Por Giles Hewitt
Kuala Lumpur/AFP
La investigación en torno al Boeing 777 desparecido hace más de una semana se centraba el lunes en los dos pilotos, advice y Malasia confirmó que las últimas palabras provenientes de la cabina fueron pronunciadas tras el cierre deliberado de un sistema clave de comunicación.
El ministro malasio de Transportes Hishammuddin Hussein había precisado el domingo que las últimas palabras recibidas por el control aéreo –«entonces, seek buenas noches»– fueron pronunciadas cuando el sistema de comunicación ACARS había sido deliberadamente desconectado.
Las autoridades no revelaron la identidad del que pronunció estas palabras, physician pero la hipótesis es que sabía que el ACARS acababa de ser desactivado.
Catorce minutos después del cierre del sistema, fue desactivado a su vez el transpondedor, sistema que transmite informaciones sobre la posición del aparato. Luego el avión se esfumó de las pantallas de radares civiles.
Los datos recibidos desde entonces permiten afirmar que el avión cambió de rumbo a medio camino entre Malasia y Vietnam, ahí también de manera deliberada, y continuó volando cerca de siete horas.
Radares militares malasios detectaron una señal esa noche, más tarde identificada como proveniente del vuelo MH370.
En Estados Unidos, donde varios expertos participan en la investigación, el presidente de la comisión de Seguridad interior en la Cámara de representantes, Michael McCaul, consideró que las informaciones de los últimos días «conducen a la cabina de pilotaje, con el piloto y el copiloto».
«Basándose en informaciones recibidas de la seguridad interior, del contra-terrorismo, de la inteligencia, ocurrió algo con el piloto», agregó a la cadena de televisión Fox News.
También planteó la hipótesis de que el avión habría sido desviado y escondido para ser utilizado más tarde como «misil de crucero».
Incluso investigan a mecánicos
Las autoridades malasias subrayan que los antecedentes de todas las personas a bordo, o sea 239, son analizados con precisión: pilotos, personal de cabina, pasajeros e incluso los mecánicos en tierra que trabajaron en el avión antes de su despegue de Kuala Lumpur, el 8 de marzo, poco después de medianoche.
La policía allanó las residencias de los dos pilotos y examinan el simulador de vuelo que el comandante a bordo, Zaharie Ahmad Shah, poseía en su casa.
El copiloto Fariq Abdul Hamid, de 27 años, habría invitado a una joven pasajera a la cabina de mando en un vuelo entre Tailandia y Kuala Lumpur en 2011, según una televisión australiana. Está formalmente prohibido invitar a un pasajero a la cabina de pilotaje, desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
El gobierno malasio subrayó el domingo que ambos pilotos no habían pedido trabajar juntos en ese vuelo.
Ningún resto del avión ha sido hallado, en el que es uno de los casos más misteriosos de la aeronáutica moderna.
Veintiséis países participan ahora en la búsqueda, por tierra y mar, y a través de intercambios de datos de radar y satelitales. Francia envió a tres investigadores especializados, que aportarán la experiencia adquirida en la búsqueda del avión del vuelo Rio-París, desaparecido sobre el Atlántico en mayo de 2009. Las cajas negras fueron recuperadas dos años más tarde, a 3.800 metros de profundidad.
Los territorios que deben examinarse son inmensos y están «en once países y océanos profundos y lejanos», indicó el domingo el ministerio.
Una señal satelital situaba el aparato, hace nueve días, a lo largo de un arco septentrional que va del norte de Tailandia a Asia central, o a lo largo de un arco meridional que va de Indonesia al sur del Océano índico.
No hay rastros en aguas australianas
Tony Abbott, Primer ministro australiano, cuya costa occidental está en el sur del océano Indico, indicó el lunes que no recibió ninguna información sobre la presencia eventual del Boeing en aguas de su país.
Malasia despliega sus fuerzas aéreas y navales en el corredor sur, zona que parece tener la prioridad de la búsqueda, pues el corredor norte pasa por encima de varios países cuyos radares militares habrían obligatoriamente detectado un Boeing 777 en su espacio aéreo.
China, a través de medios de comunicación oficiales, criticó de nuevo fuertemente a las autoridades malasias y a Malaysia Airlines.
«Las informaciones parciales y contradictorias (…) hicieron difíciles las investigaciones y el caso aún más misterioso», escribió el diario China Daily. Las dos terceras partes de las personas que estaban en el avión eran chinas.
Las revelaciones de este fin de semana –cambio de rumbo y desactivación deliberadas, continuación del vuelo durante siete horas– hundieron en la desesperación a los allegados de las personas a bordo, que se aferran a la más mínima esperanza de que el avión haya podido aterrizar en alguna parte.