Calais/AFP
La crisis de los migrantes de Calais adquirió una nueva dimensión dramática con el gesto de coserse la boca de un grupo de iraníes en el campamento de la «jungla», parte del cual está siendo desmantelado por las autoridades francesas.
Un grupo de migrantes iraníes se cosieron la boca el jueves para protestar contra el desmantelamiento de la «jungla» de Calais, como lo hicieron la víspera varios de sus compatriotas, constató la AFP.
Frente a las cámaras de la prensa y delante del dispensario de Médicos Sin Fronteras en la zona sur del campamento que está siendo evacuada, nueve iraníes se mostraron con la boca cosida y cosiéndola.
El grupo estaba formado solamente por hombres, casi todos con el rostro cubierto por bufandas con agujeros hechos a nivel de los ojos.
En una pancarta podía leerse: «Will you listen now» (¿Nos escucharán ahora?).
El miércoles por la noche, ocho iraníes, según dos asociaciones de ayuda a los migrantes, dos según la prefectura, se habían cosido ya la boca.
Lo hicieron porque «su cabaña acababa de ser destruida», según François Guennoc, de la asociación L’Auberge des migrants (La Posada de los migrantes).
Antes habían desfilado en una calleja del campamento portando pancartas con las frases «We are humans» («somos humanos») y «Where is your democracy? Where is our freedom?» («¿Dónde está vuestra democracia? ¿Dónde está nuestra libertad?»)
La prefectura reaccionó en un comunicado afirmando que «tales hechos sólo pueden provocar una profunda emoción», pero recalcando que «nada justifica tales extremos cuando el Estado hace todo lo posible para sacar a los migrantes de las condiciones indignas en las que sobreviven en la zona sur» del campamento.
Las autoridades francesas desmantelan desde el lunes la zona sur la «jungla», inmensa villa miseria del norte de Francia en la que viven miles de migrantes, en su mayoría sirios, afganos y sudaneses que quieren irse a Gran Bretaña.
Como en los días precedentes, las operaciones tenían lugar el jueves con la presencia de un importante dispositivo policial.
El jueves por la mañana, la situación se tensó alrededor de una cocina colectiva denominada «Harshran kitchen», creada a iniciativa de voluntarios británicos que ayudan a los migrantes. Refugiados del campamento trabajan en este espacio colectivo cuyos responsables afirman que sirven mil comidas diarias.
Sus encargados indicaron que no saben si el lugar será destruido, como los centenares de chabolas que fueron arrasadas desde el lunes. La justicia autorizó el desmantelamiento parcial del campamento pero excluyó los «lugares de vida», citando en particular lugares de culto y escuelas.
Las fuerzas policiales tomaron posiciones al lado de la «Harshran kitchen», en la que se encontraban varias decenas de personas, entre miembros de asociaciones y migrantes.
Entre 800 y 1.000 personas viven en el sector sur de la «jungla» que está siendo desmantelado, pero las asociaciones estiman ese número en 3.450. En todo el campamento hay entre 3.700 y 7.000 migrantes, en su mayoría sirios, afganos y sudaneses que quieren pasar a Gran Bretaña.
Este mismo jueves, en una cumbre entre el presidente francés François Hollande y el primer ministro británico David Cameron en Amiens (norte de Francia), se anunció que Gran Bretaña va a destinar 22 millones de euros a la gestión de la crisis migratoria de Calais.
Londres aportó ya 60 millones de euros para mejorar la seguridad en los alrededores del puerto de Calais y del túnel de la Mancha, a través de los cuales los migrantes tratan de pasar a Inglaterra.