Del 16 al 26 de mayo realiza a cabo en Bonn, salve Alemania, cialis la reunión de negociación previa a la COP22, prostate en la que se espera se pongan las reglas para que el Acuerdo de París se implemente de manera exitosa. Latinoamérica enfocará sus esfuerzos en incrementar la ambición, negociar adecuadamente la transparencia y seguir promoviendo la adaptación.
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En diciembre del 2015, al finalizar la COP21, se logró el Acuerdo de París, que ha permitido que los 195 países de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) inicien una lucha global y frontal frente al calentamiento global. La primera reunión oficial después de la ceremonia de firma simbólica del tratado que se llevó a cabo hace unas semanas, será en la ciudad de Bonn (Alemania) del 16 al 26 de mayo, en la que se espera comenzar a sentar las bases y diseñar las reglas para que el Acuerdo sea implementable y entre en vigor adecuadamente.
En la conferencia sobre cambio climático de Bonn, se llevará a cabo la 44° sesión del Órgano Subsidiario de Ejecución (SBI 44) y del Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico y Tecnológico (SBSTA 44), así como la primera reunión del Grupo de Trabajo Especial sobre el Acuerdo de París (APA, por sus siglas en inglés). La presidenta francesa de la COP21, Ségolène Royal, y el presidente marroquí de la COP22, Salaheddine Mezouar, hicieron público un documento en el que indican que las negociaciones avanzarán en paralelo, y que ningún tema será más importante que otro.
El Grupo de Trabajo Especial sobre el Acuerdo de París
Pía Zevallos, experta de la consultora peruana Libélula y que asesoró al gobierno peruano en las negociaciones, explicó a ConexiónCOP que en la COP21 de París se lograron 2 grandes productos: la “decisión” (referida como CP.21), que es el programa de trabajo para reglamentar y preparar la entrada en vigor del Acuerdo de París; y el anexo en el que figura el Acuerdo. La especialista indicó que el APA será el órgano encargado de negociar en Bonn cuatro temas trascendentales:
– Plantear las directrices y los lineamientos para las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) – es decir los planes de acción climática presentados por los países – en la actualidad hacia el futuro.
– Negociar y reglamentar el marco de transparencia del Acuerdo de París, y particularmente, los reportes que deberán emitir los países sobre sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
– Reglamentar el mecanismo de balance global, que evaluará el avance colectivo hacia los objetivos del Acuerdo. Se realizará por primera vez en el 2023 y luego cada 5 años.
– Negociar las reglas del mecanismo de cumplimiento del Acuerdo de París, que asegurará que los países implementen sus compromisos.
Andrea Rodríguez, abogada de Programa de Cambio Climático de la Asociación Interamericana para la Defensa del Medio Ambiente (AIDA) indicó que también se discutirán en el APA los arreglos correspondientes para lo que será la primera Conferencia de las Partes post Acuerdo de París (COP22), la cual sesionará en noviembre del presente año en Marrakech.
Negociaciones en el SBSTA y el SBI
El grupo de trabajo SBSTA también cobra importancia porque negociará los temas técnico-científicos como la reglamentación del mecanismo para el desarrollo sostenible que se creó en la COP21 (artículo 6 del Acuerdo de París) para reducir emisiones de manera cooperativa, fomentando a la vez el desarrollo sostenible de los países. Además, abordará la manera en la cual se contabilizarán los recursos financieros provistos para la acción climática, la forma en que los insumos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) serán considerados en el balance global, y la elaboración del mecanismo tecnológico, que se enfoca en el desarrollo y transferencia de tecnología.
Por su lado, el grupo del SBI se enfocará en aspectos de implementación y negociará principalmente el tema de la inscripción oficial de las NDC. Por el momento solo existe un registro interino para los países como Panamá que ya ratificaron el Acuerdo, pero la idea es que este registro sea el componente más importante en el Acuerdo, porque permitirá mostrar de manera transparente los compromisos asumidos por los países. El apoyo en el mecanismo tecnológico y los términos de referencia para el comité de fortalecimiento de capacidades también los analizará el grupo SBI.
