Río de Janeiro (Brasil)/Sputnik
Brasil se prepara para votar este domingo en unas elecciones que estarán marcadas por el duelo entre el actual jefe de Estado, Jair Bolsonaro, y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011), los dos candidatos con más posibilidades de gobernar el gigante sudamericano por los próximos cuatro años.
Lula fue presidente de Brasil en dos mandatos consecutivos y dejó el cargo con altísimos niveles de popularidad, pero después estuvo 580 días en prisión, condenado por corrupción; en 2019 salió de la cárcel, la justicia anuló su condena y enseguida se postuló como candidato a estas elecciones.
Su campaña ha estado basada en la nostalgia de la bonanza y la inclusión social de sus años de gobierno.
Bolsonaro llegó al poder en 2018 gracias al fuerte sentimiento anti-política que dejaron los escándalos de corrupción de los años anteriores; su gestión ha estado marcada por el negacionismo de la pandemia del covid-19, ataques a las instituciones democráticas y la falta de un programa de gobierno definido.
Además del actual presidente y del líder de la izquierda, también se presentan Ciro Gomes (centro-izquierda), Simone Tebet (centro-derecha) y otro puñado de candidatos que no llegan al uno por ciento en las encuestas de intención de voto.
Todos los sondeos dan como vencedor a Lula, y la duda ahora es si alcanzará la mayoría necesaria para ganar en primera vuelta (el 50 por ciento de los votos válidos, más uno) o si tendrá que ir con Bolsonaro al balotaje, previsto para el 30 de octubre.
Las urnas abrirán durante nueve horas, entre las 8:00 y las 17:00 horas, horario de Brasilia (11:00 a 20:00 GMT), y se espera que los resultados se conozcan poco más de una hora después del cierre de los colegios, ya que el voto electrónico hace que el recuento sea muy rápido.
Están llamados a votar alrededor de 156 millones de electores. El sufragio en Brasil es obligatorio entre los 18 y los 70 años, pero este año ha habido un récord de adolescentes que se han registrado para votar por primera vez, pese a no estar obligados a hacerlo.
Además de los electores, habrá más de 29.200 candidatos. Las elecciones tendrán lugar en los 5.570 municipios del país y en 181 puntos de votación en el extranjero.
Los brasileños no sólo votarán para presidente: también se eligen los diputados federales, estatales, senadores y gobernadores de los 27 estados; se renovará la totalidad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado.
Para votar, los electores tienen que mostrar un documento con foto. Después, se dirigen a las cabinas de votación, donde se quedan a solas con la urna electrónica. En estas máquinas, teclean los números de sus candidatos (el de Lula es el 13, y el de Bolsonaro es el 22).
Hay que teclear varias combinaciones de números (presidente, diputado federal, senador, diputado estadual y gobernador), por lo que muchas personas llevan las cifras apuntadas en un papel para no olvidarlos. Una vez se teclea el código, en la pantalla aparece la foto del candidato elegido y el elector pulsa un botón verde para confirmar su elección.
Las urnas electrónicas llegan a todos los rincones de Brasil, en un esfuerzo logístico notable, en el que las Fuerzas Armadas, por ejemplo, las transportan hasta la aldea indígena más remota de la Amazonía. Los resultados se conocen rápidamente porque cada colegio electoral manda el recuento de votos vía satélite a Brasilia, donde se hace el cómputo total.
Por primera vez, este año el Tribunal Superior Electoral (TSE), la corte que organiza las elecciones, ha impuesto algunas reglas específicas para evitar la violencia política y la desinformación: no se podrá entrar a las cabinas de votación con celular y se prohibirá circular armado durante el domingo.