Por Guillermo Nova
La Habana/dpa
En agosto de 2005 el huracán «Katrina» devastó Nueva Orleans en Estados Unidos, dejando imágenes desoladoras de calles inundadas y más de 1.800 muertos. En medio de la tragedia, el presidente cubano, Fidel Castro, conformó la Brigada Médica Henry Reeve, que recibió un importante premio de la OMS.
La propuesta de envío inmediato a Nueva Orleans era un intento de Fidel Castro por abrir una tregua en la disputa histórica de décadas entre ambos países, pero el Gobierno de George W. Bush nunca la aceptó.
En octubre de ese mismo año la Brigada Henry Reeve sí pudo estrenarse en Guatemala, donde acudieron 688 brigadistas por las graves inundaciones. Semanas más tarde fueron enviados a Pakistán, donde 70.000 personas perdieron la vida y más de 100.000 resultaron heridas por un terremoto de magnitud 7,6.
El nombre de la brigada médica recuerda a un joven soldado estadounidense que murió en el siglo XIX combatiendo por la independencia de Cuba contra la colonia española.
El contingente tiene como objetivo cooperar de inmediato, con su personal especialmente entrenado, con cualquier país que sufra una catástrofe: grandes azotes de huracanes, inundaciones u otros fenómenos naturales de esa gravedad, además de epidemias que constituyan verdaderos desastres sociales.
Desde su creación, la Henry Reeve ha prestado ayuda en 19 países dando asistencia a más de 3,5 millones de personas y salvado más de 80.000 vidas, según datos cubanos.
A pesar del historial de las 22 misiones realizadas, la fama internacional la ganó cuando Cuba encabezó la misión que luchó contra el ébola, lo que le valió el premio Lee Jong-wook de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que le fue entregado el viernes en el marco de la asamblea general de la institución en Ginebra.
En octubre de 2014 la brigada viajó a los países africanos más afectados por la epidemia del ébola. En Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia lograron salvar la vida a unas 7.000 personas, según fuentes oficiales.
«Luchar contra el ébola ha sido el reto más difícil al que nos hemos enfrentado, por eso es un gran estímulo recibir este reconocimiento para seguir trabajando todavía más», afirmó a dpa el doctor Jorge Delgado, subdirector del departamento de Cooperación Médica de Cuba.
«Trabajábamos bajo una presión muy grande porque siempre estaba el peligro de que tú también te pudieses contagiar», afirma el doctor Ivo Zúñiga Martínenez, que fue enviado a Guinea Conakry.
Zúñiga es especialista en medicina general y también participó en 2015 en las ayudas a los damnificados de las inundaciones en Sahara Occidental y en 2016 a las víctimas del huracán «Matthew» en Haití. Mientras trabajaba allí le llegó la noticia del nacimiento de su hija en Cuba.
Tras el brutal terremoto que afectó Nepal en abril de 2015 y que dejó un saldo de 9.000 muertos y más de 22.000 heridos, la doctora Miriam Díez participó en la brigada como especialista en laboratorio clínico.
«El primer choque con la realidad fue cuando no podíamos comunicarnos en inglés con la población afectada por el terremoto. En Nepal se hablan más de cien lenguas y donde estábamos apenas había personas que hablasen inglés, tuvimos que recurrir a traductores», recuerda a dpa Díez.
En sus misiones, los médicos cubanos se enfrentan a diferencias culturales y de idioma, pero también a conceptos diferentes del acceso a la salud pública.
«La gente llegaba a nuestros campamentos con el dinero en la mano para pagar el servicio y cuando le decíamos que era gratuito, se sorprendían y no se lo creían», afirma a dpa el epidemiólogo Manuel Abad Rodríguez Torres, que trabajó en Haití por el terremoto.
Después de Haití, Abad repitió misión en Chile. «Cuando uno sale de Cuba ve cómo personas no reciben atención médica porque no tienen dinero para pagarla, es muy triste ver eso porque en Cuba no sucede».
Actualmente Cuba mantiene a más de 40.000 colaboradores de la salud en 62 países mediante convenios entre gobiernos. En tanto, en la última década más de 10.000 profesionales de la salud abandonaron el país buscando mejores oportunidades económicas.
Desde su fundación, la Henry Reeve ha brindado sus servicios en al menos 16 países, enfrentándose, entre otras situaciones, a territorios devastados por terremotos (Pakistán, Indonesia, Perú, Chile, Ecuador, China); huracanes (Guatemala, Haití); inundaciones (Perú, México); o el brote de Ébola en Guinea, Liberia y Sierra Leona.
En estos momentos, se encuentra prestando ayuda médica en Piura, región del norte peruano afectada recientemente por las lluvias. En ese distrito, el alcalde Harrison Talledo condecoró este miércoles a la brigada por su valiosa contribución a mejorar la salud y calidad de vida en la zona.
Durante años, Washington aprovechó la deserción de los médicos cubanos de las misiones oficiales y para ello creó el «Programa Parole» que les garantizaba trato especial a la hora de sus trámites migratorios.
A principios de año Estados Unidos eliminó estos beneficios en una de las últimas medidas que tomó Barack Obama antes de abandonar la Casa Blanca. La Habana también movió ficha y en febrero autorizó a los médicos «desertores» a regresar a la isla y reincorporarse al sistema nacional de salud.
«Ahora pueden regresar a su patria, la misma que los formó como a grandes profesionales de la salud», aseguró a dpa Delgado Bustillo, quien cumplió misión médica en países como Guatemala, Sudáfrica y Zimbabue.
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