En conjunto ambos grupos (SBSTA y SBI) verán tanto el tema de medidas de respuesta – es decir, medidas para tratar el impacto negativo que la mitigación del cambio climático puede tener en las economías de ciertos países, como Argentina – como los procesos de examen técnico de mitigación y adaptación, que buscan intensificar la acción climática inmediata.
Las negociaciones en Bonn para Latinoamérica
Pía Zevallos explicó que en Bonn se van a empezar a generar las normas necesarias para que cuando el Acuerdo de París entre en vigor – 30 días después de la fecha en la que 55 países que representen al menos 55% de las emisiones de GEI del planeta lo hayan ratificado – pueda operar efectivamente.
La especialista indicó que por parte de América Latina – a pesar de tener visiones diferentes, incluso hay países de la región que por el momento no han firmado el Acuerdo de París – el tema de la transparencia será muy relevante porque permitirá controlar lo que realmente está sucediendo en términos de reducción de emisiones. Será importante también plantear la manera como se va a contabilizar el apoyo de los países desarrollados a los países en desarrollo.
“La adaptación siempre ha sido y será un tema crucial para América Latina. En esta sesión, se discutirá el posible apoyo rápido del Fondo Verde del Clima para proyectos de adaptación. El mecanismo de desarrollo sostenible también va a ser de gran importancia para la región”, agregó Zevallos.
Andrea Rodríguez explicó que otro tema trascendente para la región está relacionado directamente con las contribuciones nacionales. “Una de las agendas principales en la que se enfocarán varios países en Latinoamérica está relacionada con acordar lineamientos más precisos sobre varios artículos del Acuerdo de París, particularmente el relacionado a las NDC (artículo 4)”, sostuvo.
Además, un asunto importante para América Latina es el incremento de la ambición pre 2020, es decir, las acciones a implementar de manera inmediata en los siguientes años, incluso antes de que entre en vigor el Acuerdo de París, porque la ciencia muestra que mientras más rápido se actúe, menos costoso será el cambio climático.
A la fecha, según indica la CMNUCC, 177 países han firmado el Acuerdo de París, y 16 lo han ratificado. La reunión en Bonn permitirá que los esfuerzos continúen y que se definan claramente las reglas para que el tratado se implemente exitosamente y entre en vigor lo más pronto posible, en el 2018 como esperan los responsables de la ONU, o tal vez antes.
El camino hacia la implementación del Acuerdo de París
Actualmente Estados Unidos es uno de los países que emite mayor cantidad de Gases de Efecto Invernadero (GEI), y se ha comprometido a reducir entre 26% y 28% sus emisiones al 2025, una contribución que podría ser aún más ambiciosa. Precisamente para reforzar el compromiso de Norteamérica, el pasado 22 de abril – durante la ceremonia de firma al Acuerdo de París – John Kerry, secretario de Estados Unidos, fue el encargado de suscribir el documento en representación de su país. Su presencia – una vez más – no pasó desapercibida. En esta ocasión Kerry estuvo acompañado de su nieta, dejando claro que los esfuerzos que se hagan hoy para frenar el cambio climático permitirán a las futuras generaciones vivir en un planeta sostenible.
Latinoamérica durante la firma del Acuerdo
Latinoamérica también hizo lo propio. El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos fue claro y sostuvo que: “Frenar el cambio climático es el mayor reto que ha tenido la humanidad en la historia”. Por su lado, Evo Morales, mandatario de Bolivia indicó que si no se cumplen con los compromisos asumidos en París en los próximos 30 años, la temperatura subirá 5 o 6 grados y seremos testigos de la destrucción del planeta. A su turno, Dilma Rousseff, presidenta de Brasil pidió más fondos para la lucha contra el calentamiento global. Todos los países de la región firmaron el Acuerdo de París, salvo Chile (la ausencia fue accidental), Suriname, así como Ecuador y Nicaragua, quienes han pedido cambios con algunos puntos del documento.
