Washington/Prensa Latina
El presidente estadounidense, Joe Biden, cumple hoy dos años en el cargo en medio de las tensiones entre demócratas y republicanos en el Congreso por el techo de la deuda, cuyo límite ya rebasó el país.
Negarse a negociar puede ser una propuesta peligrosa, pero la Casa Blanca cree que elevar el techo de la deuda no debería ser una cuestión de negociaciones, especialmente si hacerlo provocaría cambios en Medicare y la Seguridad Social.
Precisamente, los rojos (color que identifica al Partido Republicano) exigen como condición recortes masivos de gastos sociales para llegar a cualquier punto de encuentro, una postura que rechaza la mansión ejecutiva y que levanta críticas de los adversarios al considerar que Biden no está actuando en interés público.
Sin embargo, los azules (Partido Demócrata) confían en que tienen mucha más influencia si no negocian, pues recordó el periódico The Hill que ocurrieron numerosos aumentos limpios del techo de deuda en época reciente, incluso cuando Donald Trump era presidente (2017-2021) y los republicanos controlaban el Congreso.
En el Capitolio han votado para subir el límite de deuda más de una docena de veces en los últimos 25 años, de ellas en tres ocasiones durante la administración Trump.
Tras Biden asumir el cargo en enero de 2021, los republicanos del Senado se mostraron inicialmente reacios a apoyar un incremento limpio del techo de deuda, aunque después aprobaron una exención única a una maniobra parlamentaria para elevarlo.
Estados Unidos llegó al endeudamiento máximo de 31,4 billones de dólares (millón de millones) este jueves, y los rojos presionan desde su posición de dominio en la Cámara de Representantes.
El presidente de ese órgano legislativo, Kevin McCarthy, dijo el pasado martes que debían iniciar de inmediato las negociaciones sobre los posibles recortes presupuestales que busca su formación.
Sin embargo, la administración Biden advirtió que tal demanda es comparable con una toma de rehenes de la economía estadounidense.
De momento, para evitar el impago, el Departamento del Tesoro anunció la aplicación de medidas extraordinarias que afectarán servicios internos y fondos de jubilación y ahorro de los funcionarios federales.
En caso de un default (que el país no cuente con dinero líquido, o sea en efectivo, para hacer frente a su deuda) se crearía un pánico financiero de consecuencias catastróficas como la pérdida de millones de empleos y una profunda recesión con implicaciones globales.
Los estadounidenses deben estar preparados para el próximo espectáculo: el techo de la deuda promete drama, suspenso, incertidumbre hasta el final, cuando tomarán los acuerdos de último minuto.