Alma Vilches
@AlmaCoLatino
El Cuerpo de Bomberos de El Salvador conmemoró 138 años de fundación, tiempo en el cual ha atendido diversas emergencias y situaciones donde la población requiere ayuda, sin dudar en arriesgar su vida por salvar la de los demás. Una de las personas con larga trayectoria en la institución es Joaquín Tobar, quien alcanzó treinta años de servicio.
“Lo que Dios me ha permitido aprender en estos treinta años de servicio en la institución es que ser bombero, es ser una persona servidora y alguien que está dispuesto aún hasta dar su vida porque otros estén bien. El trabajo del bombero es especial y honroso a los ojos de Dios, también vale ante el país y el mundo, ver la sonrisa de la gente cuando un bombero llega a trabajar, eso motiva”, manifestó Tobar.
El Cuerpo de Bomberos se fundó el 12 de febrero de 1883, con el objetivo de proteger la vida y propiedades de la población, en el año 1880, Eugenio Aguilar y Manuel A. Párraga trajeron al país las primeras cuatro bombas manuales contra incendios, fueron bautizadas como El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Honduras.
Los bomberos sirven con disciplina, honor y nobleza a quien lo necesita, incluso si esto representa ir en contra de su propio instinto natural de huir del peligro y arriesgar su propia vida por salvar la de otros. En la historia de bomberos han existido símbolos que los representan, como los perros dálmatas, que son fuertes, ágiles y corren grandes trayectos, además, se les entrenaban para dar paso a carruajes que iban a extinguir incendios.
En los últimos quince años la institución ha atendido 62,000 emergencias, como accidentes de tránsito, rescates, incidentes con materiales peligrosos; y más de 45,000 incendios entre estructurales, agropecuarios, vehiculares, en el comercio e industria.
En enero de este año un grupo de treinta aspirantes a bomberos voluntarios iniciaron su proceso de formación, quienes previamente fueron examinados y superaron las pruebas físicas, médicas, de acrofobia y claustrofobia; un factor determinante para ser seleccionados a la etapa de capacitación es el espíritu de voluntariado, altruismo, solidaridad, empatía, abnegación y el deseo de servir a los necesitados.