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Brasil confrontado a la peor crisis económica de su historia

Por Jorge Svartzman

Río de Janeiro/AFP

La economía brasileña enfrenta la peor recesión de su historia, según datos publicados el martes, y la recuperación se anuncia lenta en tanto se ve confrontada a explosivos escándalos político-judiciales.

El Producto Interno Bruto (PIB) de la mayor economía latinoamericana se contrajo un 3,6% en 2016, después de haber retrocedido 3,8% en 2015, indicó este martes el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

Se trata de los peores resultados desde el inicio de la serie histórica en 1948 y suponen un retroceso de 7,2% en dos años. Entre 1929 y 1933, durante la Gran Depresión, el retroceso había sido de 5,3%.

En el cuarto trimestre de 2016, el PIB brasileño se redujo un 0,9% en comparación con el trimestre anterior, en su octavo resultado negativo sucesivo. La contracción fue de 2,5% frente al mismo periodo de 2015, en su undécimo retroceso interanual al hilo.

Esos resultados son peores que las expectativas promedio de 23 economistas consultados por el diario económico Valor, de una caída de 0,6% trimestral y de 2,4% interanual.

En 2016, un año marcado por una grave crisis política que condujo a la destitución de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, todos los sectores productivos retrocedieron: el agropecuario cayó un 6,6%, la industria un 3,8% y los servicios 2,7%. La inversión en bienes de capital se despeñó un 10,2%, en tanto que el consumo de las familias retrocedió 4,2% y las compras gubernamentales 0,6%.

Todo ello se reflejó en el índice de desempleo, que alcanzó en enero un récord de 12,6% (12,9 millones de personas).

«Se trata de la peor crisis económica de la historia», convino el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, quien cree sin embargo que los datos divulgados están en el «espejo retrovisor» y que la situación se enderezará con las medidas de ajuste impulsadas por el gobierno conservador de Michel Temer.

Temer y Meirelles echan actualmente todo su peso en la balanza para hacer aprobar una reforma del régimen de jubilaciones, que igualaría en 65 años la edad de retiro para mujeres y hombres y obligaría a trabajar 49 años para tener derecho a la pensión completa.

Esas medidas causan disensos en la propia mayoría de centroderecha, en la antesala de las elecciones presidenciales y legislativas de fines de 2018.

Y todo ello, en un ambiente enrarecido por la inminente revelación de los contenidos de las «delaciones premiadas» de 77 exejecutivos de la constructora Odebrecht, una de las principales implicadas en el escándalo de sobornos de Petrobras, que ya llevó a la cárcel a decenas de empresarios y políticos de primer plano.

El propio Temer fue mencionado en por lo menos una de esas delaciones y varios de sus ministros y allegados se vieron obligados a renunciar por su presunta implicación en el esquema de traspaso de fondos millonarios a partidos y políticos, a cambio de licitaciones en la petrolera estatal.

Lenta recuperación

Las expectativas del mercado son de un crecimiento del PIB de 0,49% en 2017 y de 2,39% en 2018. La OCDE prevé por su lado un crecimiento nulo (0%) este año y una expansión de 1,2% el próximo.

Sergio Vale, economista jefe de la consultora MB Associados, cree que este año el PIB brasileño crecerá un 1%, impulsado en particular por el agronegocio de esta potencia agrícola mundial. La cosecha se anuncia bastante positiva, de +17% en producción, y también en valores, apuntó.

Además, la inflación ha sido controlada, lo cual «puede acelerar la reducción de las tasas de interés» en las próximas reuniones del Banco Central, «y eso tiene un impacto más general en la economía», agregó.

Pero ese escenario solo se confirmará en función «de lo que suceda con la reforma de las jubilaciones», pues de no aprobarse, los mercados reaccionarían negativamente y la recesión podría prolongarse, advierte.

Temer reiteró el martes en una reunión del Consejo de Desarrollo Económico y Social (CDES) que su objetivo es «colocar al país sobre rieles, para que quien venga después pueda conducir la locomotora».

Brasil se benefició en la primera década del siglo del boom de las commodities. En 2010 registró un impresionante crecimiento de 7,5%, impulsado igualmente por los programas sociales del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), en momentos en que Europa y Estados Unidos estaban golpeados por la recesión.

Pero en el segundo trimestre de 2015, bajo la gestión de Dilma Rousseff, sucesora de Lula, el gigante sudamericano entró en recesión y las agencias calificadoras de riesgo le quitaron a Brasil el sello de buen pagador.

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