Deisy Francis Mexidor
Washington/Prensa Latina
El presidente Joe Biden sostuvo una reunión privada con los familiares de los 13 soldados de Estados Unidos muertos en el ataque terrorista del pasado jueves ocurrido cerca del aeropuerto de Kabul.
El encuentro ocurrió en la base aérea de Dover, estado de Delaware, adonde viajó el mandatario junto a la primera dama Jill Biden, para recibir los restos de los fallecidos y hacer la entrega a los familiares.
Biden, cuarto comandante en jefe que da testimonio del regreso a casa de militares en féretros desde Afganistán, cuando anunció la retirada de las tropas de la nación centroasiática dijo que esa guerra de casi 20 años no quería pasarla a un quinto presidente.
Según funcionarios estadounidenses, una filial del grupo extremista Estado Islámico conocida como ISIS-K fue responsable del atentado del 26 de agosto, sobre los cuales Biden amenazó con ‘cazar’ y perseguir para ‘hacerlos pagar por esto’.
Las represalias de Estados Unidos ocurrieron poco después tras Biden ordenar un ataque con drones a dos supuestos objetivos del ISIS-K que –según dicen- fueron eliminados en la provincia afgana de Nangahar.
Este domingo las fuerzas estadounidenses ejecutaron nuevos ataques contra presuntos extremistas en un distrito de Kabul y contra ‘múltiples terroristas suicidas’ que se trasladaban en vehículos hacia el aeropuerto capitalino.
Aunque existen diferentes versiones de reportes de prensa, apoyadas en fuentes afganas, se asegura que la operación aérea estadounidense provocó al menos la muerte de un niño y ‘algunos heridos’.
Luego de dos décadas de invasión y ocupación militar por Estados Unidos y la OTAN, en una guerra que muchos ya tildaron de perdida, las tropas del Pentágono abandonarán Afganistán.
La retirada es parte de un acuerdo de la entonces administración de Donald Trump con el movimiento Talibán, el mismo al que antes Washington acusó de dar albergue a Osama Bin Laden y otros cabecillas responsabilizados con los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.
El gobierno republicano optó entonces por su llamada guerra contra el terror o terrorismo, que esbozó el presidente George W. Bush en su discurso ante el Congreso el 20 de septiembre de ese año.
Una cruzada que dejó en cuatro lustros cerca de 250 mil muertos y 11 millones de refugiados en Afganistán.
En opinión de expertos, los talibanes retomaron al poder en tiempo récord y ahora con miles de millones de dólares en armas estadounidenses en sus manos, mientras crece la incertidumbre de si darán a esta nueva etapa de su gobierno un enfoque diferente al del fundamentalismo extremo que los caracterizó entre 1996-2001.