David Brooks
Tomado de La Jornada
El Año Nuevo entró en el ámbito político con bofetadas y carcajadas (pero de ironía y humor negro, site no de deleite y gozo).
No hemos cumplido ni diez días de Año Nuevo y ya hay noticias como estas: David Petraeus, medical el ex general que fue jefe de la CIA, sale ahora enfrenta posibles cargos criminales por compartir información clasificada –o sea, secretos de Estado– con su amante Paula Broadwell, quien también podría ser enjuiciada. La admiradora del que fue jefe de las fuerzas estadunidenses en Afganistán e Irak y después, por breve tiempo, jefe de la agencia de inteligencia, estaba haciendo una biografía de Petreaus cuando estalló el escándalo en 2012. Nadie habla de que fue comandante de una invasión en la que se cometieron crímenes de guerra, ni que como jefe de la CIA obviamente tenía que saber de las prácticas de tortura y otros abusos recién revelados. Resulta que si enfrenta la justicia será como resultado de ser infiel en su matrimonio y compartir información con una amante. Mucho macho, poca inteligencia.
El cambio climático es uno de los temas centrales del debate político nacional e internacional. Una nueva investigación científica confirma anteriores que concluyen que 80 por ciento de las reservas probadas de hidrocarburos deben mantenerse sin explotar si el planeta desea sobrevivir este siglo. Ahora que los republicanos tienen control del Senado (y mantienen su mayoría en la cámara baja), el nuevo presidente del Comité sobre Medio Ambiente y Obras Públicas –el comité más directamente encargado del asunto de cambio climático– es nadie menos que un veterano senador que rechaza tajantemente la noción del cambio climático, el cual declara que es un gran engaño. Barbara Boxer, integrante del mismo comité, comentó al Washington Post que el principal negador (de cambio climático) es el presidente del comité sobre medio ambiente; eso es una broma cruel. James Inhofe es senador por Oklahoma, donde uno de cada cuatro empleos depende de la industria energética.
Mientras tanto, el viernes pasado, y por enésima vez en medio siglo, los dinosaurios de Miami se excitaron cuando corrió el eterno rumor de la muerte del comandante Fidel Castro. Se reunieron en los restaurantes (el Versailles, el más simbólico) de la Calle Ocho para ver si se confirmaba, como si nada hubiera cambiado desde 1959, y algunos analistas enviaron boletines informando que estaban preparados para hablar con los medios sobre las implicaciones. Pero resulta que la falsa alarma en esta ocasión –según reportó el New York Times– fue generada por la muerte al otro lado del mundo de alguien llamado Fidel Castro Odinga, hijo de un prominente político en Kenia.
En otro ámbito, resulta que la desigualdad económica también provoca desigualdad política: los más beneficiados por la economía votan más que los que están jodidos. De acuerdo con un nuevo sondeo del Centro de Investigación Pew, 94 por ciento de quienes están “más seguros” en términos económicos están empadronados, comparados con sólo 54 por ciento de los pobres; y los “más seguros” suelen votar más. A la vez, los “económicamente inseguros” están más enajenados y marginados del sistema político; la mayoría no confían en el gobierno, creen que no hace lo suficiente para ayudarlos y creen que su voto no cuenta.
Y los más ricos saben cómo influir en la política: comprándola. Los 100 donantes más grandes a las campañas electorales invirtieron casi el mismo monto que la suma de los casi 5 millones de donantes que aportaron menos de 200 dólares a sus candidatos. Y de los 100 más grandes, 52 son demócratas; o sea, es un festival bipartidista, reportó Político. ¿Quién dice que las elecciones no están en venta?
Por otro lado, la paz triunfó, bueno, en las declaraciones, pero no en los hechos. Durante las vacaciones navideñas el comandante en jefe Barack Obama declaró el fin de la guerra en Afganistán, la más larga de la historia de Estados Unidos. No hubo gran festejo, tal vez porque mientras se proclamó el fin de la misión de esa guerra, ya se estaba iniciando otra misión, donde permanecerán 11 mil efectivos estadunidenses y se autoriza una nueva campaña bélica de bombardeos y ataques aéreos. Lo mismo, pero diferente.
Mientras tanto, Estados Unidos ha gastado 1.6 billones en operaciones militares post 11-S, incluyendo las guerras en Afganistán, Irak y otras actividades antiterroristas, según un nuevo informe de la agencia de investigaciones del Congreso (CRS).
Uno de los primeros actos de la nueva legislatura federal, con los republicanos al frente de ambas cámaras, fue impulsar, con gran retórica brava de bully, una ofensiva contra los más vulnerables de este país al promover un proyecto de ley para anular las medidas ejecutivas de Obama que otorgan protecciones contra la deportación de más de 4 millones de inmigrantes indocumentados, e incluso de los jóvenes anteriormente protegidos. Aunque la Casa Blanca frenará parte de esto con un veto, los republicanos apuestan a la xenofobia, otra vez.
Ya con ojos sobre la elección presidencial de 2016, el hijo de un chihuahuense dijo a posibles donantes que piensa buscar la presidencia de Estados Unidos. Pero no es mexicano, ni hijo de inmigrante, sino Mitt Romney, que fue el candidato presidencial republicano en 2012. Su padre, George Romney, quien sería el ejecutivo en jefe de American Motors, nació en una colonia de mormones en Chihuahua, donde el abuelo se había refugiado para poder continuar con su creencia en la poligamia. Otros que están decidiendo si lanzarse o no son dos con apellidos Clinton y Bush, pero eso no implica, por favor, que exista algo parecido a dinastías políticas u oligárquicas en este país. Para acabar, el alcalde y el cabildo de Winfield, Alabama, proclamaron oficialmente que Dios es el “dueño” de esa ciudad. El alcalde argumentó que dado que el país está en “condición tan horrible”, esto podría ayudar a que los ciudadanos sean más religiosos.
Apenas empieza 2015 y uno no sabe si reír o llorar.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2015/01/12/opinion/024o1mun