La Paz / AFP
Con un perro cada cuatro habitantes, Bolivia ha emprendido una cruzada nacional para erradicar la rabia transmitida a humanos, un problema de salud pública que afecta todavía a cuatro países en América Latina.
El pasado año se registraron en el país 965 casos de rabia humana y ocho muertos, mientras que este año en el primer trimestre se contabilizaron 192 casos, según un reporte del Programa Nacional de Zoonosis (PNZ) publicado en agosto.
El descenso de los números de rabia del animal «muestra que estamos controlando la situación», dice el director del PNZ, Grover Paredes.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), además de Bolivia, Guatemala, Haití y República Dominicana siguen sufriendo esta enfermedad que afecta al sistema nervioso central y puede causar la muerte de la persona que es mordida por un perro portador.
Acabar en 2030 con los decesos humanos por la rabia transmitida por los perros «es un objetivo alcanzable en la región», según Ottorino Cosivi, director del Centro Panamericano de Fiebre Aftosa (Panaftosa) de la OPS/OMS, con sede en Brasil.
– Salud pública –
Los perros que vagan sueltos por las calles, duermen en las aceras, comen de la basura o ladran a los autos en movimiento son una imagen frecuente en Bolivia que muchas autoridades locales quieren empezar a eliminar.
Y es que con más de tres millones de perros, la mayoría sueltos, esta población se ha convertido en un problema de salud pública.
Pese a las campañas masivas de vacunación de perros y gatos, el riesgo de contagio de la rabia humana es todavía alto, alerta a la AFP la jefa de Zoonosis del gobierno municipal de La Paz, Glenda Ayala a la AFP.
Sin campañas paralelas de educación ciudadana, el problema seguirá, dice por su parte Fuertes, quien asegura que «los perros que están en las calles es por irresponsabilidad de los humanos».
Algunas municipalidades han empezado a tomar medidas. En La Paz, el gobierno municipal aprobó en septiembre un reglamento para la tenencia de canes.
«Sabemos que el 90% de los animales callejeros en nuestra ciudad son animalitos que tienen dueños y a quienes les dejan fuera de sus domicilios», reconoce Ayala.
A modo de ejemplo, en Villa Fátima, una barriada popular de La Paz, de diez perros que andaban en la calle, nueve tenían dueño, recuerda Paredes, que teme que los «casos de rabia canina sigan multiplicándose exponencialmente».
En Potosí, en el sur del país, las autoridades declararon emergencia «por el crecimiento de la enfermedad zoonótica de rabia canina», explica la concejala Azucena Fuertes a la AFP.
Ante la proliferación de perros en las calles, algunas organizaciones defensoras de animales colocaron dispensadores de comida, generando un movimiento en contra.
Además de los problemas de salud pública y de la suciedad de las calles, los perros pueden ser peligrosos.
En Oruro, también en el sur, una mujer fue mordida en junio por perros pitbull y rottweiler. Los canes «le provocaron fracturas en las costillas, desgarradura de los músculos y daños en todo el cuerpo» que le exigieron 38 días de recuperación, declaró Leonel Quinaya, responsable de la unidad de Zoonosis de Oruro.