La Paz/AFP
José Arturo Cárdenas
La muerte del general Luis García Meza, el último dictador boliviano, cerró un ciclo de feroces regímenes militares de los años 80 en Bolivia, aunque el tirano se llevó a la tumba los secretos de trece meses plagados de violaciones a los derechos humanos.
Con García Meza, que está siendo velado en una capilla castrense, se clausura «un período terrible de nuestra historia» que estuvo caracterizado por su «dureza y arbitrariedades sin límites», escribió el expresidente e historiador boliviano Carlos Mesa.
Durante su corto régimen de mano dura fueron asesinados connotados políticos bolivianos, entre estos el líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, quien fue muerto a mansalva por un paramilitar, u ocho jóvenes socialdemócratas acribillados cuando preparaban en una reunión la resistencia a sus impopulares medidas económicas.
El general de ejército, que depuso el 17 de julio de 1980 a su prima, la presidenta constitucional Lidia Gueiler, falleció a los 88 años la madrugada del domingo por «un paro cardíaco y respiratorio», según dijo su abogado, Frank Campero.
El militar, aquejado por casi una docena de males, había sufrido tres infartos previos en el hospital de las Fuerzas Armadas, Cossmil, donde pasó más de diez años de su condena de 30 años de cárcel, explicó Campero.
Se llevó la verdad a la tumba
Con la muerte de García Meza «hemos perdido información muy valiosa para esclarecer los delitos de lesa humanidad», dijo el representante de la Plataforma de Luchadores Sociales Contra la Impunidad, Julio Llanos.
En 13 meses de régimen sanguinario se produjeron una treintena de asesinatos confirmados y un centenar de desapariciones que siguen sin esclarecerse. Además su régimen se caracterizó también por la corrupción y el narcotráfico.
«¡Lamentamos que no se haya hecho JUSTICIA! Se fue en la total impunidad», señala la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Mártires por la Liberación Nacional (Asofamd) en Facebook.
Cartas
El abogado reveló que su cliente dejó en 2009 escritas dos cartas, una dirigida a su familia y otra al país, y que incluso su contenido fue grabado por los periodistas Carlos Mesa (expresidente boliviano) y Mario Espinoza. Ellos, según dijo, se comprometieron a revelar la filmación tras su fallecimiento.
El letrado, sin descartar que las pueda revelar personalmente, dio datos parciales de una de las misivas, en las que «hace referencia a que fue (el fallecido expresidente, general) Hugo Banzer Suárez quien ordenó la muerte del líder socialista» Quiroga Santa Cruz.
Militar sanguinario
García Meza encabezó su golpe militar en las postrimerías de un ciclo de regímenes militares de derecha que habían comenzado dos décadas antes en la región, y estuvo en el poder entre el 17 de julio de 1980 y el 4 de agosto de 1981.
En abril de 1993 fue condenado a 30 años de prisión, junto con el exministro del Interior, Luis Arce Gómez, pero escapó y fue capturado en Brasil en marzo de 1995 y extraditado a Bolivia, donde fue ingresado a un penal de alta seguridad.
Junto al dictador (1971-1978) y también presidente de derecho (1997-2001), Hugo Banzer, García Meza fue considerado el dictador militar más sanguinario del siglo XX boliviano.
Cuando había cumplido 24 años de reclusión en la cárcel de máxima seguridad de Chonchocoro, García Meza había solicitado un indulto y un recorte de su pena, que concluía en 2025.
Incluso en abril de 2015 ofreció revelar los nombres de prominentes empresarios que apoyaron su golpe militar, por lo que fue citado entonces por la Fiscalía, aunque por errores procedimentales no se llevó a cabo la confesión.
Por su parte, la justicia italiana condenó a cadena perpetua en enero de 2017 a ocho militares y civiles de Perú, Boliva, Chile y Uruguay, entre los que se encontraban García Meza y Arce Gómez, por la desaparición de 40 opositores en el marco del Plan Cóndor que las dictaduras del Cono Sur pergeñaron en los años de 1970 y 1980 para acabar con la oposición de izquierda.