Por Liliana Martínez-Scarpellini/dpa
Han pasado 15 años desde la primera vez que Bridget Jones hizo acto de presencia en la gran pantalla con una comedia plagada de humor británico que ha sobrevivido al paso del tiempo. Ahora, vuelve con una tercera parte, “Bridget Jones Baby”, seguramente para cerrar el ciclo.
La protagonista, como no podía ser de otra manera, es Renée Zellweger en el papel de Jones, una mujer ya madura a la que no le han salido bien las cosas en el aspecto sentimental y que se encuentra de nuevo sola tras su relación con Mark Darcy, personaje interpretado por Colin Firth.
En esta tercera entrega de los diarios basados en las novelas de Helen Fielding, Jones conoce a un estadounidense, Jack Qwant (Patrick Dempsey), que resulta ser todo lo contrario de Darcy y una interesante posibilidad de futuro para Jones. Tras conocerlo viene el giro de la cinta dirigida por Sharon Maguire, un embarazo inesperado con la incógnita de no saber con precisión cuál de los dos es el padre de la criatura.
Lejos de tomárselo a mal, ambos personajes se dedican a competir por el amor y la atención de Jones ahora que saben que van a ser padres, abriendo un amplio abanico de posibilidades cómicas en el largometraje.
La cinta, que fue rodada en varias partes de Irlanda e Inglaterra, ha supuesto una nueva oportunidad para Zellweger tras seis años de ausencia de la gran pantalla. Su último trabajo fue en 2010 con “My Own Love Song”, junto a Forest Whitaker, para después dedicarse a su vida personal y sufrir un duro escrutinio por parte de la prensa por un cambio en su aspecto físico que pudo haber tenido que ver con cirugía estética.
Sin embargo, la actriz texana de 47 años parece haber dejado atrás esa etapa y está dispuesta a volver a hacer cine. Dice que echaba de menos el proceso creativo y que se tomó un descanso del mundo de los rodajes porque empezaban a ser más mermantes que satisfactorios. “Es por la forma en la que estaba viviendo mi vida, y no creo que puedas ser bueno en un medio creativo si no estás agradecido por la oportunidad que te dan de participar”, indicó la actriz en una entrevista reciente al calor de la promoción de la película. “Después empecé a echarlo de menos y me sentí lista”.
Otro de los motivos de su vuelta fue el personaje en sí, probablemente el más importante de su carrera -pese al Oscar logrado como mejor actriz secundaria por “Cold Mountain”-, por su capacidad de conexión con millones de mujeres en todo el mundo. “Creo que lo que más me gusta es su humanidad. Es imperfecta y hace que esté bien ser imperfecta. También tiene un tipo de humor destructivo, así que ¿quién no conecta con eso?”
En cuanto a hacerse mayor y al escrutinio en torno a su aspecto, aseguró con sarcasmo que hay cosas más importantes en el mundo de las que preocuparse y que está contenta de seguir cumpliendo años por los retos que plantea. “Estoy lista para experimentar cosas nuevas”, dijo la protagonista de “Chicago”.
Pese a la polémica, su regreso con Bridget Jones parece muy acertado por la conexión y la empatía que logró con el público a través de esas dos comedias, un personaje curioso, divertido, entrañable y siempre moderno que se enfrenta con la maternidad después de los 40 y que a buen seguro seguirá teniendo tirón en taquilla.