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Brasil empata 0-0 con México y su fútbol aún sigue en deuda

Fortaleza/Brasil/dpa

La selección brasileña, drugstore anfitriona y gran candidata al título del Mundial 2014, sale empató hoy sin goles contra México en Fortaleza con un pobre juego y alimentó las dudas sobre su presente futbolístico.

El 0-0 obliga a la selección de Luiz Felipe Scolari a jugarse el billete a los octavos de final en la última jornada ante Camerún. Brasil y México comandan el Grupo A con cuatro puntos, try seguidos con cero por Croacia y la selección africana, que chocarán mañana en Manaos.

El equipo conducido Scolari no pudo derrotar a su gran verdugo del Siglo XXI y expuso un juego muy por debajo de sus posibilidades. Los dueños de casa jamás encontraron las herramientas para quebrar el buen planteo táctico de su rival y encima se encontraron con las enormes respuestas del arquero Guillermo Ochoa, figura indiscutida del «Tri» y uno de los grandes responsables de la igualdad.

El equipo conducido por Miguel Herrera, por su lado, encontró el premio que tanto buscó: sumó un punto y quedó muy bien parado de cara a la última jornada del Grupo A.

Además, el equipo norteamericano alimentó su condición de «verdugo» de la «Canarinha» y sumó una nueva sonrisa ante un rival con individualidades muy superiores.

Desde la victoria por 4-3 en la Copa Confederaciones 1999, México ganó ocho encuentros, empató tres y apenas perdió cuatro contra los pentacampeones mundiales.

Como si fuera poco, los mexicanos sumaron los primeros puntos de su historia contra Brasil en un Mundial. Hasta el momento habían perdido en las ediciones de 1950, 1954 y 1962.

Para Brasil, el saldo de la igualdad de hoy es más que negativo: su fútbol todavía sigue en deuda con sus aficionados y tendrá que mejorar su imagen en el partido ante Camerún si quiere afrontar la segunda fase con más confianza.

La inclusión de Ramires en el equipo titular en lugar del lesionado Hulk supuso un conflicto en el planteo táctico de Scolari para afrontar el duelo: Brasil no terminó de decidirse durante toda la primera mitad si debía jugar con su 4-3-3 habitual o con un 4-4-2, con Neymar más volcado hacia el centro.

El planteo inicial del conjunto anfitrión ubicó a Oscar retrasado sobre la banda izquierda y a Neymar cerca de Fred en el centro del ataque. Sin embargo, la superpoblación de mexicanos en sus propios primeros 30 metros hizo que el juego ofensivo de Brasil se introdujera en un embudo y sus buenas posesiones en mitad de cancha finalizaran con pases profundos a la nada.

México, por su lado, se mostró decidido a dar pelea desde el inicio y a demostrar su presencia en el campo pese a tener a un 85 por ciento de las tribunas en su contra.

En los primeros 30 segundos de juego, el conjunto de Herrera cometió dos faltas fuertes y luego se mostró compacto a la hora de cubrir los huecos defensivos.

El problema para el “Tri” fue la pérdida de la posesión de la pelota. Toda las comodidades que había encontrado en la construcción de juego en el debut Camerún se vieron anuladas por la presencia de brasileños en el nacimiento de su juego.

México perdió la posesión y casi no encontró las herramientas para lanzar contraataques. Por momentos, los jugadores norteamericanos parecían más empecinados en alejar el peligro de su área con despejes desesperados que en intentar buscar con rapidez las salidas de Oribe Peralta y Giovani Dos Santos.

El primer tiempo fue trabado y áspero, pero aún así hubo ocasiones para los dos equipos. El portero mexicano Ochoa se transformó en la figura de su equipo durante la primera mitad -y después también de la segunda- con una atajada brillante contra un palo ante un cabezazo de Neymar y con una buena parada en un mano a mano ante Paulinho.

Mientras tanto, los visitantes se acercaron al área con un tiro lejano de Héctor Herrera que Julio César desvió sobre el travesaño y otro disparo desde fuera del área de José Vázquez que pasó cerca de un palo.

En los 15 minutos previos al descanso, Scolari buscó nuevas alternativas al intercambiar a Ramires y Oscar en las bandas, pero su apuesta no dio demasiado fruto.

La inclusión de Bernard en reemplazo de Ramires en el descanso fue una declaración de intenciones ofensivas de los anfitriones, pero una vez llevada la teoría a la práctica, el conjunto brasileño permaneció ausente. Incluso, hasta le regaló el dominio del juego a su rival.

Ya a los diez primeros minutos de la segunda mitad, la selección brasileña había perdido por completo el control de la pelota y sus hinchas permanecían en silencio en el estadio Castelao.

Mientras tanto, Héctor Herrera, aquel conductor de la victoria mexicana en el debut, se convirtió en el gran artista del campo de juego, repartió fútbol para las dos bandas y hasta lastimó el arco rival con disparos apenas desviados.

La situación de los dueños de casa comenzó a cambiar recién con la salida de Fred, silbado por más de la mitad del estadio, y con el ingreso de Jo.

Un tiro de Neymar que Ochoa atajó a falta de 22 minutos para el final fue lo único que pudo despertar a los casi 50 mil brasileños presentes.

Precisamente, el clima de fervor en las tribunas hizo que los mexicanos empezaran a sentir la presión, encontraran comodidad en el empate y retrasaran bastante sus líneas.

Ya en los minutos finales, el cansancio y el vértigo hicieron que el mediocampo desapareciera y se sucedieron ocasiones de peligro en las dos áreas, como un cabezazo de Thiago Silva otra vez bien atajado por Ochoa y un tiro de Raúl Jiménez controlado por Julio César.

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