiño a su posible continuidad en el mundo del cine, aunque sin querer comprometerse a nada.
Es curioso porque Levine ayudó a Knightley en su rol de compositora que sube a un escenario. El músico asegura que le dio confianza a la actriz para que cantase, mientras que la británica le empujó en su debut como actor.
“No sé muy bien lo que estoy haciendo porque no soy cantante”, aseguró la protagonista de “Piratas del Caribe”. “De repente me encontré con gente en un estudio, con mucho talento que me ayudaron a pasar el trago”. Fue una faceta a desarrollar fundamental para la historia, que gira en torno a esa canción que interpreta la protagonista para darle un nuevo sentido a la crisis que atraviesa Dan.
El resultado es un filme que gira alrededor del lado humano de los personajes, cine poco pretencioso e inspirador a ratos con una Nueva York de fondo que siempre aporta un gusto dulce a cada película que se atreve con sus calles.
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