Herbert Edmundo Vaquerano,
Profesor y escritor
Dilema por escoger el título de una novela: Me surgió el concepto: hiperrealismo (pensaba hace unas horas acerca de los “ismos”, no sismos tan frecuentes en Kuskatan, creo, incluso, existe ya ese término y me surge, como a cualquier “novelista”, jugar con las acepciones, y podría preferir decir, hiporrealismo, olvidándome de la química).No hay corchetes, -alusión bendita del álgebra- (No sabés escribir, vieja, (ni leer). -No, rotundo- y me pongo a la disposición de enseñar. ¡Ah! enseñar es dejar una huella en una persona -le agrego una huella espiritual. *
¿Novela, realmente autobiográfica? Sería muy tentador el tener la memoria pura desde el útero materno. Recuerdo con ciertas vislumbres, harto sabrosas, mi infancia ilesa: cuando muy pequeño, mamante aún ( aún todavía). Y quizá se debió, o se debe a que no fuí amamantado por mi grandiosa madre: Nunantsin-en náhuat, debido a prescripciones médicas de ese tiempo, en cuanto le dijeran me privara de su néctar vital debido a mi alergia asmatiforme…
*El autor hace uso de una técnica innovadora de transcribir las contingencias intermitentes de las circunstancias, sin ser Ortegano.
…El diálogo es fantástico, no puedo transcribir de inmediato el sostenido con Alicia*, dueña del Comedor “Pilar” al referirme , dado ella hubo preguntándome acerca que hacía, me dijo, al haberle explicado: Sólo me acuerdo del primer dolor y ardor cuando tuve el primer novio…
*No se ponen apellidos, los nombres son fidedignos…
Volviéndome al título, no al tema -porque es infinito: he pensado titular la novela: Reproducción: un estado de la memoria. No obstante, ello me produce una memoria sacrosanta en mi persona: el haber estudiado hace unos años la doctrina teosófica bajo la égida de Mme. Rastau.
Y, sigo pensando en la reproducción y en el “Castellano puro” de Mariano José de Larra, y en las exclamaciones de los salvadoreños a VIVA E FORTE VOCE, recaudadas en su inconciencia de su mal nutrición.
Me sugiere Verónica, hija de Alicia, el título: Vida mía, mas ella ignora, románticamente: ella es mi vida. Recuerdo cuando ella cursaba quinto grado le ayudé a resolver una tarea de matemática y por supuesto sacó diez.
Es hermoso, primaveral dedicarse a la literatura y echar a la m…. todo, pensando en vuestro ( de vos mismo) genio talentoso.
*De cuerdo al autor, él tiene una sentencia propia: El tiempo es el mayor embustero.
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