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Bruselas publica sus criterios para regular los disruptores endocrinos

Por Marine Laouchez

Bruselas/AFP

La Comisión Europea publicó sus esperadas propuestas para definir, y por lo tanto regular, los «disruptores endocrinos», sustancias químicas nocivas presentes en numerosos productos de la vida diaria, una publicación tardía que no satisface a los defensores del medio ambiente.

Bruselas, según la Comisión, calca sus criterios a los ya publicados en 2002 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que establecen que un perturbador endocrino es una sustancia que tiene efectos no deseados en la salud humana y que actúa sobre el sistema hormonal, y cuyo vínculo está probado.

La definición de estos criterios, confiada a la Comisión en 2010, permitirá a la Unión Europea (UE) avanzar en la implementación de su reglamentación sobre los pesticidas y los biocidas, es decir los herbicidas y fungicidas, pero también por ejemplo en los productos para proteger la madera o el cuero o los líquidos desinfectantes de manos.

Bruselas había prometido publicar los criterios en 2013, pero desde entonces pospuso la fecha, provocando las críticas de organizaciones de defensa del medio ambiente, del Parlamento Europeo y de los Estados miembros.

En diciembre de 2015, dos años después de la fecha prometida, la justicia europea condenó a la Comisión por fallar en sus obligaciones, luego de una queja de Suecia, respaldada por Dinamarca, Finlandia, Francia y Holanda, por no definir los criterios.

Bruselas justificó su atraso por la necesidad de proceder a un análisis de impacto previo, un argumento que la justicia europea desestimó.

La organización que combate los lobbys en Bruselas, Corporate Europe Observatory, atribuyeron explícitamente el atraso de Bruselas a «una campaña masiva del lobby de la industria» química.

A principios de junio, delante de sus colegas reunidos en Estrasburgo (este de Francia) el eurodiputado socialista francés, Gilles Pargneaux lamentó que la legislación se haya «transformado en una evaluación del impacto económico con la prohibición de los perturbadores endocrinos en las empresas europeas», criticando que la Comisión privilegiara los intereses económicos de la industria química antes que el interés general.

Indignación

Un perturbador endocrino estará por lo tanto definido en la UE como una sustancia que tiene efectos no deseados en la salud humana y que actúa en el sistema hormonal, y cuyo vínculo está probado, explicó en conferencia de prensa el comisario europeo de Salud, Vytanis Andriukaitis.

Las sustancias nocivas identificadas sobre la base de estos criterios serán prohibidas, salvo en caso de exposición insignificante en el caso de los pesticidas.

Los «criterios estrictos» propuestos «basados en la ciencia, (…) harán del sistema reglamentario de la UE el primero en el mundo en definir esos criterios científicos desde el punto de vista legislativo», se ufanó en un comunicado el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

La propuesta aún debe ser avalada por los Estados miembros. También será presentada al final del proceso comunitario al Parlamento Europeo.

Pero lejos de acallar las críticas, los anuncios de la Comisión que hacen sólo referencia a los humanos provocó indignación de parte de las organizaciones de defensa del medio ambiente.

«Es desastroso», reaccionó inmediatamente Lisette Van Vliet, de la Alianza Salud y Medio Ambiente (HEAL), que reagrupa a 70 ONG.

«Normalmente se mira no sólo todas las pruebas halladas en los humanos sino también lo que pasa en los animales, en un roedor de laboratorio o en la naturaleza», recordó Van Vliet.

«Se eliminó toda posibilidad de hacer lo que hacemos desde hace décadas en la gestión de los productos químicos tóxicos», se alarmó.

Para ella como para la eurodiputada de los Verdes, Michèle Rivasi, esta definición hace de los humanos «conejillos de indias».

Para Vito Buonsante de ClientEarth, abogado especialista en temas de medio ambiente, las propuestas de Bruselas rebajan el grado de protección de los consumidores y coloca la búsqueda de una prueba en un nivel «casi imposible» de alcanzar.

La industria química europea también reaccionó con decepción al anuncio de la Comisión, pero por otras razones.

La asociación europea de la industria fitosanitaria (ECPA), que cuenta entre sus miembros a empresas como BASF, Bayer, Dow AgroSciences, Syngenta o Monsanto, estimó en un comunicado que los criterios no hacen la distinción «entre las sustancias que son realmente nocivas y las otras que no plantean ninguna amenaza».

«Esto podría llevar a la prohibición de pesticidas con las mismas propiedades de perturbadores endocrinos que se encuentran en productos de la vida diaria como el café», lamentó Jean-Charles Bocquet, director general de la ECPA.

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