Jimena Nieto Carrasco, quien fue la asesora legal de Colombia en las negociaciones que condujeron al Acuerdo y coordinadora de asuntos legales para la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (AILAC), sostiene que resulta muy significativo que la mayoría de países de la Latinoamérica hayan firmado el Acuerdo, teniendo en cuenta que durante el proceso de negociación prevalecieron importantes diferencias en las posiciones de estos países frente a varios temas objeto de discusión (nivel de ambición, diferenciación, mecanismo de cumplimiento, entre otros) y que adicionalmente los países pertenecen al menos a cuatro grupos de negociación diferentes (ALBA, AILAC, BASIC, y OSEP).
“Que casi todos hayan demostrado a través de la firma su interés en ratificar, pone en evidencia el hecho de que el Acuerdo logró reflejar de manera balanceada, los intereses y posiciones de las naciones”, indicó Nieto Carrasco.
Por su parte, Lina Dabbagh, oficial de Política Internacional de la Red Global de Organizaciones de la Sociedad Civil sobre Cambio Climático (CAN Internacional), sostuvo a ConexiónCOP que la firma es un primer paso colectivo de la ambición hacia la acción después de forjar el nuevo tratado sobre el clima en diciembre del año pasado.
La firma no es la ratificación
En la ceremonia de la firma del Acuerdo, 174 países firmaron el Acuerdo de París, y con ello enviaron una señal positiva y de compromiso para evitar que el calentamiento global continúe incrementándose. Solo 20 países que pertenecen a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) no firmaron el documento por diversas razones, situación que no conlleva a ningún riesgo del tratado. Sin embargo, explica Dabbagh, el hecho de que 174 países hayan firmado el Acuerdo no significa que esos países también lo ratificarán, situación que sí representaría un gran riesgo.
“La firma del Acuerdo en Nueva York no es igual a la ratificación, fue más bien una muestra de intención ante testigos de ratificar el Acuerdo. La ratificación es un proceso político que tiene que suceder a nivel nacional. Hasta la fecha 15 países han ratificado el nuevo Acuerdo, sin embargo no es suficiente para que el documento entre en vigor (y tenga un carácter jurídico) porque la regla dice que 55 países representando al menos 55% de los emisiones globales tendrán que ratificar para que eso suceda”, sostuvo.
Enrique Maurtua, director de Cambio Climático de la Fundación de Ambiente y Recursos Naturales (FARN) sostiene que la firma del Acuerdo no soluciona todos los problemas. “Es crucial que los países vean en sus parlamentos la ratificación y que después inviertan esfuerzos en mejorar las contribuciones nacionales [compromisos de reducción de emisiones de GEI presentados por cada país] antes de 2018 para que vayan en línea con el objetivo de no sobrepasar un calentamiento de 1.5°C comparado a la era pre-industrial, porque hoy las contribuciones compiladas a nivel mundial nos llevan a 2.7°C o 3.5°C y eso no es aceptable”.
Los países que no ratifican el Acuerdo quedarán fuera del proceso de toma de decisiones sobre temas esenciales, dado que en las reuniones del máximo organismo decisorio del Acuerdo solo tienen poder las Partes (es decir los Estados que lo ratifiquen).
“Los que no ratifican asistirán como meros observadores y el presidente de la reunión podrá desconocer sus objeciones en caso de manifestarlas. Adicionalmente, el Acuerdo de París comprende oportunidades importantes para los países tanto en materia de cooperación, como de transferencia de tecnología, fortalecimiento de la capacidad e incluso de alianzas en el sector privado, por lo que hacer parte de esa comunidad debería de ser un incentivo suficiente para que todos ratifiquen”, indica Nieto Carrasco.
Los esfuerzos actuales están enfocados en acelerar el proceso de ratificación en cada país, para que el Acuerdo entre en vigor lo antes posible. Se espera también que las ambiciones se incrementen en las contribuciones de los países, para que se continúe mitigando las emisiones y creando programas de adaptación, sobre todo en las zonas más vulnerables al cambio climático.