Página de inicio » Suplemento Tres Mil | 3000 » BREVE CONSIDERACIÓN SOBRE EL QUIJOTE

BREVE CONSIDERACIÓN SOBRE EL QUIJOTE

Mario Castrillo

Escritor

 

Don Quijote de la Mancha (Primera parte, order 1605; segunda parte 1615), levitra de Miguel de Cervantes Saavedra está asentado en un delirio. Alonso Quijano, stuff el bueno, lee hartos libros de caballería, también “de encantamientos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles”…“se pasaba las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio” afirma Cervantes. Y delira. Alonso Quijano se transforma en Don Quijote de la Mancha, “de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro”, que vive humildemente teniendo como sustento “Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, y algún palomino de añadidura los domingos”. Don Quijote, conocido como “El Caballero de la Triste Figura” se hace acompañar de un labrador llamado Sancho Panza, su escudero, a quien arrastra en su andar delirante.

La palabra delirio deviene del latín delirare, delirium y significa salirse del surco  labrado. El delirio es una alteración durante la cual el individuo no solamente ve  y escucha cosas que no forman parte de la realidad, sino también las cree a pie juntillas. Sin embargo, durante el delirio la percepción de la realidad es correcta, pero la subjetividad es mayor que la objetividad. Esta contradicción entre la realidad y la subjetividad es una de las eternas luchas en que transcurre el libro de Cervantes.

Don Quijote de la Mancha es una novela sui géneris, situada entre la Edad Media y el advenimiento del Renacimiento, es una novela polifónica. A través de ella hablan muchas voces: nobles, plebeyos, campesinos, barberos, posaderos, criminales, dignas damas, caballeros y truhanes. De tal manera, Cervantes, a través de Don Quijote, interpreta la realidad de su tiempo desde diferentes puntos de vista, desde diversas visiones de mundo. Esta conjunción de voces, de géneros literarios y discursivos lo desarrolla en el marco de una novela de aventuras con pasajes cómicos y a veces rayando en el absurdo, con finales inesperados e ingeniosos en esta novela híbrida que pone fin a las novelas de Caballería.

La dinámica de Don Quijote es la del diálogo socrático con sus interlocutores. Así discute El Caballero de la Triste Figura haciendo reflexionar a sus congéneres sobre los argumentos que exponen, revisándolos, cuestionándolos, atacándolos incluso a través de la ironía, en busca de la verdad sobre determinado hecho o situación vivida, a cerca del mundo y de su entorno. La discusión de argumentos entre los interlocutores conlleva a que el interrogador es interrogado, revirtiendo los roles, en ese proceso dialógico.

Sócrates (Atenas, 470  – id., 399 Antes de nuestra era), no dejó libro escrito, centró sus reflexiones y discursos en el ser humano y en la ética. Mordaz, se tornó “molesto e indeseable” para muchos poderosos hasta considerarlo peligroso a grado tal que lo condena a beber la cicuta, pesar de que en su defensa demostró la inconsistencia de las acusaciones que le imputaban.

Sucede en las aventuras de Don Quijote de la Mancha que su escudero Sancho Panza es nombrado Gobernador de la Ínsula de Barataria, y Don Quijote se acerca a él y le aconseja, entre otras cosas, lo que sigue: “Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud, y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que los tienen de príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.

Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia, que las informaciones del rico. Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, como por entre los sollozos e importunidades del pobre. Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo. Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia. Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún tu enemigo, aparta las mientes de tu injuria y ponlas en la verdad del caso. No te ciegue la pasión propia en la causa ajena, que los yerros que en ella hicieres, las más veces, serán sin remedio; y si le tuvieren, será a costa de tu crédito, y aun de tu hacienda. Si alguna mujer hermosa veniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros. Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones”.

Y es que el proyecto delirante de El Caballero de la Triste Figura  es el de “deshacer entuertos, proteger a los débiles, destruir el mal, merecer a Dulcinea.” Su proyecto es la búsqueda y la conquista de la justicia en su mundo, y la conquista del Amor. A través del diálogo busca la clarificación del pensamiento y de las emociones en la construcción de algo nuevo que habría de erigirse entre todos. Sus diálogos  favorecen el desarrollo de la conciencia humana.

Jorge Luis Borges (1899-1986) no es ajeno al influjo de Cervantes. El ensayo “Pierre Menard, autor del Quijote” incluido en el libro Ficciones (1944) así parece indicarlo. Cervantes se torna para Borges la “excusa” para discurrir sobre la literatura, sobre la lectura de un texto, sobre su autoría. En Pierre Menard, autor del Quijote, Borges afirma que hay tantos Quijotes como lectores haya tenido y tenga en la actualidad. En este relato el lector viene a ocupar el lugar de Cervantes, se produce una mutación del lector en autor y cuestiona la noción de obra original y la de autoría.

Franz Kafka (1883-1924), especialista en temas de alineación y regímenes totalitarios que  introducen al lector en innumerables pesadillas asfixiantes y opresivas, habla a través de ellas de las zozobras y dilemas que embargan al hombre contemporáneo. Kafka, como después lo sería Borges, no fue ajeno al influjo de la poderosa y delirante obra de Miguel de Cervantes Saavedra: “Don Quijote de la Mancha”. En su relato “La verdad sobre Sancho Panza” que forma parte de “La muralla china”, que recoge textos escritos a partir de 1917 y publicada en 1931,  invierte los papeles de la obra de Cervantes; dice que Sancho Panza “con el correr de los años, mediante la composición de una cantidad de novelas de caballería y de bandoleros” logra al fin expulsar su demonio, al que denominó Don Quijote. El Quijote es así un fantasma emancipado –librerto-  actuando fuera de la mente del autor que lo crea. Kafka plantea que la imaginación es la única forma de libertad.

Como podemos observar, Cervantes posee la virtud de transmitir a autores de  épocas diversas sus inquietudes delirantes.

Miguel de Cervantes Saavedra fue el sexto de siete hijos del matrimonio del médico Rodrigo de Cervantes Saavedra y de  Leonor de Cortinas, naciendo entre el 29 de septiembre y el 9 de octubre del año de 1547 en Alcalá de Henares, falleciendo en  Madrid, el 22 de abril de 1616. El Caballero de la triste Figura muere al final de la historia y recobra su cordura. Dice así: “siento que me voy muriendo a toda priesa” y más adelante, en su lecho de agónico: “Yo fui loco y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno.”

Uno de los consejos valiosos que transmite a su escudero es el siguiente: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida…”

 

Ver también

Nacimiento. Fotografía de Rob Escobar. Portada Suplemento Cultural Tres Mil, sábado 21 de diciembre de 2024