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Bolt regula y Farah revalida su corona en el inicio de sus despedidas

Adorados por un Estadio Olímpico repleto de entusiastas hinchas, el británico Mo Farah y el jamaiquino Usain Bolt iniciaron su adiós a las pistas con dos fabulosos shows en el primer día de competición de los Mundiales de Londres.

Ídolo local y preferido entre los preferidos, Farah se estrenó ante su público revalidando su título de campeón del mundo al imponerse con su habitual superioridad en la final de los 10.000 metros de los Mundiales de atletismo de Londres.

Icono mundial y rey de reyes, Bolt lo hizo simplemente pasando a las semifinales de los 100 metros con unos discretos 10,07, pero evidente superioridad sobre sus rivales y su habitual espectáculo de excentricidades.

En la cita de su retirada de las pistas, Farah inició su despedida del mejor modo posible: conquistando su tercer oro consecutivo en otras tantas finales de la prueba larga del fondo en campeonatos mundiales.

Como siempre, corrió como los ángeles para batir de nuevo a todos sus rivales con el mejor registro de la temporada: 26:49,51. Joshua Kiprui Cheptegei, de Uganda, batió su plusmarca personal para quedarse en 26:49,94. Y el keniano Paul Tanui hizo su mejor tiempo de la temporada para colgarse la medalla de bronce.

Ambos, como el resto de kenianos y etíopes que disputaron la primera final de estos Mundiales, soñaban con despojar a Farah de su corona. Nunca tuvieron opciones.

El triple campeón del mundo británico se manejó con la inteligencia táctica de siempre: a cola hasta el 4.000, cuando realizó su primer avance hacia el grupo de cabeza que ya no abandonaría.

Controlando a sus rivales, Farah se mantuvo entre los primeros puestos, sin destacar, hasta el 8.000, cuando volvió a dar otro tirón, para situarse entre las tres primeras posiciones.

El ataque definitivo, ante una hinchada enloquecida que lo jaleó como a nadie desde que saltó al tartán hasta que lo abandonó, triunfante de nuevo, llegó en la última vuelta, también como siempre.

Esta vez, el multicampeón británico aguardó unos metros más en despegarse de sus perseguidores. Pero a 150 metros de la meta lanzó su endiablado esprint y corrió, sin poder ser atrapado, hasta su tercer oro consecutivo en los 10.000 metros en unos Mundiales.

Farah suma, además, otros dos dobletes en Juegos Olímpicos y está imbatido en diez finales consecutivas de grandes competiciones.

Minutos antes de que el ídolo británico saltara al tartán y se llevara la ovación más entusiasta de la noche, Bolt había arrancado los aplausos de los fans con cada uno de sus gestos.

En su primera carrera, el de Bolt fue el peor registro entre los ganadores de las seis series que se disputaron y el octavo de todos los semifinalistas. Pero poco importó. El público lo ama tanto que ningún otro atleta, excepto Farah más tarde, recibió tanto calor del público como el mejor velocista de la historia del atletismo.

Los primeros aplausos y gritos de emoción se oyeron cuando la presencia de Bolt era aún virtual: el mito apareció en las pantallas del estadio saludando a su salida de la zona de calentamiento.

Pero los fans lo saludaron casi como si estuviera en la pista. Tardó aún en llegar al mismo lugar en el que, en 2012, conquistó su triplete olímpico: oro en el 100, en el 200 y en el relevo 4×100.

Y en el camino, haciendo una gracia, tumbó a una de las mascotas de la zona mixta de un manotazo. Era peluche gigante. Y su caída le hizo tremenda gracia.

Cuando pisó el tartán del Estadio Olímpico, Bolt esbozó un saludó tímido. Esprintó tranquilo 50 metros y, desde el medio de la recta de meta, abrió los brazos como para agradecer la adoración de los fans.

La suya fue la última serie de la tarde-noche londinense. Y su presentación, también la última, como corresponde al hombre que acumula ocho oros olímpicos y 11 mundiales y transformó la historia de su deporte.

Bolt hizo entonces un gesto con las cejas, como si sintiera vergüenza, se llevo un par de dedos a la frente, y luego cruzó otro par, antes de esbozar la sonrisa que precedió a su presentación.

Todo estaba listo para su primer show. Sólo le faltaba santiguarse. Lo hizo antes de bajar a los tacos.

El astro jamaiquino salió mal y lento; demoró como acostumbra en enderezarse y tomar velocidad; y en los últimos 20 metros, revolucionó sus largas piernas para superar a todos sus rivales con relativa comodidad.

Por marca y sensaciones, no fue el atleta que avanzaba a sus competidores con superioridad insultante. Quizá por eso Bolt pareció serio y medio contrariado cuando cruzó la línea de meta.

«Estuvo muy mal, me tropecé saliendo de los tacos. No me gustan estos tacos, son los peores bloques que he tenido. Tengo que ver cómo manejo mi salida porque no puedo seguir haciendo esto», confesó un crítico Bolt.

La mejor marca fue para el jamaicano Julian Forte, que con sus 9,99 se convirtió en el único atleta capaz de bajar los 10 segundos en la primera jornada, con su récord personal para la distancia.

Mañana, Bolt regresará al tartán londinense en busca de un nuevo oro, que algunos ponían en duda antes de que el canadiense De Grasse anunciase que no competiría en Londres por lesión.

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