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El descenso de River a la "B" es una de las mofas preferidas de los hinchas de Boca. Foto Diario Co Latino/ARchivo

Boca y River: los primos que son archirrivales en la cancha

Buenos Aires/Argentina/AFP

Compartieron la cuna, pero se criaron enfrentados: Boca y River, los archirrivales del fútbol argentino, nacieron como vecinos en la ribera de Buenos Aires y se llaman ‘primos’ pese a tratarse despectivamente como ‘bosteros’ y ‘gallinas’.

Los motes surgidos para desmerecerse mutuamente terminaron por ser parte del folclore que anima el enfrentamiento entre los dos clubes más populares del fútbol argentino que jugarán una inédita superfinal por la Copa Libertadores desde el sábado.

Es el Boca-River que todo hincha soñó y que nadie se quiere perder. «Se lo pido a Dios y a mi mamá (ya fallecida) que Boca clasifique a la final con River», había suplicado Diego Maradona previo al pase a la fase decisiva.

«La mitad más uno» del país es de Boca, según los ‘bosteros’, y aunque los de River presumen de tener en el Monumental al mayor estadio de Argentina, la Bombonera ha hecho leyenda porque ‘late’ con cada gol ‘xeineize’, le recuerdan sus rivales.

Rivales de barrio

«El antagonismo de estos colosos se remonta a la gran historia del fútbol argentino. Boca-River es consecuencia de una polémica surgida hace más de cien años, no es un invento de los medios», declaró Gabriel Batistuta, el exjugador de la selección argentina que pasó por los dos equipos.

Ambos nacieron hace más de un siglo en La Boca, un barrio obrero de inmigrantes italianos, en el sur de la capital argentina vecino al puerto de Buenos Aires.

Aunque en un principio tuvieron sus canchas a tres calles, luego tomaron caminos diferentes.

River se mudó al norte de la capital para inaugurar en 1938 el Monumental en Núñez, una zona residencial acomodada.

El barrio combina con el mote de «millonarios», cuyo origen remonta a 1930 cuando transfirió a un jugador por una suma exorbitante para esa época.

Boca se reivindica como el club más popular del país y le reprocha a River haber dado la espalda al barrio humilde que lo vio nacer.

Boca tuvo un paso fugaz por Wilde, en la periferia sur de Buenos Aires, pero debió volver a La Boca porque languidecía de socios.

Allí se estableció definitivamente con el estadio la Bombonera, inaugurado en 1940 y convertido en leyenda por su peculiar forma de caja de bombones.

Con capacidad para 53.000 personas la construcción permite tal cercanía del público al campo de juego que los fanáticos aseguran que el estadio ‘late’ con cada festejo de gol.

Aunque la jerga futbolera se refiera a un enfrentamiento entre pobres y ricos, la rivalidad Boca-River no hace distinción de clases. Al fin y al cabo ni unos son tan millonarios ni los otros tan pobres.

Por caso, el mandatario argentino Mauricio Macri, expresidente de Boca, pertenece a una de las familias más adineradas de Argentina.

Fanático al fin, Macri atizó la rivalidad al referirse al DT de River Marcelo Gallardo: «¿La mayoría es de Boca?, esta vez se nos tiene que dar, este culón (afortunado) de Gallardo no puede con el VAR, el VAR», dijo días atrás al evocar el penal con el cual River pasó a la final frente al brasileño Gremio (2-1).

Duelo de estilos

Los de River han sido históricamente asociados con el buen juego. Contaron con figuras como Mario Kempes, Alfredo Di Stéfano y el uruguayo Enzo Francescoli.

A Boca se lo identifica con la ‘garra’ (arrojo) en el juego, virtud tan preciada por el pasional hincha argentino, aunque sus máximos ídolos destacaban por su gran talento, como Maradona, Juan Riquelme y ahora a Carlos Tevez.

En copas internacionales lideran los auriazules 18 a 10. En la Libertadores Boca sumó 6, River la mitad.

En contraste los de la banda roja ganan en títulos locales de la era profesional (36 a 33). En los clásicos, Boca va al frente (268 a 252) y buscarán ratificar esa ‘paternidad’.

‘Gallinas’ y ‘bosteros’

El mote de ‘bostero’ les viene de la penosa realidad de La Boca que a principios de siglo, y más acá, sufría inundaciones frecuentes que dejaban las calles regadas de excrementos de caballos (bosta) y envuelta en un olor nauseabundo.

Sus precarias casas con fachadas pintadas de vivos colores son hoy un paseo ineludible para el turismo en Buenos Aires.

River es ‘gallina’ desde una histórica derrota 4-2 ante Peñarol de Uruguay cuando ganaba 2-0 en la final de la Copa Libertadores-1966, en el estadio Nacional de Chile.

Tras la estrepitosa caída, los hinchas de Banfield, el rival de turno, arrojaron gallinas muertas al campo de juego, burla que popularizó el mote.

Solo hubo un alto en los superclásicos, fue en 2011 cuando River perdió la categoría.

Le llevó un torneo regresar a Primera y Boca siempre le recuerda el bochorno: «Gallina esa mancha no se borra más, vos te fuiste al descenso quemando el Monumental» canta la hinchada.

En el Monumental, les responden: «Vamos los ‘millos’ vamos a ser primeros, para que lloren todos los bosteros».

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